Tomasa Guerrero Carrasco podrá decir, aun gozando de juventud, que lleva cincuenta años en el mundo del arte dentro de muy pocos años, pues al mismo tiempo que comenzaba a dar sus primeros pasos por el barrio de Santiago lo hacía de igual modo en fiestas y escenarios. Toda una vida que ha dado para mucho, para bien y suerte de los amantes de lo jondo. Poseedora de un eco único, ha sabido beber de la fuente vivencial que le ofreció la generación que la precedió en la historia del cante, aprendiendo los valores que ha de tener quien abandera el legado de siglos de la cultura musical gitana. Cierto es que pese a no sufrir las necesidades que castigó a los hijos de la posguerra, La Macanita, conocido apodo heredado de su padre, creció en la constante lucha para que a su numerosa familia no le faltara de nada. Con tan solo cuatro años aparece en la mítica serie Rito y Geografía del Cante, participando con su fino metal en una fiesta espontánea por bulerías. Sin duda, mostrando un perfil impropio para esa edad.

Sorprende, gusta y cautiva a quienes por entonces organizaban festivales, actuaciones particulares y otros eventos relacionados con el flamenco jerezano. Pero da el salto a Madrid acompañando a otros artistas de su tierra durante algunas temporadas en el Tablao Los Canasteros, junto a Paca y Manuela, Moraíto o Juan Moneo El Torta. Destaca sobremanera, no es una más. No ha llegado a tener veinte años cuando es una figura en Jerez, en un tiempo en el que Paquera era la Reina, y las hermanas de Utrera seguían en lo más alto. Pero Tomasa tenía su hueco. Tanto Moraíto como Parrilla, dos guitarras que han dejado escuela, la adoptaron como musa contando con ella para todas las ocasiones que se presentaran. Son ellos los más habituales en actuaciones durante la década de los 90 y principios del nuevo milenio, así como en la discografía de Tomasa.

El último disco que publicó la cantaora estuvo nominado a los Premios Grammy Latinos, un directo grabado junto a Manuel Valencia en el Círculo Flamenco de Madrid considerado por la mayoría de la afición como uno de los mejores productos sonoros de los últimos años. Y es que Macanita lo domina todo. Lo ha demostrado en estos años de crisis en los que no ha bajado el nivel ni el caché, manteniéndose en los primeros puestos en número de actuaciones a lo largo de la temporada. En la presente hará acto de presencia en el Potaje de Utrera (30 de junio), Festival de la Yerbabuena en Las Cabezas de San Juan (6 de julio), en agosto estará en Ronda, Estepona, Cazorla, Puente Genil, Porcuna y en la Fiesta de la Bulería de Jerez.

Jerez-Xerez-Sherry o La Luna de Tomasa han sido dos grandes títulos discográficos en los que ha participado como solista, sin olvidar el Mujerez, junto a Juana la del Pipa y Dolores Agujetas, tan aplaudido, entre otros.  Jerez canta a Manuel Alejandro, Jerez canta a Caballero Bonald o el último de Vicente Soto son discos que la reciben como colaboradora.

Si hablar de Macanita es hablar de la soleá, no por ello ha de obviarse el amplio dominio de otros cantes como la bulería, los tientos, tangos, saeta, seguiriya, alegrías, malagueñas o el villancico. Tomasa es capaz de hacer lo que se proponga, como ya demostró en aquella colaboración en el disco Tauromagia de Manolo Sanlúcar, o en la plegaria al Prendimiento de Jerez que tanto bien dio que hablar. En torno al mundo del villancico, precisamente, prepara un concierto que presentará en el Teatro Villamarta de su tierra natal el próximo 6 de diciembre. Se trata de un Concierto de Navidad que ya se ha adelantado en la programación del teatro confirmando que será la protagonista de la noche. Y es más que noticiable porque hasta ahora, no se había dado la ocasión aun habiendo participado en los grandes acontecimientos de este corte de los últimos treinta años. Macanita ha recibido el Trofeo Real Tesoro, a la Promoción del Villancico otorgado por la Asociación de Belenistas de Jerez (2002), ha formado parte de la discografía Así canta nuestra tierra en Navidad de la Caja de Ahorros de Jerez en la mayoría de números, ha compartido escenarios en estas lides con Rocío Jurado o José Mercé, fue la encargada de representar este estilo en la película Flamenco de Carlos Saura, se ha subido en numerosas ocasiones al teatro mencionado colaborando en otras propuestas, pero siendo la única protagonista, no.  Es una oportunidad perfecta para volver a encontrarse con una artista que contó con la confianza de sus maestras y que cuenta con la admiración de sus coetáneos y de los más jóvenes conviertiéndose en estos momentos, por trayectoria, discografía y reconocimientos, en la cantaora de Jerez, en toda la amplitud del término.