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Susana di Palma, lo mejor de dos mundos

La norteamericana Susana di Palma es una señora con una misión. Una más en la línea de agitadores flamencos fuera de España con agenda sociocultural y una vinculación profunda con el arte jondo.


Coge una lata de Coca Cola, sacúdela enérgicamente, luego la abres y contemplas la explosión. Es así como sientes la presencia de Susana di Palma (Minnesota, USA 1947), una señora con una misión. Una más en la línea de agitadores flamencos fuera de España con agenda sociocultural y una vinculación profunda con el arte jondo.

 

Hace 40 años en Minnesota, donde tus pestañas se congelan estando al aire libre en invierno, y la gente tiene fama de reservada y poco flamenca, Susana di Palma fundó Zorongo Dance Theater, una compañía que presenta flamenco tradicional y obras de flamenco teatral. Es coreógrafa y directora artística de la compañía, y ha recibido numerosos premios por coreografías encargadas.

 

Hemos visto el compromiso que no flaquea de la familia Encinias en Alburquerque, Nuevo México, la dedicación de Carlota Santana en Nueva York con su proyecto Flamenco Vivo, además de Beth Nesbitt, que defiende California con producciones y talleres de gran nivel, y por supuesto la fuerza dinámica detrás de Expoflamenco, Jafelín y Mitch Helten, basados en Vancouver y Jerez, además de otros a los que iremos conociendo sobre la marcha. Todos comparten al menos una cosa: la creencia más absoluta de que el flamenco es más que una forma musical, que posee un poder curativo que alcanza a todas las personas, y de reunirlas con su energía positiva. Quizás son cualidades que residen en todos los empeños culturales, o a lo mejor el flamenco tiene realmente una dimensión espiritual excepcional que lo hace especial y cruza barreras geográficas.

 

 

Nos cuenta Susana di Palma…

Empecé a estudiar danza clásica española con cinco años con una jubilada bailarina popular que había trabajado con La Meri. Me enseñó a tocar los palillos, y empecé a bailar en público. Siendo mitad italiana y mitad Ojibwe [grupo étnico de americanos nativos], pasé por “exótica” en aquella tierra norteña.

 

A primeros de los años 70, llegué a Nueva York para estudiar con Mariquita Flores y María Alba. Me resultó fascinante que María estaba preparando una obra, Yerma, basada en la obra de teatro de Lorca. Al regresar a casa, me dirigí inmediatamente a la biblioteca y saqué todas las obras de Lorca.

 

Veía muy claro mi futuro, y así empezó la aventura. Me marché a Madrid y empecé a dar clases con Rosario [pareja histórica de Antonio el Bailarín], y luego, a Sevilla a estudiar con Enrique El Cojo. Eran todavía años de Franco, y una mujer sola y extranjera levantaba cejas.

 

 

«En 1982 fundé en Minneapolis el Zorongo Flamenco Dance Theater, una organización sin ánimo de lucro. Desde entonces, he creado más de veinticinco obras de teatro flamenco. La mayoría fueron concebidas para ayudarme a ver algún sentido en nuestro mundo»

 

 

En Madrid en 1974, fui contratada para bailar en los tablaos Cuevas de Nemesio y Los Canasteros, ¡la inmersión total! Estudié en el Amor de Dios original con María Magdalena, la jota con Pedro Azorín, Tomás de Madrid, Paco Fernández y otros.

 

Un día en 1977, La Singla se presentó en los estudios buscando bailaora para su gira por la Costa Brava. Fue Ciro [otro maestro de baile] quien le sugirió que me probara. De alguna manera lo hice bien, y me contrató para una turné de cinco meses. En la compañía estaba Antonia La Singla, Pepa Coral (hermana de Matilde), Isidro el Mono, el cantaor El Boína de Cádiz, el guitarrista Juan Maya Marote y yo misma. Bailaba un solo, y tenía que ocultar el hecho de ser extranjera. La Singla fue una gran inspiración.

 

 

ConVivir 7 Dances to a more Compasionate World’ – Zorongo

 

 

En Madrid en 1978 vi la producción de Andalucía Amarga de La Cuadra de Sevilla dirigida por Salvador Távora. ¡Eso me cambió la vida! Me di cuenta de que el flamenco podría tratar temas sociales y sacar algún sentido de nuestro universo. El sufrimiento de los pueblos, lamentaciones universales, protestas en contra de la represión, nada de glamur.

 

Andando el tiempo, regresé a Minnesota atraída por los programas de financiación de las artes que abundan en este estado. Justamente había acabado de leer Doña Flor y sus dos maridos, de Jorge Amado, y tomé la decisión de crear una obra de teatro flamenco basada en el mismo. Había ido a Sevilla a reunirme con Távora y rogarle que me aceptara como aprendiz. El aceptó, pero entonces el Joyce Theater aceptó la presentación de mi obra Doña Flor. Tuve que torear el dilema de elegir entre dedicar mi vida a una visión artística ajena o seguir mi propia locura.

 

Durante un tiempo viajaba continuamente entre Minnesota y Madrid, y en 1982 compré un piso en la capital con la idea de tener lo mejor de ambos mundos. Estudiaba intensivamente con Carmen Mora, Merche Esmeralda y Manolete. También fui a Sevilla para estudiar con Manolo Marín, al que considero uno de mis maestros más inspiradores, junto a Pepa Coral.

 

En 1982 fundé en Minneapolis el Zorongo Flamenco Dance Theater, una organización sin ánimo de lucro. Desde entonces, he creado más de veinticinco obras de teatro flamenco. La mayoría fueron concebidas para ayudarme a ver algún sentido en nuestro mundo, y contemplar temas sociopolíticos como Garden of Names, que trataba la tortura política en Argentina y Guantánamo, Zorro, acerca del secuestro de niños indios de los internados (la historia de mi abuela), Encuentros, una reunión imaginaria entre el actor afroamericano Paul Robeson y García Lorca, Tra Ti Ti Tran Tran Toro, un espectáculo con títeres acerca de la inmigración, Tales of the Inquisition, una manifestación antibélica, Romería, que trataba de la conservación del medio ambiente, Gernika, antibélica y Casita, que incorporaba góspel y blues con flamenco para contar historias de mujeres sin techo a las que conocí cuando trabajaba de voluntaria en un centro de acogida. También creé obras acerca de Frida Kahlo, San Juan de la Cruz, Sor Juana de la Cruz y muchas inspiradas en Lorca. El siguiente trabajo va a ser Conference of the Birds, inspirado en el místico persa Attar y la trascendencia, además de una obra que expone la historia en España de los bebés secuestrados y la necesidad de una política de libre elección.

 

 

«Acabamos de terminar una gira con Casita, y la academia Zorongo ha seguido con sus clases. Nos ilusiona volver a recibir a artistas invitados desde España para inspirarnos, ¡y espero asistir a la Bienal de Sevilla en septiembre sin falta!»

 

 

La condición de Zorongo de “sin ánimo de lucro” nos permite recibir ayuda económica para traer a artistas invitados. También he recibido fondos para volver a España a estudiar, y asistir a la Bienal de Sevilla y el Festival de Jerez, pero nunca he solicitado apoyo económico de España.

 

A lo largo de los años, hemos llevado a artistas de España como Manolete, Domingo Ortega, Belén Maya o Manolo Marín, entre otros. Recientemente, el tema de los visados ha sido muy difícil, así que de momento no llevamos a gente de fuera a menos que tenga visado. No hay cantaores profesionales en Minnesota, por lo que empleamos a cantaores residentes en Estados Unidos.

 

El tiempo de la pandemia ha sido maravillosamente descontrolado. Estuve en el Festival de Jerez de 2020, y me marché el 11 de marzo, ¡justo a tiempo! Con el mundo en pausa, inmediatamente me ocupé con la creación de Decameron 20:20 inspirado en la obra de Giovanni Boccaccio. Lo realizamos con artistas aislados en diversos sitios: Belén Maya, que estaba aislada en Roma, José Luis Rodríguez en Miami, Emilio Ochando y Jeanne d’Arc Casas en Madrid, Fanny Ara en San Francisco, Isaac Tovar en Sevilla, Jesús Muñoz en Santa Fe y yo misma. Nos reunimos por Zoom diariamente durante diez días, y cada uno creó dos minutos al día de coreografía a la música de José Luis sobre el tema de cómo manejamos el aislamiento de la pandemia. También creé una obra llamada Requiem for Lost Dreams en la que hice el papel de la Muerte que estaba cansada después de todo esto.

 

Acabamos de terminar una gira con Casita, y la academia Zorongo ha seguido con sus clases. Nos ilusiona volver a recibir a artistas invitados desde España para inspirarnos, ¡y espero asistir a la Bienal de Sevilla en septiembre sin falta!

 

Imagen superior: Susana Di Palma – Foto Zorongo

 

 

Susana Di Palma. Premio SGAE a la mejor coreografía. Zorongo

Susana Di Palma. Premio SGAE a la mejor coreografía. Zorongo

 

Susana Di Palma. Zorro Títeres flamencos. Foto Zorongo

 

Susana Di Palma, con alumnos refugiados de Somalia. Foto Zorongo.

 

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

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