Verde, que te quiero verde, Canales
La 19ª edición del Festival Al Gurugú (Arahal, Sevilla) va a distinguir al bailaor y coreógrafo trianero Antonio Canales y estoy contento. Canales en mi pueblo, ahí queda eso.
Me cabe el honor de ser quien puso en marcha Al Gurugú, el festival flamenco de Arahal (Sevilla). No sé si lo he contado alguna vez, seguramente no, pero una mañana me llamó un técnico de Cultura del Ayuntamiento de Arahal, Fran Romo, para citarme y hablarme del proyecto de crear un festival en ese pueblo de la campiña sevillana. Puse, creo, una condición: que inauguráramos una nueva forma de festival flamenco de verano, haciéndolo en varios días, con un concierto por día y actividades paralelas: conferencias, exposiciones y mesas redondas. Hoy es el modelo que impera, que me gusta porque el viejo formato está caduco y trasnochado, nunca mejor dicho. Recuerdo que puse otra condición: que no hubiera bar en los recintos, y así se hizo. Muchos aficionados del pueblo no estuvieron de acuerdo, pero se acabó aceptando y creo que fue una buena aportación.
Propuse la creación de un galardón que reconociera la labor de artistas y flamencólogos, y creo que fue José Manuel Gamboa quien le puso el nombre: Verde, que te quiero verde, en clara alusión al verdeo. Con esta distinción se reconoció a figuras como Juan Valderrama, Enrique Morente, Manolo Sanlúcar, Félix Grande, Antonio Murciano o José Blas Vega, entre otras, por no hacer la lista interminable. Todo esto, el nuevo formato y las distinciones, ayudaron a que el festival, creado en honor a la Niña de los Peines –que lo sepan las que me tildan de machista–, se convirtiera en solo tres o cuatro ediciones en una cita de referencia para el mundo del flamenco.
«El galardón a Antonio Canales es un orgullo para mí. Canales, en el lugar donde nacieron mis antepasados más remotos, mis padres, mis hermanos y yo. Felicidades, maestro»
Para apartarme de la dirección del festival, cuando ya caminaba solo y estaba en todo lo alto, quisieron darme el galardón Verde, que te quiero verde, compartido con José Manuel Gamboa, y lo rechacé. Fue una manera muy ruin de quitarme de en medio y por eso decliné el homenaje. Por eso y porque no podía aceptar la distinción en un festival que yo había creado y dirigido durante años. Cuestión de ética y dignidad. Es más, nunca aceptaría ese trofeo, por si se les pasara por la cabeza volver a ofrecérmelo, a pesar de que sea una estatuilla de la Niña de los Peines, cantaora a la que adoro sin fisuras. Y que tiene un monumento en el pueblo, y un museo, porque luché por eso en aquellos primeros años del festival.
Este año, en la decimonovena edición del festival, el Ayuntamiento de Arahal y la Peña Flamenca Niña de los Peines le van a dar la distinción al bailaor y coreógrafo trianero Antonio Canales. Será el 20 de junio en el Teatro Municipal de Arahal. Y estoy contento. Canales en mi pueblo, ahí queda eso. En el lugar donde nacieron mis antepasados más remotos, mis padres, mis hermanos y yo. Un orgullo para mí, que amo a mi pueblo por encima de la política y las puñaladas traperas de la vida. Felicidades, maestro.