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El abuelo y el mairenismo (5)

El maestro Antonio Mairena adoró siempre a los gitanos de Utrera, a los que le enseñaron y a los que aprendieron de él.


– Abuelo, un día me dijeron en Utrera que Antonio Mairena iba mucho por allí a mangar. ¿Qué hay de cierto?

– Ten cuidao, Manolillo, que nos van a linchar. Querrás decir que iba a coger cantes de los gitanos viejos, ¿no? A lo mejor tú desconoces que su abuelo paterno, Antonio Cruz Reyes, era de Utrera. Que por cierto, el atractivo gitano pretendió a la madre de la Niña de los Peines, Pastora Cruz Vargas, pero se le adelantó Francisco Pavón Cruz El Paíti, que como era primo hermano de la moza de Arahal se aprovechó del parentesco familiar y la pilló antes. Por tanto, Mairena quiso siempre mucho a Utrera y sus gitanos. Y los gitanos de Utrera a él, claro. Cuando aún no le habían dado la Llave del Cante en Córdoba, Antonio ya tenía su sitio en el pueblo donde acabó sus días La Sarneta. No había fiesta de postín a la que no fuera invitado por los gitanos. Hasta el punto de que en la primera edición del Potaje Gitano, que fue en 1957, estuvo entre los invitados al guiso de la Hermandad de los Gitanos, que ese fue el nacimiento del Potaje Gitano, un guiso para celebrar el éxito de la salida en procesión de la Hermandad.

– ¿Pero qué tiene Mairena de Utrera, del cante de ese pueblo tan flamenco?

– Mucho, Manolillo. Aunque no lo sepas, porque eres muy joven aún, Utrera fue siempre una localidad con muchos gitanos y el pueblo estaba, y está, entre Sevilla, Cádiz, Lebrija y los Puertos. La vieja teoría de la vía del tren Sevilla-Cádiz, vaya. Siempre hubo gitanos que cantaban y bailaban, aunque no hubiera muchas figuras el XIX. El Pelao viejo era de Utrera. No el de Triana, sino uno anterior, el célebre Perico Mariano, que por cierto era pariente de los antepasados de Pastora Pavón. También era de Utrera Félix el Mulato, y la jerezana Mercedes la Sarneta se afincó allí a finales del XIX, y allí murió, en 1912. El Mulato bailaba vestido de mujer, por cierto, ahora que está tan de moda. Pero en Utrera hubo muchas familias gitanas en las que se cantaba y se bailaba muy bien. Por ejemplo, en la casa de Fernanda y Bernarda.

– ¿Se sabe si Mairena iba de adolescente a Utrera?

– Si no se sabe te lo digo yo. De Utrera era Rosario Torres Vidal, Rosario la del Colorao. Si no me falla la memoria, esta mujer nació en Utrera en 1871, luego trató a La Sarneta. Mairena era muy joven cuando iba a escucharle el cante de la ya veterana cantaora jerezana, porque ella los conocía bien. Rosario era hija de Francisco Torres Vargas, y nació en la calle Nueva, la calle más flamenca de ese pueblo. Si se fue a Las Cabezas en 1938, donde murió en 1941, y Mairena dijo alguna vez que iba a verla a Utrera, sería muy jovencito. Mairena del Alcor y Utrera son pueblos cercanos, se puede ir perfectamente andando y me imagino a Antonio, de joven, yendo a Utrera a campo través.

 

«Mairena del Alcor y Utrera son pueblos cercanos, se puede ir perfectamente andando y me imagino a Antonio, de joven, yendo a Utrera a campo través»

 

Alguna vez escuché a Antonio hablar de los padres de Fernanda y Bernarda, abuelo. Decía que aquella casa de la calle Nueva, donde nacieron las hermanas cantaoras, era de una gitanería extraordinaria, en la que se daban muchas fiestas gitanas. Antonio iba a esas fiestas cuando las niñas de Tío José eran adolescentes. Y allí escuchaba a Rosario la del Colorao y veía bailar a José Loreto Reyes El Feongo, padre de Pepa de Utrera, que era el bailaor más flamenco de España. Era de Jerez, pero hizo su vida en Utrera. Imagina cómo serían aquellas fiestas flamencas en el patio de aquella casa. También escuchó a Manuel de Angustias y a La Frasquita, su hermana, que era la madre de Bambino. Y si Antonio vivió aquel ambiente único, lo lógico es que se reflejara en su manera de cantar por soleá o por bulerías.

– ¿Qué opinión tenían de él Perrate, Manuel de Angustias, Fernanda, Bernarda o La Perrata?

– Muy buena. Entre otras cosas porque Mairena se portó siempre bien con los gitanos de Utrera, claro. Te voy a decir una cosa para que la sepas. Pocas veces han hablado o escrito los mairenistas de la labor que Mairena hizo en favor de pueblos como Utrera, Morón, Alcalá o Lebrija. Tendría que tener un monumento en cada uno de esos pueblos. Antes de la revolución mairenista, que comenzó en los sesenta, Utrera era ya un pueblo flamenco con historia, porque había dado artistas famosos. Pero Mairena contribuyó de manera determinante a que tuviera más presencia en el mapa.

– Sin embargo, abuelo, y a pesar de lo que bebió Antonio en esa escuela, existen unas grabaciones domésticas, privadas, en las que le resta valor a Fernanda, Bernarda y La Perrata, por citar a tres cantaoras de importancia. Llega a decir que hacían “un cante casero”, sin mucho valor artístico o algo así. ¿No te parece raro, si él se educó en el cante casero?

– Manolillo, eres un lince. Tienes a quien salir. También dijo que Juan Talega era “un ronco dulce”, y mira si aprendió cosas de él. A veces no medía bien las palabras. Pero son grabaciones privadas, Manolillo. Si entramos en ese terreno podemos salir trasquilados. Llamaba cante casero al de los gitanos que no eran artistas de teatro, sino aficionados que cantaban solo en reuniones, en sus casas.

– Pero Fernanda y Bernarda cantaron mucho en teatros y festivales, eran tan artistas como él. Perdona, abuelo, pero es que yo adoro a las niñas de Utrera, de una manera especial a Fernanda, y me duele eso que decía el maestro. Pero sé que también las ayudó mucho, y bueno, dejémoslo ahí.

– Manolillo, Mairena era un ser algo contradictorio. Pero son terrenos pantanosos y hay que destacar siempre lo positivo. Y lo positivo es que el maestro adoró siempre a los gitanos de Utrera, a los que le enseñaron y a los que aprendieron de él.

 

Yo vengo de Utrera.
Yo vengo vendiendo
ollas y cazuelas.

 

– Abuelo, ¿te puedo decir una cosa? Tienes más peligro que un cable pelao, pero sabes más que Briján. Y te quiero una jartá.

– Ya me has emocionado, Manolillo. Los años hacen que la sensibilidad sea un flan.

 

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→  Ver aquí la primera entrega de El abuelo y el mairenismo

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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