¿Cuándo vamos a ser serios?
Hay cosas que suceden en los festivales de verano que me producen verdadera vergüenza. Una bailaora que se cambia en un chalé cercano, un maestro del cante –en activo– que recoge una distinción y no le contratan para cantar
Voy ya muy poco a los festivales de verano, tras más de cuarenta y cinco años en ellos ejerciendo la crítica flamenca, y me cuentan cosas que me producen verdadera vergüenza. El pasado 5 de mayo se celebró una nueva edición de festival flamenco de El Coronil (Sevilla), la decimonovena. Es, pues, un festival de solera, aunque sólo sea por los años. Resulta que la bailaora que actuó, Lucía La Bronce –un nuevo valor que recomendamos–, no tuvo ni siquiera una habitación en el Castillo de las Aguzaderas, medianamente decente, donde poder cambiarse. Era una habitación con el suelo de tierra, sin mesa y sin un sencillo espejo en el que poder mirarse. Tercermundista, vaya.
Creo que la bailaora se tuvo que cambiar en un chalé próximo a la fortaleza. No había servicios. O sea, que si hubo algún apretón de tripas se tuvo que solucionar en los olivos. Imaginen una señora mayor en ese trance. Esto es imposible que ocurra con el flamenco y los flamencos en países como Francia, Alemania o Italia. Pero lo que más me ha sorprendido es que presentara el festival el presidente de las peñas flamencas de la provincia de Sevilla, don Enrique Yerpes. ¿No vio esos fallos de organización? Eso sí, el chiringuito no se les olvidó, porque sin chiringuito no va nadie al festival.
«José de la Tomasa no ha sido contratado para cantar, que hubiese sido lo ideal. Lo contratan, que es el maestro que nos queda en Sevilla, canta y le dan la distinción. Pues no, sólo va a recoger el Camarón de Oro»
Hoy mismo he sabido que ya hay cartel para el festival flamenco de Coria del Río: María Terremoto, Pepe Torres y Manuel de la Tomasa. Hasta aquí todo bien. El problema es que en esta edición le van a dar el Camarón de Oro al maestro José de la Tomasa, que ya era hora. Pero no ha sido contratado para cantar, que hubiese sido lo ideal. Lo contratan, que es el maestro que nos queda en Sevilla, canta y le dan la distinción. Pues no, sólo va a recoger el Camarón de Oro, y creo que pesó mucho en la decisión por parte del Ayuntamiento el hecho de que este año cantara su nieto Manuel.
Hace algo más de dos décadas me encargó la Junta de Andalucía un informe de la situación de los festivales andaluces y estuve todo un verano trabajando en ese informe. Me lo pagaron, lo guardarían en un cajón y hasta hoy. Creo que me lo encargaron sólo para tenerme contento. Creo que en ese informe señalaba la necesidad de que los festivales se pusieran en manos de profesionales. No se hace, claro, salvo en honrosas excepciones. En un festival de la provincia de Sevilla llevaban casi todos los años a La Macanita, porque el alcalde veraneaba en Chipiona y había hecho amistad con ella. Menudo argumento.