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Un oasis flamenco en el desierto

La Taberna El Marqués de Cádiz, uno de los últimos templos del cante jondo en la Tacita de Plata. Un lugar como este debería estar protegido como especie en extinción.

La Taberna del Marqués. Foto: Juan Luna

En la ciudad más antigua de Occidente. A pocos metros de la plaza de San Juan de Dios, que es una de las dos cositas que tiene mi Cai, junto a las mocitas de mi barrio, se alza el barrio más antiguo de Europa, el Pópulo. Por favor, la calle Marqués de Cádiz. Sí, picha, coge parriba-parriba y, cuando veas a dos notas con barba, la primera a la derecha. Efectivamente.

Llego puntual, está Paco esperándome en la puerta, bajo el escudo de armas de Ponce de León. Esta casa es de 1716. Siempre fue lo que en Cádiz llamamos una tienda de ultramarinos, un chicuco. Se llamaba chicucos a los muchachos de Cantabria que venían a trabajar a la tienda de un paisano. Mi abuelo, que era de Santander, compró el negocio, la casa entera, con la parte de arriba, el soberao, que es donde vivo yo. Las puertas pueden tener más de un siglo, las vigas son las originales. Invertí un dineral para restaurarlo. Sí, es piedra ostionera. Lo que se dice un bastinazo.

 

Las mesas son barricas cortadas por la barriga. Las duelas sirven de patas. Esta taberna es al flamenco lo que una custodia a una reliquia.

 

Puedes pasarte horas contemplando la piel de fotografías que cubre las paredes de la Taberna El Marqués de Cádiz, conocida popularmente como la Taberna del Marqués. De Rancapino a Camarón, del Torta y el Beni a Carmen de la Jara y Mariana Cornejo. Las mesas son barricas cortadas por la barriga. Las duelas sirven de patas. Esta taberna es al flamenco lo que una custodia a una reliquia. Una armadura medieval guarda silencio durante la ceremonia del cante jondo.

Francisco Gómez Ramos nació en Cádiz en 1971. Conoce al dedillo la noche gaditana. No nos va mal, no hay en Cádiz un lugar que se parezca ni remotamente a este. Tenemos actuaciones dos veces a la semana. Flamenco puro. No, nada de espectáculos para guiris. Lo que pasa es que hay muchos forasteros que entienden de cante, que les gusta el flamenco tradicional. Cádiz es la cuna del cante. Es una pena que el carnaval haya acabado con el espacio que tenía el cante jondo, cuando ambas aficiones son perfectamente compatibles. De hecho las dos artes están íntimamente relacionadas.

 

La Taberna del Marqués acoge actuaciones dos veces a la semana. Flamenco puro.

 

Un lugar como este debería estar protegido como especie en extinción. Esto lo saco yo adelante con mucho trabajito, desde hace veinticinco años. Las administraciones miran para otro lado. La Taberna del Marqués es una asociación cultural, sin ánimo de lucro. Ahí estoy, pendiente siempre de las subvenciones, que no llegan. Mira a ver si puedes tú poner algo.

Fotos: Juan Luna

 

La Taberna del Marqués. Foto: Juan Luna

Taberna El Marqués de Cádiz: paredes con historia viva del flamenco. Foto: Juan Luna

 

La Taberna del Marqués de Cádiz, templo del cante jondo. Foto: Juan Luna

Taberna El Marqués de Cádiz, templo del cante jondo. Foto: Juan Luna

 

De charla en la Taberna del Marqués. Foto: Juan Luna

De charla en la Taberna El Marqués de Cádiz. Foto: Juan Luna

 

Fachada exterior de la Taberna del Marqués. Foto: Juan Luna

Fachada exterior de la Taberna El Marqués de Cádiz. Foto: Juan Luna

 

Luis Pérez (ExpoFlamenco) con Paco Gómez Ramos, propietario de la Taberna del Marqués. Foto: Juan Luna

Luis Pérez (ExpoFlamenco) con Paco Gómez Ramos, propietario de la Taberna El Marqués de Cádiz. Foto: Juan Luna

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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