Cuando decidí ser crítico de flamenco me prometí a mí mismo que iría por derecho en esta labor y que tendría siempre un criterio personal e insobornable. ¿El precio? Que las instituciones públicas, gobierne quien gobierne, no me den ni agua. Se van a cumplir diez años de lo del nombramiento del flamenco como Patrimonio de la Humanidad y, como saben, se dan charlas y se hacen cientos de actos por toda Andalucía.

A mí jamás me han dado nada. Ni en mi pueblo, Arahal. Da igual quién mande, el PP, el PSOE o IU. En el Partido Socialista me intentaron comprar hace muchos años ofreciéndome un trabajo en la Junta y otro a mi exmujer. El que me los ofreció era un socialista corrupto que asesoraba a la Junta en materia de flamenco. ¿Saben lo que hice una semana más tarde de tal indignidad? Denunciar los chanchullos de este señor en El Correo de Andalucía.

Desde que empezó la pandemia, en marzo, me han suspendido diez o doce charlas y presentaciones de festivales. O sea, mis ingresos, como autónomo, se han visto reducidos al 60 % menos que años atrás, pero pago lo mismo: hipoteca, autónomo, luz, agua, internet, supermercado… ¿A alguien le importa esto? Como no soy artista, solo un crítico de flamenco y un humilde plumilla, a nadie. Y no me he quejado en todos estos meses, porque mis problemas son míos y de nadie más. Yo a los amigos los quiero para ver qué puedo hacer por ellos y no para explotarlos.

«No se preocupen, que estoy bien. Trabajo catorce horas diarias para El Correo y ExpoFlamenco, y como no consumo coca ni tengo querida, me voy apañando. Sigo vivo y trabajando. Y diciendo cada día lo que me da la gana»

Las instituciones públicas, o sea, las que funcionan con nuestros impuestos, deberían tener en cuenta en tiempos de crisis a los que vivimos de esto, desde luego antes de a quienes tienen la vida resuelta o medio resuelta. Pero no es así, solo tienen en cuenta que sean del partido, simpatizantes o del perol. Les importa un carajo que te pudras o te mueras de hambre. O estás con nosotros o que te den por el culo. Así funciona esto. Así funciona el Partido Socialista en la Junta, la Diputación Provincial y los Ayuntamientos. Es la mafia y con la mafia no se juega. Y el PP va por el mismo camino en Andalucía.

Con la Diputación de Sevilla ando mosqueado porque se me han caído dos conferencias y ninguna ha sido por el virus de los cojones. No ahondo más en este asunto porque estoy intentando averiguar qué ha pasado de verdad. Pero si averiguo la verdad y es lo que sospecho, tendrán grandes dolores de cabeza. La última charla que di con ellos fue en un pueblo de Sevilla, Castilleja del Campo, al que me mandaron a hablar de Paco de Lucía a las siete de la tarde, sin cantaor y sin guitarrista. No fue nadie y me tuve que volver a casa con los bártulos: un proyector y una pantalla. No pusieron ni un cartel en el pueblo.

Cuesta sangre, sudor y lágrimas ser independiente y tener criterio en esto del flamenco. Les podría contar cientos de casos sangrantes en los cuarenta años que llevo metido en esto de la crítica o el periodismo flamenco, como quieran. Nadie o muy pocos me han llamado a ver cómo lo llevo, si como, duermo o me puedo duchar. Solo los amigos de verdad y algún que otro artista. Pues sí, no se preocupen que estoy bien porque trabajo catorce horas diarias para El Correo y ExpoFlamenco, y como no consumo coca ni tengo querida, me voy apañando. Sigo vivo y trabajando. Y diciendo cada día lo que me da la gana.