Que había ganas de flamenco lo demostraba a las claras la larga cola que daba la vuelta al centro de La Merced, buena parte de la cual hubo de quedarse fuera. Lo que no queda tan claro es que hubiera ganas de Navidad. La cantaora Anabel Rivera lo dijo nada más salir a escena, que la gente tenía cara de jurado de concurso televisivo, y lo repitió más de una vez. Será que es demasiado pronto para villancicos, que el tiempo andaba desapacible o que España había caído ante Marruecos en el Mundial, pero lo cierto es que el respetable estaba frío tirando a pétreo.

 

Quizá haya que decir también que La Merced, consolidado como nuevo contenedor flamenco de la capital gaditana, no es el edificio más acogedor del mundo, por no hablar del modo en que penetran sus muros los ladridos de los perros del barrio de Santa María.  

 

Con todo, el cartel de la noche invitaba al optimismo: tres cantaoras bien conocidas por la afición que llevan ya algunos años espigando por estas fechas en la tradición local –y también entre las creaciones recientes– cantes que vayan un poco más allá de los repertorios más transitados de las zambombás flamencas. Letras de Parrilla de Jerez, Antonio Murciano o Alfonso de Gaspar, entre otros, vendrían así a demostrar que hay algo más que peces en el río y coronas de espinas en el espectro del villancico jondo. 

 

Con una notable sobriedad escénica, saltaron a las tablas la arcense Ana Gómez, la jerezana Melchora Ortega y la gaditana Anabel Rivera. Aunque las identidades cantaoras de la provincia son fuertes, resulta siempre interesante dejar que unas se acerquen a otras, se impregnen y enriquezcan mutuamente. Arrancaron con una pieza de las muy conocidas, el villancico del Gloria, para pasar a Calle San Francisco, letra popular muy frecuentada por los flamencos jerezanos. Le siguió una composición del joven compositor chiclanero Juan José Alba, que cayó como un guante en la garganta, siempre flamenca pero con su punto pop, de Anabel Rivera.

 

 

«A pesar de la gélida recepción, quedó la sensación de que tres cantaoras honestas hicieron su trabajo con buena nota y demostraron que hay flamenco navideño más allá de las tres letras convencionales»

 

 

El hielo no acababa de deshacerse a pesar de los esfuerzos de Melchora Ortega por jalear al personal. Ana Gómez, la gran promesa del flamenco de la Sierra gaditana, desplegó su conocido torrente vocal por tangos morunos con Las tres hojas de Federico García Lorca, mientras que la propia Melchora tiraba de bulerías de Jerez para hacer Que se levante el aire de Coral de los Reyes.  

 

Entre el leru leru de Manuel de la Momi y el tron tron tron por bulerías de Cádiz, pasando por la estrella de Oriente que cayó allá encima de un limonero, se fue consumiendo la noche, estrictamente cronometrada por orden gubernativa. Melchora, inasequible al desaliento, hizo un penúltimo intento por levantar al público, más bien escarchado hasta el final, y solo le faltó pasar una bandeja de pestiños para ver si se endulzaba el patio de butacas.

 

Lo intentaron finalmente por bulerías, para rematar con la Carita divina que popularizara Raya Real hace ya algunos años, y que escucharemos muchas veces de aquí a la Noche de Reyes. A pesar de la gélida recepción, quedó la sensación de que tres cantaoras honestas hicieron su trabajo con buena nota y demostraron que hay flamenco navideño más allá de las tres letras convencionales. 

 

 

Ficha artística

Cantes de Nochebuena
Ciclo Villancicos Flamencos
Centro Municipal La Merced de Cádiz
6 de diciembre 
Cante: Ana Gomez, Melchora Ortega, Anabel Rivera
Guitarra: Javier Ibáñez
Percusión: Jose Prieto