Silverio y sus maestros
Silverio, que no era gitano y que se había criado, hasta los 10 años, entre artistas gachés de Sevilla, es de esos casos importantes de la historia del cante. Un revolucionario que solo fue cuestionado en su tiempo por fanáticos del gitanismo. Con el paso de los años también fue cuestionado por artistas y flamencólogos que jamás investigaron con rigor.
Hace muchos años estuve en una conferencia de Antonio Mairena en la Peña Niño Ricardo, que estaba en la Alfalfa, donde precisamente nació Silverio, y comentó el maestro que a Franconetti le costó ser reconocido entre los gitanos por ser gaché y de apellido italiano. Entonces me tragué aquel cuento de Mairena, como tantos otros, porque tenía solo 19 años y no sabía prácticamente nada de aquella mítica figura del cante. Hoy, cuarenta años después, sé que era todo lo contrario, que Silverio fue un cantaor adorado entre los gitanos, artistas y no artistas. Ya de adolescente, cuando vivía en Morón de la Frontera, parece ser que despertó el interés del Fillo, del padre, o sea, de Antonio Ortega Heredia, de San Fernando. Hasta tal punto que ese interés hizo que el Fillo hijo, Francisco Ortega Vargas, sintiera celos y su relación con Silverio –eran prácticamente de la misma edad– no fuera todo lo buena que cabría desear.
Pero además del interés del Fillo por el gachorcito de la Alfalfa, es conocida la que le profesaron el jerezano Manuel Molina y el gaditano Curro Dulce, dos de los amos del cante gaditano de aquellos años, mediados los cincuenta del siglo XIX. Nadie podía criticar a Silverio en presencia de estos dos colosos del cante gitano. Y es inevitable destacar también la adoración que sentían los Ortega de Cádiz por Silverio, sobre todo Enrique Ortega Díaz El Gordo, el padre de Enrique, Gabriela y Francisco Ortega Feria. Hasta tal punto existió esa amistad y esa adoración, que Silverio creó la famosa letra que lo demuestra:
Por Puerta Tierra no quiero pasá
porque me acuerdo de mi amigo Enrique
Y me echo a llorá.
Esto lo sabía Antonio Mairena, pero se limitó solo a decir que Silverio lo aprendió todo de los gitanos, cuando no fue ni mucho menos así. Nacido en 1831, en Sevilla, vivió al menos diez años en el casco antiguo, llegando a ser vecino del actor Dardalla, de la bolera Manuela Perea La Nena, de la célebre Amparo Álvarez La Campanera, de Enrique Prado El Peinero, del maestro bolero Félix Moreno Rodríguez, de Miguel de la Barrera y de tantos y tantos artistas no gitanos. Me imagino más al niño Silverio acercándose a las academias boleras, es decir, de baile sevillano, que a las fraguas de los gitanos de San Roque o Triana. ¿Cuánto no aprendería Silverio en esas academias o fiestas caseras antes de trasladarse a Morón? Es impensable que un niño de 8 o 10 años cruzara el puente para meterse en las fiestas gitanas de la Cava de Triana, donde ya cantaban el Fillo, la Josefa, Antonio Cagancho y otros.
En una conocida entrevista de 1922 a José Ortega Morales, hijo de Enrique Ortega Feria, el seguiriyero de Cádiz, dice claramente que Silverio fue la máxima autoridad seguiriyera de su tiempo. Que se lo aseguró su propio padre. Por tanto, Silverio, que no era gitano y que se había criado, hasta los 10 años, entre artistas gachés de Sevilla, es de esos casos importantes de la historia del cante, un revolucionario que solo fue cuestionado en su tiempo por fanáticos del gitanismo. Curiosamente, con el paso de los años comenzó a ser cuestionado por artistas y flamencólogos que jamás investigaron nada de una manera rigurosa, como Mairena o Ricardo Molina. Más tarde, por José Manuel Caballero Bonald, que llegó a llamarlo “coplero” en la Universidad de Sevilla.
Manuel andaluz 8 junio, 2023
Como todo el mundo sabe, Bohorquez es un antimairenista confeso y todo lo que venga de él, lo querrá echar por tierra.
Nada de lo que cuenta aquí es real,lo único que ocurre es que no se podían llevar mal con aquel que proponía dinero para los que pasaban hambre y efectivamente,oracticamente todo lo aprendió de los gitanos. Si indagan bien,los testimonios recogidos por aquel entonces tanto de gaches como de gitanos,indican lo mismo; buena persona,afín a los gitanos y empresario nato que supo arrimarse al ascua para producir candela.
Manuel Bohórquez Casado 8 junio, 2023
Dé la cara. No pierdo el tiempo con cobardes.