Dijo hace unos días Antonio Zoido Naranjo, director de la Bienal de Flamenco, que algunos artistas no venían al festival sevillano “por miedo a la crítica”. Me consta que algún caso se ha dado, así que no mentía Zoido. Muy poca seguridad en sí mismo tiene que tener un artista si renuncia a presentar un espectáculo en el mejor festival flamenco del mundo, o eso al menos es lo que se dice. Sé que hay artistas que entienden que la crítica de Sevilla no está muy preparada para juzgar un espectáculo tal y como se montan hoy en día. Pues que lo digan abiertamente, con libertad, sin miedo alguno. Yo digo que hay artistas que no están preparados para actuar en la Bienal y que vienen porque han movido los hilos a través de amistades influyentes o partidos políticos. Si hablamos claro de una vez por todas, creo que nos irá mejor a todos.

Recuerdo, por ejemplo, cuando en una edición de la Bienal le impusieron a José Luis Ortiz Nuevo que le diera el Teatro de la Maestranza a Chiquetete porque había cantado en la campaña electoral del Partido Andalucista, al que pertenecía el director de Archidona. ¿Creen que ha pasado solo esa vez? No, pasa en cada edición. Ves el programa y enseguida sabes quién viene enchufado o recomendado. Y a todo esto, hay artistas que tienen que ponerle velas al Gran Poder para que les den un escenario, como el bailaor El Junco o la cantaora malagueña Antonia Contreras. Hay críticos de determinados medios que deciden quién actúa o no en la Bienal y luego hacen hasta la crítica. Es la degeneración de la crítica flamenca, así que no me extraña que haya artistas que prefieran estrenar en Jerez o en Nimes, en vez de en Sevilla.

«En el momento que hay una crítica independiente, no militante, surgen los problemas con los artistas. Con los mediocres, porque a Paco de Lucía lo criticaron algunas veces en la Bienal y jamás dijo que le daba miedo la crítica»

El artista que le tenga miedo a la crítica no puede llamarse artista. ¿Saben lo que dijo una vez Antonio Mairena? “Dichosa la hora en que los artistas flamencos tenemos derecho a críticas, porque antes, ni eso”. Era inteligente, sin duda. Pero luego, los críticos mairenistas les leían las críticas antes de publicarlas para que el maestro les diera el visto bueno. Y si algún crítico se metía con el gran cantaor de Mairena del Alcor, el mairenismo lo destrozaba o lo mandaba al exilio. Yo vi cómo una figura del cante rompió la crítica de un crítico en el Lope de Vega de Sevilla, diciéndole: “Esto no vale nada, escribe otra cosa”. Y al día siguiente, apareció en un diario de Sevilla: “La noche de Juan el Grande”. Si no era así, era algo parecido, porque escribo de memoria.

En el momento que hay una crítica independiente, no militante, surgen los problemas con los artistas. Con los mediocres, porque a Paco de Lucía lo criticaron algunas veces en la Bienal y jamás dijo que le daba miedo la crítica. Le daba más miedo que se sentaran guitarristas de Sevilla en la primera fila. Me lo dijo a mí en Madrid, en la presentación de su disco del Concierto de Aranjuez (1991), en presencia de Félix Grande. “Se te ponen cerca Riqueni y Manolo Franco, clavando la mirada en tu guitarra, y a ver qué haces”, nos dijo. Eso lo decía Paco, que era Dios. Y ahora viene un mediocre a decir que no quiere la Bienal porque le da miedo de Manuel Martín Martín o de mí.