Blanca del Rey: «El pensamiento flamenco tiene que evolucionar»
La bailaora y coreógrafa cordobesa Blanca del Rey, dueña del Corral de la Morería, charla con Expoflamenco. «Ya es hora de que dejemos pasar el aire de un oído al otro, por los ojos, por la mente. Las neuronas necesitan alivio», dice.
Coincidimos con la bailaora y coreógrafa Blanca Ávila Molina, Blanca del Rey (Córdoba, 1946), este agosto en el jurado del Concurso del Cante de las Minas. Buen momento para invitarla a protagonizar una charla audiovisual para nuestro portal. Una amena conversación localizada en el coqueto Museo Minero de La Unión y en la que pudimos repasar su concepción del baile flamenco y su condición de propietaria y directora artística del prestigioso tablao madrileño Corral de la Morería.
Blanca comenzó recordando sus primeros pasos en el baile, cómo su madre la llevaba a ver los Coros y Danzas del antiguo Educación y Descanso. Cómo el disco de la antología de Hispavox se paraba y ella seguía bailando y llorando. «Pilar López me decía: ¡qué bonito mueves el cuello!». Pasó a reflexionar sobre la personalidad y el copismo: «Me interesa el bailaor que lleva a su terreno el legado de los grandes». Entre los jóvenes, ve artistas maravillosos, con mayúsculas. Se desmarca del inmovilismo: «No se puede bailar como hace cincuenta años. No hay que comparar unas épocas con otras. No puedes comparar a Velázquez con Picasso. El pensamiento flamenco tiene que evolucionar. ¿Antes era la época dorada? De eso nada». Del Festival Internacional del Cante de las Minas, donde nos encontramos, reconoce que le hace rememorar grandes instantes de su vida y le gusta aportar su idea al certamen. Y respecto a la célebre Soleá del mantón que ella popularizó, confiesa que eso es mérito de su marido, Manuel del Rey. Declara su amor hacia la poesía: «Es el pensamiento más gratificante para el alma». Y defiende la labor impagable del tablao, que no es solo para turistas. Por el suyo pasó Rod Hudson, por cierto. «Ya es hora de que dejemos pasar el aire de un oído al otro, por los ojos, por la mente. Las neuronas necesitan alivio», dice.
«No se puede bailar como hace cincuenta años. No hay que comparar unas épocas con otras. No puedes comparar a Velázquez con Picasso. ¿Antes era la época dorada? De eso nada»