La Bienal y la crítica
La crítica en general no ha sido crítica con La Bienal porque el hecho de que se haya celebrado ha motivado una manifiesta amabilidad por parte de los medios escritos y los analistas. Si la crítica va a ir por ese camino, mala cosa.
La Bienal ha acabado y vendrán los balances, que no serán muy críticos, o eso creo. Por lo que he leído, la crítica en general no ha sido crítica con el festival porque el hecho de que se haya celebrado ha motivado una manifiesta amabilidad por parte de los medios escritos y los analistas. Se puede entender, claro, pero la crítica tendría que haber estado por encima de la situación. Si un espectáculo es un churro, se dice y no pasa nada. He vivido todas las bienales, menos esta, y en todas nos han colado algunas bacaladas. Esta edición, además, presentaba una programación poco flamenca y con cosas que nunca deberían estar en un festival que se llame de flamenco.
Si la crítica va a ir por ese camino, el de la amabilidad y el sometimiento a los medios y sus intereses, es mala cosa. Por eso decidí apartarme de la crítica en los teatros y festivales de verano, que no de opinar sobre el flamenco en general en mis columnas diarias tanto en ExpoFlamenco como en El Correo de Andalucía. Jamás aceptaría que en mis medios me pidieran “suavidad” con la Bienal, con cualquier otro festival o con sellos discográficos. Un crítico no puede aceptar algo así, aunque entiendo que hay que poner la olla cada día y que la vida es dura. Que me lo digan a mí.
«En Expoflamenco vamos a recuperar el espíritu crítico de antaño, porque es necesario que siga existiendo una crítica independiente y de calidad»
Si hay que ser amables y condescendientes con los artistas flamencos, porque lo están pasando mal, deberíamos llamarnos cronistas y no críticos. Las crónicas están bien también, son bonitas y amables, y no es fácil hacer una buena crónica de un espectáculo de flamenco. A lo mejor hasta dan más dinero, porque las críticas ya no se pagan o se hacen por tres pesetas. En general, los críticos no viven solo de las críticas, porque se morirían de hambre. Vivo solo de escribir de flamenco, pero hay que decir que no somos muchos.
En esta Bienal hemos visto cómo algunas críticas han salido publicadas a los quince minutos de acabar el espectáculo o la obra. Es imposible hacer una crítica en quince minutos, así que la única explicación es que se dejan hechas antes de ir al teatro, o medio pergeñadas. En la pasada Bienal vi una crítica colgada en la web de un diario sevillano veinte minutos antes de acabar la obra. También puede ser que el crítico la escriba en la butaca, en el móvil, pero entonces no estaría viendo el espectáculo, sino la pantalla del celular.
Hace dos o tres bienales una bailaora estrenó una obra importante, de gran presupuesto, y un profesional de la crítica la puso por las nubes. Dos horas más tarde estaba celebrando el éxito con la bailaora en un restaurante de Tomares. El profesional de la crítica, sí.
En ExpoFlamenco no hemos caído en esa indignidad y no lo vamos a hacer nunca. Y como director que soy de este periódico digital especializado les digo que vamos a recuperar el espíritu crítico de antaño porque es necesario que siga existiendo una crítica independiente y de calidad. En general, no solo en Sevilla, donde quizá hay una crítica más profesional.