¿Por qué soy caracolero?
Soy de Manolo Caracol, sí, y lo soy porque su voz se me mete en el alma y no me hace pensar en nada que no sea refregármela por la piel hasta hacerme sangre.
No me gustan mucho las etiquetas cuando me las ponen los demás. Soy caracolero. Sí, admirador de aquel genio que fue don Manuel Ortega Juárez, apodado Caracol por su padre, el señor don Manuel Ortega Fernández, hijo de José el Águila y nieto, por tanto, de Enrique Ortega Díaz El Gordo. Esto por línea paterna. Por la materna tuvo un tatarabuelo que hizo historia, el Planeta de Cádiz. Pero no adoro a Caracol por su linaje, sino por cómo cantaba. Sencillamente por eso. Por lo mismo que adoro a Enrique Morente y no había una dinastía artística familiar por detrás.
Cuando me preguntan la diferencia entre Caracol y Mairena, siempre respondo lo mismo: que Caracol nació con el don y Mairena, con la afición. El primero fue un genio y el otro, don Antonio, un cantaor que se hizo a base de años y que solo llegó a ser una primera figura cuando su amigo Ricardo Molina decidió darle la Llave del Cante porque sí, porque era su íntimo amigo y, además, le gustaba cómo cantaba. Creó un concurso a su medida, puso un jurado de amiguetes y convirtió a Mairena en el amo del cante en una época en la que unos se habían muerto, como Tomás y Vallejo, y otros andaban exprimiendo el don para seguir acumulando fortuna.
«Me hace gracia cuando dicen que Caracol no tiene una buena obra discográfica, porque es desordenada. ¿Desde cuándo un artista debe tener una obra ordenada?»
Caracol fue el genio y Mairena, el maestro enciclopédico. El sevillano jamás quiso enseñar, solo cantaba como no ha cantado casi nadie. El de Mairena del Alcor se empeñó en decirles a todos cómo había que cantar y hasta en quién había que creer o no creer. ¿Y por qué fue un genio Caracol? Es imposible explicar esto en un artículo. ¿Han escuchado cómo cantaba ya con 21 años, cuando grabó sus primeros discos de pizarra? ¿Y han escuchado los primeros discos de Mairena? Eran de la misma edad y la diferencia era abismal en esos años.
Me hace mucha gracia cuando dicen que Caracol no tiene una buena obra discográfica, porque es desordenada. Y ponen como ejemplo de obra ordenada la de Antonio Mairena. ¿Desde cuándo un artista tiene que tener una obra ordenada? Y puestos a hablar de esto, ¿qué me dicen de obras como las de Manuel Vallejo y la Niña de los Peines, ahora que han sido reeditados sus cantes? ¿Son una buena antología de estilos o no? Habría que reunir también en un estuche la de Manolo Caracol, que es la obra de un genio del cante, para los que dicen que era un cantaor genial, pero sin cabeza.
¿Quién piensa en el orden cuando escucha a Caracol? Yo no, desde luego. Ni siquiera cuando escucho a Mairena. De hecho, lo que más me gusta de Antonio Cruz García son sus cantes en vivo, en reuniones, porque no estaba tan pendiente del orden y la frialdad del academicismo.
Soy caracolero, sí, y lo soy porque su voz se me mete en el alma y no me hace pensar en nada que no sea refregármela por la piel hasta hacerme sangre.