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Adiós al Rey de Balbarda

El viernes 4 de agosto murió Licinio Jiménez Galán, de Balbarda (Ávila), amante del cante jondo, de la buena comida y los buenos caldos de su tierra. Le llamaba el Rey de Balbarda, por su apego a la buena vida y un sentido muy peculiar de entender el concepto de estar a gusto entre amigos o vecinos.


El viernes 4 de agosto murió Licinio Jiménez Galán, de Balbarda (Ávila), soltero y sin hijos, amante del cante jondo, de la buena comida y los buenos caldos de su tierra. Le llamaba el Rey de Balbarda, por su apego a la buena vida y un sentido muy peculiar de entender el concepto de estar a gusto entre amigos o vecinos. Era un hombre que tenía sus rarezas, como todo ser humano independiente, pero era fundamentalmente bueno, claro como los amaneceres de su pueblo y de una sinceridad única. Quizá demasiado, porque le acarreó algún que otro problema llamar al pan pan y al vino vino.

 

Sinceramente, siempre pensé que Licinio sería inmortal, pero se ha ido y, aunque nadie se va del todo, será duro volver a Balbarda y tener que verlo en el cementerio, donde descansa desde el domingo. Duele pensar que nunca más lo voy a ver devorar un chuletón de Ávila con una botella de buen tinto y de aquel lugar tan privilegiado. No comía por comer. Para él, almorzar o cenar era un rito milenario que había que conservar como se conservan los monumentos, el cante puro o las buenas costumbres. Y no bebía cualquier vino, sino el de su tierra, pero de manera controlada. Jamás lo vi mareado, sólo con el punto. Era entonces cuando solía hablar de cante con unos conocimientos admirables, a pesar de no ser andaluz.

 

 

«Ávila es tierra de buenos aficionados y cuenta con una de las peñas flamencas más antiguas de España, la de Don Antonio Chacón. Conocí a Licinio Jiménez Galán en la Semana Flamenca de Ávila, que desapareció hace años. Nunca falló a ninguna edición»

 

 

Ávila es tierra de buenos aficionados y cuenta con una de las peñas flamencas más antiguas de España, la de Don Antonio Chacón. Conocí a Licinio en la Semana Flamenca de Ávila, que desapareció hace años. Nunca falló a ninguna edición. Me lo presentó mi gran amigo El Cuqui, cantaor aficionado de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), que ha sido como un hermano para él hasta el último suspiro de su vida. Sin este sevillano y su señora, la abulense Rosi, Licinio hubiera tenido una vejez mucho más dura.  He sido testigo de cómo lo mimaron tanto en Ávila como en Balbarda. Incluso en Las Cabezas, donde lo trataban como a un rey.

 

No pude estar el sábado en Balbarda para darle el último adiós. Tengo, pues, una visita pendiente a ese pequeño pueblo abulense, donde no viven nada más que dos o tres decenas de personas. Licinio era muy querido, como no podía ser de otra manera. Lo echarán de menos cada día, como lo echaré yo cada vez que vaya a Ávila, donde tengo parte de mi corazón. Son muchos años yendo a escuchar cante o simplemente a estar con mis amigos citados y otros que viven en Piedrahíta y Pozancos. Vuela alto, querido Licinio.

 

Imagen superior: Rosi, Licinio Jiménez Galán, Manuel Bohórquez y José Domínguez El Cuqui, en Balbarda.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

2 COMMENTS
  • Margarita 8 agosto, 2023

    Muchas gracias por estas bonitas palabras dedicadas a mi tío Lici. Se le va a extrañar cuando lleguemos al pueblo y no entre con su bastón y su gorro por la puerta, diciendo ¡¡que pasa morena!!.

  • Eduardo Martin 9 agosto, 2023

    Lici, siento no haber podido despedirme de ti. Siempre me quedarán dos buenos recuerdos tuyos. Uno es la siempre bien esperada entrada en casa de mis abuelos en cuanto llegábamos al pueblo para darnos una calurosa bienvenida. Era un ritual. Nunca faltastes a la cita. Y la otra es el viaje que hicimos a Galicia con mi tio Pedro y mis primos en el R12 hace unos 40 años. ¡Como lo pasamos!. La ultima vez que te vi fue este invierno en la fiesta que hicimos de la matanza. Pasastes a saludarnos a todos. Ese fue nuestro último adios. Todavía no se si podré ir este verano por alli, pero ten por seguro que si voy al pueblo…te extrañare. Hasta siempre Lici.

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