Que una de las cunas del flamenco como es Cádiz llevara años sin un ciclo estival dedicado a este arte es un misterio digno de esos programas de televisión que hablan de esoterismo con tono enfático y los platós a media luz. Que haya nacido, en este año de vacunación masiva y desescalada pandémica, un nuevo programa dispuesto a corregir esa imperdonable carencia es una noticia que merecería abrir portadas en la prensa local, porque falta hacía: para los artistas, tan castigados por la situación del último año y medio, y también los aficionados, cuyas almas encuentran en el arte vivo un alimento de primera necesidad.

En la estela de los Jueves Flamencos del llorado Antonio Benítez, que llenaron de magia los veranos gaditanos entre los años 80 y 90, el jueves 15 de julio se estrenaba en el Baluarte de la Candelaria este Cádiz Flamenco capitaneado por Curro Velázquez-Gaztelu, al que solo cabe desear una larga y feliz andadura. Cierto es que la primera noche no fue del todo propicia: a la desagradable levantera se sumó algún problema de seguridad que retrasó la entrada del público una hora, y de paso la Covid-19 hizo de las suyas y obligó a modificar el cartel, privándonos del gusto de oír a la anunciada Lela Soto. Pero ninguno de estos imprevistos mermó las ganas de flamenco entre los asistentes.

 

 

El reemplazo de Soto vino desde Chiclana, tierra cantaora que vive en estos tiempos una particular efervescencia con gente tan interesante como Rancapino Chico, Esmeralda Rancapino, Antonio El Pulga o Antonio Reyes. Hermana de este último, y por tanto emparentada con Roque Montoya, Jarrito, y José Cortés, Pansequito, es Remedios Reyes. Una artista que se inició como bailaora en las filas de Sara Baras y Manuel Morao, pero que posee excelentes facultades vocales y anoche demostró que está en condiciones de defender con solvencia un repertorio variado.

Bien afinada, con unos agudos limpios, inició su recital por soleá para zambullirse acto seguido en los tangos de la Repompa, un paseo por Jerez en clave de seguiriya y una buena tanda de fandangos, todo ello acompañado con mimo por la sonanta de Nono Reyes. Concluyó la chiclanera metiendo por bulerías el Torbellino de colores de Lola Flores y mostrando algunas pinceladas de su faceta bailaora, a la que por suerte nunca ha renunciado del todo.

 

«Bien afinada, con unos agudos limpios, Remedios Reyes inició su recital por soleá para zambullirse acto seguido en los tangos de la Repompa, un paseo por Jerez en clave de seguiriya y una buena tanda de fandangos, todo ello con la sonanta de Nono Reyes»

 

La gala conducida por la periodista Tamara García continuó con Carmen de la Jara, que jugaba en casa. Artista de marcadísima personalidad, esta viñera se ha movido siempre entre dos fuerzas: su condición de depositaria de la tradición de los cantes gaditanos, dignidad que asume junto a unas pocas voces más tras la desaparición de Chano Lobato y Marianita Cornejo, y su curiosidad por adentrarse en territorios extraflamencos, que la han llevado a interpretar a Falla y a Lorca como a Gardel y Piazzolla.

Cantora y cantaora, como la definiera Fernando Quiñones –quien escribió varias letras para ella–, Carmen de la Jara empezó demostrando su versatilidad con los caracoles de Chacón, para pasar a La rosa del penal que engarzó de maravilla con esa otra rosa, la del pasodoble de la comparsa Capricho Andaluz (1973) de Antonio Martín que ya es un himno gaditano. Bien escoltada por ese corredor de fondo que es Antonio Carrión, espléndido en la seguiriya, la gaditana desgranó tientos-tangos, bulerías y fandangos antes de despedirse con sus paisanos puestos en pie.

 

 

De la cabeza de cartel, María Terremoto, poco podemos añadir de lo dicho la última vez que la vimos y oímos en Sevilla, en estado de buena esperanza y con una proyección imparable: que a pesar de su juventud es ya figura, que fuerza y talento le sobran, y que la única incógnita es hacia dónde dirigirá esa energía desbordante, en qué dirección querrá ser propulsada. Su porvenir no es, pues, una cuestión de facultades, sino de estrategia artística, y será muy interesante ver qué caminos elige.

Pero estamos en el presente, en el aquí y el ahora, y de momento la nieta de Terremoto de Jerez e hija de Fernando Terremoto domina el escenario, compartido para la ocasión con Nono Jero a las seis cuerdas. Se desenvuelve a la perfección en todos los palos que toca –soleá, tangos, hasta llegar a la bulería, su santo y seña– e incluso se ha dejado ver alguna vez haciendo sus pinitos en el soul, para perplejidad de algún veterano crítico: lo que le echen, vaya.

Al público del Baluarte de Candelaria todo le supo a gloria, y hasta logró olvidarse por un rato de la dichosa levantera. Ahora toca seguir con la reconquista flamenca de Cádiz, que fácil no será, pero sí ineludible.

 

Ficha artística

Ciclo ‘Cádiz Flamenco’
Baluarte de Candelaria. Cádiz, 15 de julio de 2021
Cante: María Terremoto, Carmen de la Jara, Remedios Reyes
Guitarras: Nono Jero, Antonio Carrión, Nono Reyes
Palmas: Diego Montoya y Manuel Vinaza