Una década sin Fernandito Terremoto
El 13 de febrero de 2010, Jerez y el mundo del flamenco despedían entre lágrimas a Fernando Fernández Pantoja ‘Terremoto Hijo’, al que muchos con cariño llamaban Fernandito.
Tras una dura etapa de sufrimiento por una maldita enfermedad, la muerte nos arrebató a un cantaor que sin duda hubiera llegado a ser una de las figuras más importantes e influyentes de la actualidad de lo jondo. Su capacidad creativa marcó el desarrollo de su carrera, pues aunque nunca se despojó de su inherente mensaje tradicional y de su compromiso con el legado recibido, sí caminó en un espacio amplio y llenito de inquietudes. De ahí que en el año 2000 su espectáculo de Navidad en el Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera marcara un antes y un después en el mundo del villancico.
Nació en Jerez en 1969, en el barrio de la Asunción, cerquita del Volapié. Pese a su estancia durante años en Sevilla y tras recorrer el mundo entero entre giras y actuaciones, estuvo vinculado a su barrio hasta los últimos segundos de su vida. Fernando era muy familiar, entrañable y generoso. Fernando era un gran profesional y cumplía siempre, hasta cuando ya no se encontraba en plenas facultades.
«Tras su muerte, el mismo teatro que lo vio triunfar tantas veces se llenó hasta la bandera para homenajearlo. Miguel Poveda, Diego Carrasco, Alfredo Lagos… no quisieron perderse la cita»
Desde su debut como cantaor en el Centro Cultural Flamenco Don Antonio Chacón –21 de enero de 1989, a las 9 de la noche, con la guitarra de Moraíto Chico–, el hijo del gran Terremoto de Jerez defendió con garra a su saga y volvió a situarla en lo alto del candelero, participando activamente en la dignificación de la obra de su padre con la inauguración de la entidad que lleva su nombre y el busto que preside Santiago. Fernando provocó esa noche en Chacón una grata sorpresa, pues hasta el momento sólo había aparecido en alguna ocasión tocando la guitarra. Siempre se habló de la comparativa con su padre, hecho que Fernando supo atajar dejando clara su impronta, personalidad y camino.
Su disco Terremoto (A Negro Producciones/Bujío Producciones, 2010), publicado a título póstumo, define a la perfección el alma de este ser especial que siempre defendió a los suyos desde un perfil humano de bondad y humildad. En ese trabajo discográfico expuso sus composiciones, de impresionante nivel en letra y música, y con un mensaje de una carga emocional impagable.
A Fernando no le pudo el miedo de ponerle voz al baile de Israel Galván, como tampoco le tembló el pulso cuando dirigió espectáculos con mujeres gitanas, amas de casas la mayoría de ellas, para poner a un público en pie. Era carismático a la par que serio, y cuidó su trabajo como a su familia. Noble de nacimiento, recibió el calor de todo el mundo del arte en su última etapa y, tras su muerte, el mismo teatro que lo vio triunfar tantas veces en su intensa carrera se llenó hasta la bandera para homenajearlo. Miguel Poveda, Diego Carrasco, Alfredo Lagos… no quisieron perderse la cita en octubre de 2010, noche en la que la luz de los balcones brilló con más fuerza que nunca.
A Fernando Terremoto, Fernandito, quien cantó por bulerías en mi bautizo.