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Ana la Yiya, presente y futuro del flamenco

La cantaora morisca trajo el verdadero cante jondo a Villanueva del Ariscal, una de las poblaciones sevillanas con mayor tradición flamenca. «Tiene la voz en su punto, al rojo vivo de la fragua. Los ayes llegan a las últimas filas».


Llévate algo de abrigo, que la noche viene fresquita. A dónde me llevas. A Villanueva del Ariscal, una pequeña población en la comarca sevillana del Aljarafe. De allí es Márquez el Zapatero, uno de los decanos del cante. El último maestro viviente de la soleá de Triana. Veo que estás puesto en esto de lo jondo. Yo que pensaba que venías conmigo por sus famosos vinos y su mosto. Te digo dos cosas: yo no bebo, como dice La Yiya. Que lo de los vinos me lo ha dicho Antonio. Y, además, a mí me ha dicho Márquez que el mosto solo está bueno de la Purísima palante. Mira, vamos a entrar en la peña, a tomarnos algo…

 

«Guapa, flamenca, qué arte, le arrojan las ariscaleñas. El arte es morirte de frío. Estás sembrá»

 

La Peña Flamenca La Solera rebosa de afición y buenos caldos. En sus barricas imaginarias el cante viejo se refresca con gargantas jóvenes que nunca pierden de vista la cepa centenaria. A esa juventud dedicó La Yiya su actuación. Porque vosotros sois el futuro. Ana María Ramírez Limones (La Puebla de Cazalla, Sevilla, 1983) culmina la metáfora en su propia figura. Combina la frescura de su lozanía con el sabor añejo de los que la precedieron en el cante rancio y duro de su pueblo. Soy una cantaora clásica, así me considero. Por eso voy a cantar por soleá. Vaya si lo hizo. Se pegó casi trece minutos echando sangre por la boca. Nos llevó por Alcalá de la mano de la primera y la segunda de Joaquín el de la Paula. Hasta el mismo puente de Triana, donde nos esperaba Mercedes La Serneta:

 

A qué tanto llover,
si a mí me duelen las manos
de sembrar y no recoger.

 

 

Y así, como queriendo rendir honores al maestro Márquez, ausente en esta ocasión, se paró en el Altozano para saludar a Pinea, el otro zapatero de Triana. Y de allí, a la calle Castilla. Los oles se sentían desde Villanueva cuando Antonio el Arenero y el Machango invitaron a Antonio Gámez a que los acompañara a la guitarra. Nunca oí tantas falsetas distintas en una soleá. Es un toque risueño, que invita a la complicidad y a la satisfacción. Cuando acabaron de recorrer los cuatro puntalitos de Triana, y antes de encontrarse en Trianilla con Paco Taranto, llegó desde la Puebla el maestro Diego Clavel:

 

Mira que si das te honra,
y al que píe se le sale
el corazón por la boca.

 

Recital de La Yiya. Al toque, Antonio Gámez. Casa de la Cultura, Villanueva del Ariscal (Sevilla). Foto: perezventana

 

«Tiene la voz en su punto, al rojo vivo de la fragua. Los ayes llegan a las últimas filas con la letra del Mellizo. Y la emoción sube de vueltas cuando se acuerda de Antonio Mairena»

 

Igualmente, por seguiriyas. Ya que está el toro en la plaza, no lo vamos a dejar sin torear, dice la cantaora morisca. Tiene la voz en su punto, al rojo vivo de la fragua. Los ayes llegan a las últimas filas con la letra del Mellizo engarzada magistralmente en la melodía de Tío José de Paula. Y la emoción sube de vueltas cuando se acuerda de Antonio Mairena, para acabar en Sanlúcar de la mano del Tuerto de la Peña:

 

Toítos los faluchos
entran por bahía,
tan solamente donde viene mi pare,
que entrar no podía.

 

Tan solo con estas dos madres del cante hubiera bastado para justificar la celebración de las fiestas patronales de Santiago en octubre. Agradezco vuestra valentía por haber venido aquí con la que está cayendo. Guapa, flamenca, qué arte, le arrojan las ariscaleñas. El arte es morirte de frío. Estás sembrá. Antes de eso abrió la lata con los tientos de Francisco Moreno Galván para engancharse al carro de los tangos. Pastora, Camarón y la Perla de Cádiz se detuvieron una vez más en Triana, en casa de Remedios Amaya. Allí estaba Diego Carrasco, que le había traído un precioso regalo en forma de Nana de colores:

 

Rojo, blanco, añil, violeta y negro,
rosa, verde, azul, canela y fuego.

 

 

Y acordándonos del gran Miguel Vargas, recibimos como un bálsamo la mariana con la puerta entornada y las llaves sonando. Tenías que haber visto salir al personal canturreando los cuplés de Antonio Machín por bulerías. Sí, por Utrera, con el Perrate y la Fernanda. Ay, qué mala memoria tienes, pero qué mala memoria.

 

Ficha artística

Espectáculo: Recital de cante de Ana la Yiya
Ciclo: Fiestas patronales
Lugar y fecha: Casa de la Cultura, Villanueva del Ariscal, Sevilla. 17/10/2020
Al cante: Ana la Yiya
Al toque: Antonio Gámez

 

Recital de La Yiya. Al toque, Antonio Gámez. Casa de la Cultura, Villanueva del Ariscal (Sevilla). Foto: perezventana

 

Recital de La Yiya. Al toque, Antonio Gámez. Casa de la Cultura, Villanueva del Ariscal (Sevilla). Foto: perezventana

 

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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