¿Flamencólogos infravalorados?
¿Cuándo van a comenzar a valorar el trabajo de quienes hacemos esa labor, que no es fácil? Somos muy pocos los críticos españoles que podemos permitirnos el lujo de vivir de este trabajo, el de escribir o hablar de flamenco. Soy uno de ellos, y no me resultó nada fácil lograrlo.
El flamenco es un arte que mueve muchos millones de euros al año, porque cientos de miles de personas vienen a Andalucía cada año en busca de este arte tan antiguo y amado en todo el mundo. Hay artistas –cante, baile o toque– que cobran decenas de miles de euros por un concierto. Se asombrarían de lo que cobra ya Kiki Morente, que acaba de salir del cascarón, y eso que aún está verde. Su hermana Estrella puede cobrar casi treinta mil euros por un rato de cante. Esto es una buena noticia, porque un artista flamenco no deber ser menos que los de otros géneros. Pero, claro, llama mucho la atención.
En lo que concierne a los que presentamos festivales o damos conferencias por el país, siento decir que no solo no es así, sino que vamos para atrás. Se está pagando lo que se pagaba hace décadas. Te llaman para dar una conferencia en una ciudad a cientos de kilómetros de donde vives y te ofrecen 300 euros. Descuentas el gasoil del coche, el hotel y la comida, amén de los impuestos, y no te queda ni para pipas. Si dices que no, al final quedas como un pesetero. Si en vez de una conferencia te llaman para presentar un festival que dura tres o cuatro horas no te pagan mucho más, aunque manejen presupuestos de decenas de miles de euros. Eso sí, si trabajas en Canal Sur Radio y lo grabas para darlo en diferido, la cosa cambia considerablemente.
«Una buena conferencia tiene dos o tres días de trabajo, si eres bueno y no copias de los libros. Por tanto, cobrar pocos euros y que de ahí te tengas que pagar los gastos del viaje es humillante»
¿Cuándo van a comenzar a valorar el trabajo de quienes hacemos esa labor, que no es fácil? Somos muy pocos los críticos españoles que podemos permitirnos el lujo de vivir de este trabajo, el de escribir o hablar de flamenco. Soy uno de ellos, y no me resultó nada fácil lograrlo. No sé cómo será mi vejez, pero me busco bien las habichuelas. Sin embargo hay muchos compañeros que hacen una gran labor por tres euros, o por ceros euros, y eso no está nada bien. Quiero decir que hay pueblos, como Alcalá de Guadaíra o Las Cabezas de San Juan, que valoran muy bien el trabajo de los presentadores de festivales flamencos de verano.
Una buena conferencia tiene dos o tres días de trabajo, si eres bueno y no copias de los libros. Por tanto, cobrar 300 euros y que de ahí te tengas que pagar los gastos del viaje es humillante. Dices que no y entonces llaman a esos que buscan datos en blogs personales o el Diccionario Enciclopédico del Flamenco. Así está el nivel, lamentablemente.