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El corazón partío

La Susi se ha ido muy joven, con apenas 64 años. Será difícil que caiga en el olvido porque deja una buena discografía. Brilló siempre con luz propia en los tangos, las bulerías, las alegrías y los fandangos.


Cuando se muere un artista flamenco, se muere siempre algo de todos nosotros. El cante está construido con nuestra sangre, la de los andaluces, con el carácter de nuestra tierra, nuestras penas y alegrías. Hoy pasé un mal rato cuando un amigo me dio la noticia, porque llevaba más de cuarenta años escuchando y viendo bailar a Encarnación Amador Santiago La Susi, que nos ha dejado hoy víctima de una enfermedad con la que no ha podido. Y mira que era una luchadora, pero ni así. Hace unos días ponía un cedé suyo en el equipo de música y cómo me iba a imaginar que le quedaban horas de vida. Pero la vida tiene estas cosas.

 

«En los ochenta muy pocas artistas del cante querían salir detrás de ella porque liaba la marimorena en los festivales. Tenía ese don de conectar rápido con el público»

 

Como cantaora, la Susi era larga. Un día me llamó la atención en Tomares porque dije por la radio que era muy buena festera. “Soy más que eso, Manué”, me dijo con aquella voz que hasta hablando era un caramelo gitano. Y llevaba razón. Aquel mismo día hablamos de los cantes mineros y sabía mucho de ellos y de sus mejores intérpretes. Le encantaban. En realidad le gustaban todos los palos, pero brilló siempre con luz propia en los tangos, las bulerías, las alegrías y los fandangos. Cantaba y bailaba de una manera muy personal y tenía carisma, sobre todo entre los gitanos.

En los ochenta muy pocas artistas del cante querían salir detrás de ella porque liaba la marimorena en los festivales, revolucionando al público. Tenía ese don que no tenían muchas de la época, el de conectar rápido con el público. Y cuando sacaba un disco enseguida se escuchaban sus cantes, los más pegadizos, por todas partes. Hasta en las discotecas. La Susi era mucha Susi. Camaronera, aunque con su propio sello, una voz inconfundible, un timbre muy particular.

Se ha ido muy joven, con apenas 64 años. Será difícil que caiga en el olvido porque deja una buena discografía y no solo con temas comerciales, sino con palos muy serios en su voz. Descanse en paz.

 

La Susi, en el homenaje a Carmelilla Montoya. Fibes Sevilla, diciembre 2019. Foto: perezventana

 

 

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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