Trece años sin Arturo Pavón
Hoy se cumplen trece años de la muerte de Arturo Pavón Sánchez, el gran pianista flamenco de Sevilla, nada menos que de la Alameda de Hércules, donde tantos años vivieron sus padres, Arturo Pavón y Eloísa Sánchez –el primero hermano mayor de Pastora y Tomás Pavón y ella, la gran maestra Eloísa Albéniz-, y donde si no nació el mejor cante de todos los tiempos, al menos
Hoy se cumplen trece años de la muerte de Arturo Pavón Sánchez, el gran pianista flamenco de Sevilla, nada menos que de la Alameda de Hércules, donde tantos años vivieron sus padres, Arturo Pavón y Eloísa Sánchez –el primero hermano mayor de Pastora y Tomás Pavón y ella, la gran maestra Eloísa Albéniz-, y donde si no nació el mejor cante de todos los tiempos, al menos se bautizó. En esa calle de Sevilla que dio nombre a todo un barrio, con San Lorenzo, la Feria y San Juan de la Palma cerca, vino al mundo un gran músico flamenco que nació, en efecto, en una de las casas cantaoras más grandes de Andalucía, como fue la de los Pavón.
Arturo Pavón Sánchez era hijo del hermano mayor de Pastora y Tomás, como hemos dicho ya. Su padre nació en Arahal en 1882, de donde era su madre –abuela de Arturito-, Pastora Cruz Vargas. Al poco de nacer, la familia se trasladó al barrio de la Puerta Osario de Sevilla, donde ya nacieron Pastora (1890) y Tomás (1893), dos de los más grandes cantaores de la historia. El motivo del traslado de los Pavón Cruz desde Arahal a Sevilla fue profesional, puesto que el padre de Arturo, Pastora y Tomás -Francisco Pavón Cruz-, que era herrero, se colocó en la herrería de los Lérida de Triana, en la sucursal que tenían en la calle Sol, de la collación de San Román.
En ese barrio, San Román, se criaron los tres hermanos y ya bien entrado el siglo XX, se afincaron en la Alameda de Hércules, de donde nunca se fueron. Arturo padre murió en 1959, estando viviendo en la Plaza de la Mata. Tomás en 1952, siendo vecino de esta misma plaza, en la casa de Arturo y Eloísa. Y Pastora, en 1969, estando viviendo en el número 20 de la calle Calatrava, donde tantos años vivió el gran Niño Medina.
Por tanto, Arturito, el pianista flamenco, nació en el seno de una familia gitana afincada muchos años en la Alameda de Hércules. Nació en 1931, cuando todavía era la Alameda un hervidero de artistas y tabancos flamencos, la mejor escuela, sin duda, del mundo flamenco. No precisamente por los artistas que nacieron en la Alameda, que no fueron tantos, sino por los que vinieron de fuera. En aquellos años, los treinta, aún vivían en la Alameda La Macarrona y La Malena, Pepe Rebollo y Mazaco, Fernanda y Juana Antúnez, La Serrana y La Sordina, el Niño Medina y La Moreno, entre otros y otras. Por supuesto, Caracol, nacido en la calle Lumbreras.
No es por casualidad que Arturo Pavón sintiera pronto la llamada de la música clásica, porque tanto su padre como su tío Tomás eran grandes aficionados, el primero a Beethoven y el segundo a Chopin. A los dos les gustaba especialmente el piano, instrumento que tocaba su madre, la profesora Eloísa Sánchez, por cuya academia sevillana pasaron muchas artistas de la copla, el baile y la canción. Por ejemplo, Juanita Reina, quien, como no tenía dinero para las clases, su madre le pagaba a Eloísa con paños de corché que ella misma hacía, según me contó la propia Eloísa.
El gran pianista ingresó en el Real Conservatorio de Música de Sevilla para estudiar la carrera de Música, y gracias a esos estudios fue capaz de regalarnos Suite flamenca (1991), una de las obras musicales más flamencas que existen. Pero, siendo un gran músico al margen del flamenco, Arturo Pavón pasó a la historia de nuestro arte por ser el acompañante en tantas obras discográficas y actuaciones de su suegro el gran Manolo Caracol. Ahí, en ese campo, el pianista se hizo imprescindible y creó escuela. No fue el primer pianista de flamenco, porque ya los había en el siglo XIX en los cafés cantantes, pero sí el más importante de todos, y el más flamenco.
Casado con la canzonetista Luisa Ortega, hija de Caracol, de esa unión nació la actual cantaora Salomé Pavón, la única bandera que sigue ondeando de esa gran familia cantaora de Sevilla. Arturo murió el 6 de junio de 2005 en Madrid, donde fue enterrado.
En 2009, el pianista fue homenajeado en el Teatro Nacional Lope de Vega de Sevilla, su tierra. Pero el mejor homenaje es que cada vez que escuchamos a Manolo Caracol, cante o no con su piano, nos acordamos de él. Es imposible separar su piano flamenco de aquella inolvidable voz.