La canalla flamencóloga
Un compañero preguntó en Facebook las preferencias de sus amigos sobre críticos, investigadores o flamencólogos. Me ha sorprendido aparecer entre los citados, porque tras cuarenta años de crítico he dejado muchos cadáveres en los armarios.
Un compañero de la crítica, Kiko Valle, preguntó hace unos días en su muro de Facebook acerca de las preferencias de sus amigos sobre críticos, investigadores o flamencólogos. No he entrado mucho, lo suficiente para comprobar que las encuestas no son muy fiables, pero es cierto que esta de Kiko da una idea de cómo nos quieren los lectores aficionados. Me ha sorprendido aparecer entre los citados, porque tras cuarenta años de crítico he dejado muchos cadáveres en los armarios: artistas descontentos, dirigentes de peñas desagradecidos, políticos mafiosos, etc.
Cuando me hice crítico, en el inicio de los ochenta, sopesé la línea a seguir y elegí la más crítica porque era la que mejor encajaba en mi personalidad. La crítica flamenca me ha dado fama entre los flamencos, prestigio y una manera de buscarme la vida, que no es poco. Cuando escribo jamás lo hago para agradar, ni siquiera a mí mismo, porque creo que no soy nada vanidoso, ni egocéntrico, aunque escriba mucho en primera persona. He hecho muchos enemigos en el flamenco por la crítica flamenca, pero muchos más amigos.
«He hecho muchos enemigos en el flamenco por la crítica flamenca, pero muchos más amigos. (…) Para los artistas en general, los críticos sabemos en función de si los elogiamos o no»
Los artistas flamencos, y supongo que los de fuera de este arte también, se hacen amigos de los críticos buscando un interés. El día que dejas de tener un medio donde hablar o escribir bien de él, se olvidan de ti y buscan a otros que estén empezando, aunque no tengan ni idea. Sobre esto podría escribir un libro, todo un tratado de la falsedad. Para los artistas en general, los críticos sabemos en función de si los elogiamos o no.
Podría hablar de artistas que me quisieron comprar con una paletilla de jamón o un billete de mil duros metido en la carpeta de un disco. Pero esto lo dejaré para cuando escriba mis memorias, si en el infierno te dejan escribir, que lo desconozco. Luego están los dirigentes de las peñas flamencas, que estos sí que son tela marinera. Te utilizan y cuando dejas de escribir o hablar por la radio, se olvidan de si existes o no, si comes caliente o duermes en colchón o cartones. El peñero es un colectivo bastante desagradecido en general.
Por consiguiente, que aparezca mi nombre entre los citados en esta encuesta es algo increíble. Solo se explica por los amiguetes, que son siempre muy generosos y nada críticos.
Imagen superior: Glen Carrie en Unsplash
Francisco en Paris 5 enero, 2022
Manuel, si está su nombre es porque el público del flamenco valora su trabajo de investigación y divulgación
Sólo con la serie Oro ya merecería estar entre los 3 primeros, que por cierto me gustaría que fuera un libro, ojalá sea posible, perdone que insista.
Siempre nos encantarán los poetas y los artistas que nos hacen disfrutar y soñar pero para mí la investigación para quien la trabaja.
Manuel Bohórquez Casado 7 enero, 2022
Gracias, amigo Francisco. Un abrazo.