Antonio Campos nació en Tarragona, pero a los pocos meses de nacer se mudó a Atarfe, Granada. Allí echó sus raíces flamencas. Tras un tiempo de inactividad, el artista granadino presenta un nuevo trabajo discográfico que se titula In-finitud. Ha sido presentado en el Instituto Andaluz del Flamenco (IAF), donde ha estado acompañado de Cristóbal Ortega, su presidente.

Se trata de un disco que refleja la soledad de estos tiempos. Tanto es así que Antonio Campos ha hecho de cantaor, guitarrista, palmero, percusionista y hasta letrista. Un proyecto muy íntimo que sale con una edición limitadísima de ciento cincuenta copias en un vinilo de siete pulgadas. En este disco únicamente ha contado con la compañía, al jaleo, de Melchora Ortega, David Lagos, El Londro y Carlos Grilo.

«El último quejío que ha dado este nuestro cuerpo celeste nos ha llevado a vivir en los confines de nosotros mismos, allá donde la individualidad ha sido a veces la única salida. Y nos ha llevado a entrar en peligro incluso con los nuestros. Hace tiempo ya que nuestras sociedades rozan sus límites, que son propios de las cosas que poseen definición, armonía, orden, perfección», expresaba Campos hablando de su nuevo proyecto.

En cuanto al nombre, el propio artista explica que «me dijo el diccionario que los griegos llamaron finitud a ese momento límite entre el orden y el caos. Coloquémonos en la otra orilla. Hagamos una lectura llena de esperanza y abrazos. Dejémonos de elegir porque con solo un prefijo se puede cambiar el orden del mundo y estar a la vez dentro y fuera».

Cuenta su madre que cuando aún no andaba no se separaba de su guitarra flamenca. Así empezó Antonio Campos como guitarrista en su querida Granada tocando por academias de baile y peñas. Llegó al cante por casualidad tras hacer una versión de unos tangos que le había escuchado a la Macanda –gitana ya mayor de Íllora– en el disco Graná baila por tangos. Tras esto, la bailaora Angustias La Mona le ofreció trabajar como cantaor en el tablao La Reina Mora, del Sacromonte. Era 1997, pero año y medio después y junto al cantaor Tony Maya empezó a trabajar en prestigiosas salas de Madrid como Casa Patas, Suristan, La Cuarta Pared, Galileo Galilei, Sala Caracol o Clamores.

Su extensa carrera ha estado plagada de colaboraciones con grandes figuras del baile como Mario Maya, Antonio Canales, Rafaela Carrasco, Merche Esmeralda, Javier Barón, Manuela Carrasco, Isabel Bayón, Ana Cali, Mercedes Ruiz, Rocío Molina, Javier Latorre, Andrés Peña, Manuel Liñán, La Moneta, Belén Maya, Marcos Flores, Alfonso Losa, Joaquín Grilo, Shoji Kojima, Rubén Olmo, etcétera.

Su debut discográfico en solitario se produjo en 2007 con Corral de Carbón. El disco se grabó el 24 de julio del 2007 en directo con Dani Méndez  –Dani de Morón– a la guitarra, junto a Carlos Grilo y Luis Cantarote El Lúa a las palmas.

Campos ha sabido mantener una clara apuesta por la tradición, con incorporaciones audaces a proyectos de fusión que han relacionado a su forma de hacer el flamenco con el teatro, la música clásica, el jazz o la música tradicional vasca. Todo esto queda patente en sus participaciones en proyectos como Palo Flamenco: fusión entre la música tradicional vasca y el flamenco; Alcántara: puente entre Marruecos y Andalucía, entre la música andalusí y el flamenco; o World-Flamenco Septet Granada-Madrid-New York, entre otros.