El flamenco es cante, indudablemente. Desgarro, voz y sentimiento. Quejío. Pero también es baile, figuras y taconeo. Y, por supuesto, flamenco es toque. Guitarra y punteo. Arte jondo en estado puro. Arte, en definitiva. Uno de los más prestigiosos galardones –quizá el que más– es la Llave de Oro, que ha distinguido a tan solo cinco cantaores y una bailaora desde hace más de ciento cincuenta años. ¿Qué pasa con los maestros del toque? ¿Acaso no es hora de ofrecer la primera Llave de Oro de la Guitarra?

Tan legendaria como a veces polémica, la última llave de oro fue recibida por Antonio Fernández Díaz, más conocido como Fosforito, allá por 2005. Otras cuatro llaves del cante fueron entregadas en 1868 a Tomás el Nitri, luego a Manuel Vallejo (1926), Antonio Mairena (1962) y finalmente a Camarón de la Isla (a título póstumo en 2000). Por su parte, su equivalente en baile ha sido entregado una sola vez, en 1972, a Matilde Coral, «bailaora, maestra y abanderada de la “escuela sevillana” del baile, caracterizada por sutileza, gracia, movimientos garbosos y un punto de picardía», como ya escribió nuestra compañera Estela Zatania.

Quizá sea el momento de mirar hacia la tercera pata del flamenco, la guitarra. Desde hace un tiempo, hay una iniciativa de aficionados, críticos y artistas flamencos que proponen recuperar estos galardones otorgando la primera Llave de Oro del toque. ¿El elegido? Manuel Muñoz Alcón, conocido como Manolo Sanlúcar.

«Manolo Sanlúcar merece la Llave de Oro de la Guitarra porque ha dedicado su vida al flamenco creando, investigando y formando a jóvenes que hoy son figuras de la guitarra» (Manuel Bohórquez)

El genio gaditano, nacido en Sanlúcar de Barrameda en 1943, es uno de los guitarristas flamencos más grandes de todos los tiempos. Algunas de sus creaciones, como Medea, Tauromagia o Trebujena, son tan reconocidas como las mejores obras de Falla o Turina.

Retirado de los escenarios desde 2013, puede ser el momento de reconocerle su prestigiosa trayectoria con esta Llave de Oro que indudablemente se merece y que desde Expoflamenco empujamos lo que podemos para que así sea y se haga realidad más pronto que tarde.

Nadie en la actualidad ha hecho más que Manolo Sanlúcar –uno de los más grandes de la guitarra– por este instrumento en particular y el flamenco en general. Un gran reconocimiento que posiblemente acojan con agrado desde todas las vertientes del flamenco, más allá de que alguno pueda pensar en Paco de Lucía, pese a saber que este premio debe darse en vida. Ocasión perdida.

«El maestro es un hombre agradecido y he visto alguna vez con qué cara ha recibido la insignia de oro de una peña flamenca de barrio. Así que imaginen cómo recibiría el genio de la música flamenca un galardón como la Llave de Oro de la Guitarra, el primero de la historia. Manolo merece algo así porque ha dedicado su vida al flamenco no solo ganando dinero, sino creando, investigando y formando a jóvenes que hoy son figuras de la guitarra», explica nuestro director Manuel Bohórquez en su artículo publicado en El Correo de Andalucía.