El abuelo y el baile actual
Los bailes más flamencos son el sevillano y el gaditano, al menos en mi opinión. Igual que ocurre en el cante y en el toque. Granada puede dar un Morente, pero Sevilla y Cádiz han dado decenas de genios.
– Abuelo, casi nunca hablas de baile, del actual, y eso que dicen que es la locomotora que tira del flamenco.
– Es verdad, Manolillo. Soy más del cante, pero he visto mucho baile del bueno.
– ¿Hoy no hay buen baile, buenas bailaoras y buenos bailaores?
– ¡Cómo que no! No hay muchos genios, pero nunca los artistas del baile han estado tan preparados como hoy. Claro, preferiría menos técnica y más alma, que es lo que echo mucho de menos. Y menos circo, que hay mucho circo.
– Demasiada danza disfrazada de flamenco, ¿no?
– Tú lo has dicho, niño. Sí, eso es. Les pasa un poco como a esos guitarristas de flamenco que quieren ser guitarristas de jazz o de rock. Se lo dije una vez al mismísimo Paco de Lucía: “Paco, en el flamenco eres el número uno, el mejor de todos los tiempos, pero en lo demás no”. Y no se lo tomó mal, no.
– ¿Te gusta algún bailaor de hoy?
– ¡Claro, cómo no! El más flamenco es Pepe Torres, el nieto del cantaor Joselero de Morón, que en realidad era de la Puebla de Cazalla. Pepito baila, canta y toca la guitarra. Es un artistazo. Pero como bailaor es el mejor, al menos de esa escuela. Tiene dentro a Pepe Ríos, a Farruco, al Andorrano, a Rafael el Negro… Y lo bueno es que no te vende la burra: baila desde el alma y con una naturalidad pasmosa, sin teatro. También me gusta uno de Cádiz, El Junco. Ese es de los mejores.
– Pues no es de los más valorados, abuelo.
– No, no lo es. Suele ocurrir, siempre ha sido así. Tampoco está valorado Dieguito el de la Margara, el de Jerez. Y una pataíta de Dieguito vale más que todas esas obras de fusión mala de danza y flamenco.
– ¿Y de los de corte moderno, abuelo?
– El Grilo, ese me encanta. Es imaginativo, innovador, tiene gracia y un gran talento. No imita a nadie y eso me gusta, porque hay demasiado mimetismo en el baile actual. Israel Galván es un genio, el más grande, aunque a mí empezó a aburrirme hace ya algún tiempo. No le quito su mérito, pero creó treinta movimientos y veinte poses y las coloca en todas sus obras.
«El más flamenco es Pepe Torres, el nieto del cantaor Joselero de Morón. Pepito baila, canta y toca la guitarra. Es un artistazo. Tiene dentro a Pepe Ríos, a Farruco, al Andorrano, a Rafael el Negro…»
– ¿Qué tal los Farrucos?
– Mantienen la escuela familiar y eso es de agradecer. El abuelo, Antonio el Farruco, que fue amigo mío, era el mejor de su tiempo, el genio. Estos niños imitan sus maneras, pero están yendo más allá, evolucionan hacia un baile espectáculo, quizás más comercial, pero basado en la pureza del abuelo. Son jóvenes comprometidos con su casa.
– ¿Y las bailaoras? Aquí hay mucha tela que cortar, abuelo.
– Quedan siete u ocho muy buenas, de las de la escuela clásica: Manuela Carrasco, Pepa Montes, Milagros Mengíbar, Carmen Ledesma… Herederas de esa escuela sevillana son Isabel Bayón, Manuela Vargas, una hija de Angelita Vargas, y Pastora Galván. María del Mar Moreno, la de Jerez, tiene escuela y arte. Y me chifla la malagueña Luisa Palicio, de entre las más jóvenes. Luego están las grandes artistas, como María Pagés y La Yerbabuena, y de las innovadoras, Rocío Molina, Ana Morales, Rosario Toledo… Hay muchas, es imposible nombrarlas a todas.
– ¿Te atreverías a decir dónde se ha bailado y se baila mejor, en qué provincia andaluza?
– En Sevilla se ha bailado y se baila mejor que en ninguna otra parte. Ten en cuenta que aquí venían y vienen todas y todos, y eso ha creado una solera y una escuela únicas. En Triana y en Utrera, por ejemplo, se ha bailado maravillosamente. Y en Jerez, por supuesto. En las demás provincias, a veces aparecían genios como Mario Maya o Manolete, ambos de Granada. Pero los bailes más flamencos son el sevillano y el gaditano, al menos en mi opinión. Igual que ocurre en el cante y en el toque. Granada puede dar un Morente, pero Sevilla y Cádiz han dado decenas de genios.
– ¿Hay futuro, abuelo?
– Lo hay, claro que sí. Donde hay talento, siempre habrá buen baile.
– Un bailaor único.
– Farruco.
– Una bailaora.
– Manuela Carrasco.
– Un coreógrafo.
– Antonio Gades.
– Una coreógrafa.
– María Pagés.
– Una bata de cola.
– La de Milagros Mengíbar.
– Una pataíta.
– La de Moraíto Chico.
– Gracias, abuelo.