Flamencos y felices de serlo: Premios Internacionales de Flamenco de la EFA
El jueves 16 de noviembre, con motivo del Día Internacional del Flamenco, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) se vistió con sus mejores prendas para recibir a los dieciséis galardonados en los VIII Premios Internacionales del Flamenco 'Manolo Sanlúcar'.
El jueves 16 de noviembre, con motivo del Día Internacional del Flamenco, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) se vistió con sus mejores prendas para recibir a los dieciséis galardonados en los VIII Premios Internacionales del Flamenco ‘Manolo Sanlúcar’, entregados por la Escuela de Flamenco de Andalucía. La tierra que parió a Manolo Sanlúcar estaba con una luz que, de haber estado allí, Sorolla se habría vuelto macandé. Era la misma luz que alumbró a Perico Frascola, los Mezcle, Ramón Medrano o La Sallago. La misma que veía Frijones de Jerez cuando lo dejaban salir del calabozo tras haber dormido la mona y la que alumbró los amaneceres de Tomás el Nitri cuando iba a pelar la pava a casa de sus parientes los Vargas.
Los premiados y acompañantes llegaron a partir del mediodía y se hospedaron en el Hotel Barrameda, al lado de la Plaza del Cabildo. La recepción con la alcaldesa y otras autoridades municipales fue a las ocho de la tarde y no en el Ayuntamiento, sino en la Bodega La Gitana, donde nos esperaban cientos de barriles del tiempo, al menos, de la invasión francesa. Alguien dijo, con arte, que no era mal lugar para quedarse un mes encerrado, siempre y cuando no faltaran quesos y jamones. Olía a gloria bendita y había una limpieza que invitaba a quedarse allí un par de días.
Una cena de rechupete
Tras los saludos de bienvenida de la alcaldesa, Carmen Álvarez Marín, la organización nos deleitó con un cuadro flamenco, el de la bailaora gaditana Ana González. Luego, por aquello de que los flamencos no comen, una cena a base de entremeses, revuelto de papas con huevos y carne de ternera con guarnición. No hubo langostinos, que es como si vas a cenar a Ávila y te ponen una morcilla de Burgos. Se brindó por Sanlúcar y el flamenco, con Manuel Martín Martín como maestro de ceremonia, y, aunque había que madrugar, cubatita en la Plaza del Cabildo.
La mañana de la gala los premiados se levantaron pronto para desayunar en el bufet libre del hotel. Copiosamente, por si los langostinos seguían sin salir de sus cuevas. Al maestro Serranito, que madrugó bastante, le gustaron las tostadas con mermelada y el jamón de Pontevedra. Y hubo un premiado que bajó en pijama, pero, eso sí, uno muy mono con ínfulas de chándal bolivariano. Luego bajó ya con un traje azul marino magníficamente planchado. Todos iban elegantes, como no podía ser menos, porque la gala era en el Auditorio Manolo Sanlúcar.
Todo fue muy emocionante
La gala estuvo marcada por la emoción de los galardonados. Manolo Sanlúcar estaba en la mente de todos ellos y también del público, que llenó el auditorio. Fue en general una gala de una enorme elegancia, conducida magistralmente por el joven periodista jerezano Juan Garrido. Todos los premiados, sin distinción, pensaron en Manolo Sanlúcar tras recoger el galardón.
Ya son historia en estos galardones, artistas de la talla de Merche Esmeralda, Blanca del Rey, Serranito, Rancapino, Juan Villar, Carles Benavent, Tino di Geraldo, Rubem Dantas, Jorge Pardo y María Terremoto. Al igual que el crítico Manuel Martín, el Corral de la Morería, el Festival Flamenco de Mont-de-Marsan, la Peña Flamenca Juan Breva, el productor Chemi López y el portal Deflamenco.com.