– Abuelo, ¿dónde te vas este año de vacaciones?
– Este año a Cádiz, la tierra de la gracia, el compás y la buena vida.

– Ya estamos con los tópicos, abuelo.
– Ya sé que tú eres más de Andorra, y no lo digo por la evasión de capitales, pero la sal está en Cádiz. Voy a aprovechar unos días en La Tacita para acabar de investigar sobre Rosario Monge La Mejorana, la mejor bailaora del siglo XIX. La madre de Pastora Imperio, ahí es nada. Sin ella, las bailaoras de Sevilla no moverían los brazos como lo hacen hoy.

– ¿Y qué sabes de ella? Porque apenas se sabe nada de su origen familiar, ni de sus años de mozuela.
– Mucho, Manolillo. ¿Sabías que cuando llegó a Sevilla, a principios de los ochenta del XIX, para revolucionar los cafés de Silverio y El Burrero, era viuda? Pues ya lo sabes. No la deshonró el sastre de toreros, como se ha dicho, porque se había casado siendo menor de edad con un gitanito del Puerto de Santa María, con un carnicero, del que quedó viuda. Voló pronto de Cádiz.

– ¡Notición, abuelo! Pero dicen que el sastre sevillano, don Víctor Rojas Teresa, era un galán. ¿Es verdad?
– Lo era, sí. Un tío bien plantado, guapo como él solo. Y como La Mejorana era también una belleza, así salió la hija, que volvió locos a muchos hombres con sus ojos verdes y una caída de pestañas mejor que la de Greta Garbo.

«Fíjate cómo sería El Mellizo que los dos cantaores más grandes, Chacón y Manuel Torres, se miraron en su espejo. Nadie pasa a la posteridad por capricho del destino»

– ¿Por qué el sastre no se casó con La Mejorana?
– ¿Quién te ha dicho eso? Claro que se casó con ella, aunque ya mayores los dos. Lo que pasó es que ella era casada, luego viuda joven, y que él había tenido ya descendencia con otra mujer antes de enamorarse de La Mejorana. La vida de esta mujer es para llevarla al cine.

– ¿El Caoba era de Cádiz, abuelo?
– Claro que era de Cádiz. José Rafael Ortega Cepeda, hijo de José Ortega López, un hermano del Nitri que era del Puerto, como Tomás. Infancia dura la del Caoba. Su partida de nacimiento tiene menos detalles que la de Chacón, que ya es decir. Pero dicen que cantaba muy bien, que crujía por seguiriyas. Ten en cuenta que era sobrino-nieto del Fillo, nieto de su hermano Andrés, el padre del Nitri. Esa familia era seguiriyera.

– Pero el Nitri era del Puerto, ¿no?
– Del Puerto pero criado en Cádiz, en los pechos de Andrés el Loro, de Curro Durse, El Mellizo y los Ortega. Y con mucho apego a Jerez y Triana. Su hermano Francisco vivió años en Triana y alguna visita le haría. Vecino, por cierto, de Curro Puya, Diego el Lebrijano y los Pelaos. Y de Frasco el Colorao, que según Rafael Pareja era su maestro. Sin olvidar su vinculación con la familia del Planeta, en Málaga, por donde estuvo también. El Nitri era un gitano errante, un alma viajera.

– ¿Qué otros artistas te interesan de Cádiz, de los primitivos?
– El Mellizo me interesa mucho, porque siendo un gitano matarife que apenas salió de Cádiz, cambió cosas y creó un estilo. Fíjate cómo sería, que los dos cantaores más grandes, Chacón y Manuel Torres, se miraron en su espejo. Nadie pasa a la posteridad por capricho del destino, sino porque aporta cosas. El Mellizo fue un creador y por eso se sigue hablando de él más de un siglo después de su muerte, no porque fuera un maestro descuartizando terneras o amarrando tripas.

– Abuelo, me quedo turulato. Te vas a Cádiz a remojarte los pies en la playa de la Victoria y te pones a desempolvar legajos. No tienes arreglo.
– Esto es una enfermedad, Manolillo.