Se va Fernando de la Morena, el Sultán de la Bulería
Patriarca del aire santiaguero, anfitrión insuperable, amable con los jóvenes, actualizado de mente, espiritual, gran conversador, buen compañero y maestro, sibarita en el comer y en la compañía
Fernando de la Morena nos ha dejado, a los 74 años, en la suma tristeza. Con su muerte no sólo se va un gitano de estirpe e historia, sino que perdemos a un auténtico señor del paisaje artístico jerezano. Cantaor desde la cuna, festero por excelencia y educado hasta última hora. Su vida estuvo siempre ligada a la época que le tocó vivir. Tuvo su primer colchón en la calle Cantarería del barrio de Santiago, esa que se mecía al son de nanas flamencas y coplas de su mare la Morena, de piel caoba.
Pronto se acerca a la juerga. No es de extrañar, pues en esas calles del mencionado barrio vivían numerosas familias gitanas que aprovechaban cualquier risa para encender la fiesta. Desde este arrabal que ayer lo despedía pasadas las 6 de la tarde entre palmas, seres queridos y bastantes compañeros del arte, se trasladaba al campo para escardar la tierra, recoger garbanzos y pasar hambre. Pero así eran las cosas en esos tiempos de penuria en la que el lenguaje no era el otro que el cante y el baile de estos gitanos que cada noche se desahogaban en las gañanías con palmitas a compás.
«Una verdadera estrella de lo jondo. Junto a Manuel Agujetas, ha sido el cantaor más admirado en Japón, país al que llegó a ir en octubre de 2015 dejando allí su impronta»
El niño Fernando se hizo un poco mayor y comenzó a trabajar como chófer en un taxi llevando a los artistas de esos años a las ventas y fiestas, y allí se quedaba empapándose de todo. El alterne ha sido una constante hasta su muerte, siempre con respeto, educación, generosidad y clase. También durante sus décadas trabajando como repartidor en Bimbo. Terminaba el reparto y se iba a ganarse un dinerito extra a las fiestas que iban saliendo.
Y es que resumir la vida de Fernando Carrasco Vargas no es nada fácil, pues asume en su propia historia el peso de la emoción al haber protagonizado una trayectoria intensa y muy valorada por el gran público. Vinculado a la Peña Tío José de Paula, voz de calado en los villancicos jerezanos, patriarca del aire santiaguero, anfitrión insuperable, amable con los jóvenes, actualizado de mente, espiritual, gran conversador, buen compañero y maestro, sibarita en el comer y en la compañía… Una verdadera estrella de lo jondo. Junto a Manuel Agujetas, ha sido el cantaor más admirado en Japón, país al que llegó a ir en octubre de 2015 dejando allí su impronta y queriendo volver continuamente. En la pasada edición de la Fiesta de la Bulería (24 de agosto), Fernando actuó junto a un elenco de artistas japoneses como Shoji Kojima, uniendo ambas culturas con una bandera jerezana y su cante por bulerías.
Nos quedan sus escasos aunque contundentes discos en solitario –De Santiago a Triana (Audivis, 1994), En cá Fernando de la Morena (1999), Jerez de la Morena (Palo Seco, 2002)–, así como las colaboraciones en el Himno de Andalucía junto a Paco de Lucía y Capullo de Jerez, o en el V.O.R.S Jerez al cante que se edita en 2012 junto a otros grandes de la tierra como Agujetas o Manuel Moneo. Famosas fueron sus bulerías en Flamenco de Carlos Saura o su estrecha relación con Moraíto.
Fernando se va, pero ya deja escritas varias líneas de oro en la historia del cante de Jerez. Y no sólo por bulerías. También con la trilla, fandangos personales, seguiriya racial o su soleá tan jerezana. Sobre todo, personalidad. Descanse en paz este Sultán de la Bulería. Ya está junto a su hermanito Curro.