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Sesenta años sin Vallejo - Archivo Expoflamenco
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Sesenta años sin Vallejo

El 7 de agosto de 2020 se cumplen sesenta años de la muerte de un genio del cante flamenco, Manuel Vallejo. Nació en 1891 junto a la Alameda de Hércules y el barrio de La Feria. Una zona y una época fundamentales del flamenco. Por eso cantaba como cantaba y llegó a ser uno de los genios de su tiempo.


El 7 de agosto de 2020 se cumplen sesenta años de la muerte de un genio del cante flamenco, Manuel Jiménez y Martínez de Pinillos, que hizo universal el sobrenombre artístico de Manuel Vallejo. Nació en 1891 en una estrecha callejuela de la calle San Luis, Padilla, en el barrio sevillano de San Marcos, una de las zonas más flamencas de Sevilla, cercana al barrio de La Feria y, por tanto, a la Alameda de Hércules. Cuando Vallejo nació, cerca de su casa, en la calle Palomas, vivían Ramón el Ollero, Paco el Sanluqueño y Antonio Frijones. La Niña de los Peines tenía solo dieciocho meses y residía en la Puerta Osario, donde tres años más tarde nacería su hermano Tomás. Ya vivía en Sevilla, por la Alameda, don Antonio Chacón y seis años antes, el padre de la Rubia de Málaga había matado al célebre Canario de Álora en la Nevería de El Chino, que El Burrero utilizaba como café de verano y que estuvo junto al puente de Triana. Andaban por la Alameda las bailaoras Juana la Macarrona, La Malena, Concha la Carbonera, las hermanas Antúnez y las Coquineras del Puerto. El cantaor Paco la Luz vivía también en esta popular calle junto a sus hijas, La Serrana y La Sordita, y en la calle Lumbreras, donde años después nacería Caracol, residían los Triano de Écija, una familia de guitarristas.

 

«Manuel Vallejo y la Niña de los Peines cantaban de una manera muy parecida, con sus matices: en la forma de cuadrar el cante, el aire, el compás, la musicalidad y la gracia»

 

O sea, que Vallejo vino a nacer en una zona y una época fundamentales del flamenco, por eso cantaba como cantaba y llegó a ser uno de los genios de su tiempo. Su cante sabía a Sevilla. Antonio Mairena solía decir que la pureza era, entre otras cosas, el sabor al paisaje, y el cante de don Manuel sabía a esa zona de Sevilla y a esa época, como el de Manolito de María sabía a Alcalá de Guadaíra y el de Joselero a Morón. Si se han fijado alguna vez, Vallejo y la Niña de los Peines cantaban de una manera muy parecida, con sus matices: en la forma de cuadrar el cante, el aire, el compás, la musicalidad y la gracia. También el Niño Medina, algo mayor que ellos, pero poco. Medina llegó a la Alameda de Hércules, siendo un niño prodigio del cante, cuando Vallejo y Pastora empezaban a dar sus primeros pasos. Crecieron en un mismo ambiente y aprendieron de unos mismos maestros, luego no podían ser muy distintos. Cada uno tenía su sello, pero en lo esencial, en lo básico, eran tres intérpretes de una misma escuela, la sevillana. No tardarían en llegar La Moreno y Manuel Torres, entre otros y otras, convirtiendo la Alameda en el centro flamenco del mundo, sin olvidar las influencias de Jerez, Cádiz y Málaga.

La escuela de Sevilla no se podría entender sin estas tierras, aunque pocas veces se haya analizado este hecho. En el fandango, por ejemplo, estilo que revolucionó Vallejo, tuvieron una enorme influencia en Sevilla los onubenses Pepe Rebollo y Antonio Rengel, que podemos comprobar escuchando a tres puntales sevillanos de este estilo, como fueron Pepe Pinto, El Carbonerillo y Manolo Caracol. Se unió a este trío el Niño de Marchena y algo más tarde el Niño Gloria y El Sevillano, dos genios también. Vallejo, además, se aficionó a frecuentar Triana siendo muy joven, donde pudo alcanzar a Manuel Cagancho, que murió en 1913. Él y Tomás Pavón eran visitantes asiduos a esta casa cantaora, y aunque no se parecían mucho cantando, eran de una misma edad –Tomás dos años más joven– y vivieron también un mismo ambiente. Los dos hicieron los cantes de Triana por seguiriyas, por ejemplo.

Si a la hora de analizar el legado de los cantaores tuviéramos en cuenta estas cuestiones, dónde nacieron, por dónde se movieron y qué influencias pudieron tener, llegaríamos a conclusiones interesantes. Pero si lo que les gusta es solo disfrutar del cante, sin más, Manuel Vallejo nos dejó una obra discográfica impresionante. Gocen con ella.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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