Conocí a Antonio Pérez Piernas, Pucherete, en un congreso de peñas flamencas que se celebró hace décadas en Linares. Estaba dando mis primeros pasos en la crítica flamenca y él era ya un ilustre veterano de la guitarra, de mucho prestigio entre los propios artistas. Me sorprendió que era un hombre con cierta cultura, refinado y de una exquisita educación. Pulcro en el vestir, tenía una memoria privilegiada, que aproveché esos días en su tierra, Linares, sacándole muchos datos sobre artistas que me interesaban y que él conoció perfectamente en su etapa de guitarrista profesional en los tablaos de la capital de España. Trató personalmente a todos, pero me interesaban Carmen Amaya y Antonio Gades, entre otros menos famosos como el cantaor Enrique Orozco. Escucharlo hablar de ellos, con esa forma impecable de emplear las palabras, era un verdadero placer. Lo vi como un serio candidato a escribir su propia biografía y eso hizo, anotar en libretas los detalles de su agitada vida artística. ¿Se imaginan que hubiesen hecho lo mismo Silverio Franconetti, Don Antonio Chacón o la Trini de Málaga?

«Pucherete anotó en libretas los detalles de su agitada vida artística. ¿Se imaginan que hubiesen hecho lo mismo Silverio Franconetti, Don Antonio Chacón o la Trini de Málaga?»

Pucherete hizo como Fernando el de Triana y Rafael Pareja, contar sus recuerdos y contarlos bien, de ahí el valor de este libro, una biografía sencilla de un hombre también sencillo, que firman mi amigo José Ramón Checa Medina y un nieto de Pucherete, Víctor Pastor Pérez, que sigue la tradición familiar de la música. Así que esta obra tiene el valor de contarnos la vida de un artista del flamenco, un verdadero profesional, y la de otros artistas. Por mucho que aportemos los investigadores, es mucho más importante lo que aporta Pucherete en sus memorias porque son sus recuerdos, sus vivencias, sus penurias y satisfacciones, que de todo hubo en la vida de un hombre que tuvo que vivir una guerra civil y una dictadura. No tuvo que ser fácil para él ser artista en tiempos tan convulsos, y lo logró. Siguió la tradición guitarrística de su propia familia, los Pucherete de Linares, que son cuatro: su padre, su hermano Fernando, Antonio –el protagonista de esta obra­- y su hijo José Antonio. La importancia de las familias flamencas andaluzas, no siempre suficientemente ponderadas. Y no solo hubo familias flamencas en Triana, Cádiz, Jerez o Lebrija, sino también en Linares.

Leer este libro ha sido como meterse en el túnel del tiempo, de la mano de Pucherete, y viajar a una España de la que no existe ya casi nada. No se ha contado mucho sobre cómo fue aquella España flamenca de la posguerra, así que tienen una buena oportunidad de meterse también en ese túnel del tiempo y viajar con Pucherete, que no es mal compañero de viaje.

Imagen superior: Pucherete, con Angelillo. Teatro Calderón de Madrid, 1959. Foto: Archivo Familia Pucherete