La historia se repite: el flamenco jerezano que viene
Son jóvenes pertenecientes a familias de tradición flamenca de Jerez y se han propuesto emprender un camino para defender el legado recibido con “compromiso y esfuerzo”.
En la calle Ponce de Jerez de la Frontera se encuentra el estudio de baile de Antonio El Pipa, cerca del barrio de Santiago. Desde hace semanas y sin nadie que les obligue ni les dirija, unos jóvenes que aman el flamenco sobre todas las cosas se reúnen numerosas tardes en ese local para dar rienda suelta a la creatividad y al estudio. Se sienten parte del universo jondo, aunque ninguno de ellos, por ahora, sea artista profesional.
Alguno de los integrantes de este grupo, que todavía no tienen nombre oficial y que ni siquiera ha debutado, sí que ha pasado por distintos escenarios acompañando a sus antecesores, sus padres. Bernardo Rubichi y Antonio El Pipa Jr (hijo del conocido bailaor) son los dos promotores de este movimiento, que definen como “una reunión de amigos que queremos luchar por el legado que hemos recibido y estamos convencidos de que hay que trabajar mucho para que no se pierda lo que nuestras familias han defendido siempre”.
Son un total de nueve integrantes, con edades comprendidas entre los 15 y 19 años, y se conocen en la calle. Todo comienza en las pasadas fiestas navideñas, cuando Jerez celebra una zambomba en cada esquina y la juerga se monta en los rincones. Ellos, que como se apuntaba anteriormente no tienen demasiada experiencia en los escenarios, sí que coincidieron en alguna de estas populares celebraciones y creyeron oportuno reunirse para intercambiar criterios, opiniones, o como dicen Bernardo y Antonio, “aprender unos de los otros sin que haya ningún director ni nada, que seamos nosotros mismos los que decidamos cada movimiento”.
Bernardo canta, es hijo de Tomás Rubichi y de Virginia Agujetas, por lo que en su sangre permanecen los códigos de dos sagas (que en realidad es una) imprescindibles para entender la franqueza del cante jerezano de los últimos tiempos. Antonio, por su parte, es hijo de Antonio El Pipa, y biznieto por parte materna de Manuel Morao, el genial maestro de la guitarra gitana. ¡Vamos allá!
Dice el joven Antonio que ha estado en el cuerpo de baile de los últimos espectáculos de su padre, que se le quedó impregnada la frase de su bisabuelo Manuel en defensa del “cante gitano clásico andaluz”, entendiendo que “si ellos lucharon tanto por hacer crecer esta cultura, nosotros no podemos mirar para otro lado”.
«Bernardo Rubichi y Antonio El Pipa Jr son los dos promotores de este movimiento: “Estamos convencidos de que hay que trabajar mucho para que no se pierda lo que nuestras familias han defendido siempre”»
Es cuanto menos ilusionante comprobar la entrega que cada uno de ellos está poniendo para que este proyecto, tan humilde como lleno de vida, tenga continuidad y que poco a poco aparezcan algunas oportunidades para que los vean y escuchen.
Y no son solo los mencionados los culpables de este movimiento, porque aquí “nadie es más que nadie, ni ninguno tenemos más protagonismo que otro, somos todos iguales”. En la terna de cantaores están Luis Montoya, que es hermano pequeño del Chanquita, joven que acaba de triunfar en la Bienal de Holanda junto a Juana la del Pipa e Israel Fernández; y Manuel Junquera, cuyo apellido lo dice todo, además de pertenecer a la casa de los Pantoja.
Al baile se ha sumado Marisol Jiménez, joven de buenas hechuras que ha aprendido en la escuela de Manuela Carpio y con otros maestros como el propio Antonio Canales, habiendo actuado en peñas como La Bulería o Torres Macarena.
Las guitarras son las de Enrique Pantoja, de la misma rama que la de su primo Manuel y con formación de conservatorio, y la de Antonio Morao, autodidacta que aprende de oídas, de su gente. Y como Jerez es compás, jaleo y comunión, se suman las palmas de Álvaro Pantoja y Manuel Rubichi.
Hasta el momento están profundizando y trabajando sobre estilos muy de la zona, de la escuela jerezana, como la bulería para escuchar, que también se conoce como soleá por bulerías. Fandangos y seguiriyas no faltan, así como los martinetes, para que bailen Antonio y Marisol. Soleá, alegrías, tangos y bulerías completan el repertorio que han acordado para iniciar el camino.
En resumen, estos jóvenes jerezanos han confeccionado un grupo en el que predomina el espíritu de aprendizaje y respeto al flamenco, con el propósito de poder mostrar en un escenario lo que llevan trabajando en un ambiente de total retroalimentación y disfrute.
Gregorio 12 febrero, 2023
Emociona ver y escuchar a los que vienen «achuchando»fuerte.Tenia que haber un Cachito de Jerez en cada provincia Española.