El sábado 4 de diciembre se celebró en El Cerro del Andévalo (Huelva) el IX Festival Flamenco Alberto Vélez, donde actuó el guitarrista onubense Paco Cruzado junto a su habitual elenco de artistas: Carmen Molina, Rocío Fernández, Pablo Báez y Lito Mánez. El enclave era el Centro Social de El Cerro de Andévalo, perfectamente adecuado y acomodado para los asistentes, casi lleno gracias a un pueblo volcado con su festival. El sonido corrió a cargo del técnico de cultura del consistorio cerreño, Jose María González Parrilla, que dejó una sonorización de calidad acorde al espectáculo que se iba a presenciar.

 

El recital comenzaba con una introducción audiovisual sobre la figura del guitarrista de la localidad Alberto Vélez, escuchándose algunos toques propios. A continuación se leyeron algunos fragmentos de su biografía a cargo de un servidor, para dar luego comienzo al concierto de guitarra flamenca a cargo de Paco Cruzado y su grupo. Concierto de hora y veinte minutos de verdadero flamenco, acompasado entre pellizcos que quedarán guardados para la historia del festival, donde Paco Cruzado nos presentaba su trabajo, El alma en mis manos.

 

Paco Cruzado nace en 1972 en Huelva y desde muy pequeño comienza a tocar la guitarra de la mano de su padre, Francisco Calleja. Progresa y evoluciona su toque con el tiempo, obteniendo numerosos premios como guitarrista solista en importantes certámenes. Destaca su docencia como profesor titulado de guitarra clásica por el Conservatorio Profesional de Música de Huelva Javier Perianes y en la Escuela Municipal de Música de Aljaraque (Huelva), en el acompañamiento a cantaores de primera línea y en importantes compañías de baile. Paco Cruzado es, aunque algo tímido, un gran guitarrista, músico y mejor persona.

 

 

«A través de su guitarra, Paco Cruzado nos realizó una transmisión musical llena de rasgueos, picados, trémolos, arpegios, todo perfectamente acoplado, lleno de flamencura y verdad»

 

 

Tras poner un poco de información sobre el guitarrista en cuestión, Paco empezó tocando en solitario. Guitarra en mano comienza con Amor infinito (dedicado a su hijo), introducción a modo de toque libre cargada de sentimientos que se fusiona con Néctar de Soleá. Soleá cargada de ese néctar flamenco que fusiona tradición y vanguardia, armonías tradicionales sobre cadencias flamencas de un compás marcado y con peso. Tema que va avanzando buscando ese final más rítmico a modo de bulerías para integrar a Lito Mánez en la percusión, Carmen Molina al cante, Rocío Fernández a las palmas y a Pablo Báez con el contrabajo, para transportarnos a la bulería Conquero azul y fuego. Bulería con una notable riqueza musical y presentando un cante delicado y con fuerza rítmica, culminando el tema con remate cargado de soniquete flamenco.

 

Continúa con los tangos La bella mediterránea, un toque fresco y preciosista, con todos los elementos bien acoplados. De los tangos pasamos a los fandangos Oda al Niño Miguel, compuesto en una tonalidad diferente y más moderna, mi bemol, con aromas a Huelva, su ría, su sierra, con una letra a modo de estribillo en la que Carmen Molina nos transporta a la visión de ese bohemio Niño Miguel andando por las calles onubenses.

 

Sendero del refugiado es una farruca interpretada junto a la percusión y al contrabajo, melódica, nostálgica, bella, sin prisas y bien acentuada. Los tres mismos prosiguen con Caracoles, haciendo un eco de la escuela bolera, de su ritmo ternario, alegre y flamenco. Tras esto se incorpora Rocío Fernández para dejar su impronta en un precioso baile para las sevillanas, Abolengo de Calañas, compuestas en tono de rondeña, de puro estilo flamenco.

 

Llega un momento muy emotivo cuando Paco Cruzado nos deleita con una excelente granaína, Genil, obra del guitarrista Alberto Vélez, llenando la sala de un puro toque jondo. Tras este toque se incorpora todo el grupo surgiendo ese duende en un momento mágico con las piezas entrelazadas El origen de los cantes y Bordón amargo. Pablo Baéz, con magistral destreza, da cuenta de las posibilidades flamencas del contrabajo. Carmen Molina, con sus tonás, araña las entrañas del alma. Y Rocío Fernández ejecuta un baile por seguiriyas, clavando sus pinreles sobre las tablas, marcando los acentos de compás seguiriyero y dejando esencia de su expresión flamenca. Paco culmina con una seguiriya de raíces y jondura.

 

Llega El alma en mis manos, zapateado que da título al espectáculo. Una delicatesen hecha música. Tras ello, unos tanguillos dedicado a Morante de la Puebla. Y para finalizar, el tema Amigo, obra que tras una introducción melódica, acompasada y modulada por varias tonalidades de forma exquisita, viaja a través de un compás por bulerías para rematar el espectáculo de forma verdaderamente flamenca y elegante.

 

Espectáculo en el que Pablo Báez aportó un cálido soporte armónico con su contrabajo. Carmen Molina dejó el eco de su flamenca voz. Rocío Fernández deleitó con su baile de raza y esencia. Lito Mánez fue el conductor del ritmo y del compás, aportando con elegancia su soniquete. Y Paco Cruzado, que a través de su guitarra nos realizó una transmisión musical llena de rasgueos, picados, trémolos, arpegios, todo perfectamente acoplado, lleno de flamencura y verdad.

 

 

Ficha artística

IX Festival Flamenco Alberto Vélez
Centro Social de El Cerro de Andévalo, Huelva
4 de diciembre de 2021
Paco Cruzado (guitarra solista)
Carmen Molina (cante y palmas)
Rocío Fernández (baile, coros y palmas)
Pablo Báez (contrabajo)
Lito Mánez (percusión)
Pablo García (diseño audiovisual)
Sebastián Pérez (management)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Texto y fotos: Juan Israel Torres Toscano