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Pepe Habichuela: «En el flamenco antiguo está el flamenco de verdad»

El veterano guitarrista granadino recibe el reconocimiento de Moments Festival por haber sido clave en la revolución de lo jondo y testigo vivo de la historia del flamenco contemporáneo.


El veterano guitarrista José Antonio Carmona Carmona (Granada, 1944), el maestro Pepe Habichuela, es noticia estos días porque recibe el Premio Moments, que le otorga el Moments Festival – VIII Festival Internacional de Cultura y Arte Popular Independiente en reconocimiento a su contribución a la escena contracultural del país. Una cita, por cierto, que amplía su campo de acción durante el otoño a las ciudades de Madrid, Sevilla y Málaga. Él lo asume con satisfacción. «Sí, puede ser cierto lo que dicen de mí», afirma.

 

Medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes (2019), el nieto de Habichuela El Viejo comenzó a tocar la guitarra desde niño en las cuevas del Sacromonte. A los 15 años marchó a Madrid para sustituir en el tablao Torres Bermejas a su hermano Juan, que puso rumbo a las Américas. «Solo llevaba una bolsa de plástico con un traje, unos zapatos, una tortilla de patatas y una hogaza de pan», contaba en el documental The Flamenco Clan: Herencia flamenca, dirigido por el alemán Michael Meert. Allí tocó con los grandes: Marchena, Valderrama, La Paquera, Fosforito, Camarón y Enrique Morente. En su discografía destacan los discos A Mandeli (1983), Habichuela en Rama (1997), Yerba Güena (2001) y Hands (2010). También grabó junto a Enrique Morente el álbum Homenaje a Chacón (1976), que ganó el Premio Nacional de Discografía.

 

El acto de la entrega del galardón a Pepe Habichuela se celebra el viernes 24 de septiembre en la Roca Gallery (José Abascal 57, Madrid) a la 19 horas. Un encuentro en el que el guitarrista hablará con el periodista cultural Gómez Gufi. Tras la charla se inaugura la exposición Nuevos medios. Ética y Estética, que recoge más de 40 portadas de la mítica casa discográfica creada en 1982 por Mario Pacheco y Cucha Salazar.

 

 

– Moments Festival, gran evento de cultura independiente, le entrega su mayor condecoración. Los organizadores destacan de usted que ha sido clave en la revolución de lo jondo y testigo vivo de la historia del flamenco contemporáneo. ¿Se reconoce en tales descripciones?
– Estoy muy contento de recibir este premio, que le han dado a otros artistas muy importantes. Reconocen mi trayectoria. Yo toco la guitarra desde que tenía catorce o quince años, y ahora tengo setenta y siete. Ese es mi orgullo: con la edad que tengo, estar todavía tocando en los escenarios. La guitarra es mi pasión. Y sí, puede ser cierto lo que dicen. Yo he tocado con grandes músicos internacionales –Dave Holland, Jaco Pastorius, Don Cherry…–, con grandes cantaores de los años 50, 60 y 70. Creo que he aportado muchas cosas al flamenco. Es bonito que en la época actual reconozcan mi camino por los escenarios.

 

– ¿Siente también ese reconocimiento de sus compañeros? ¿Del gremio?
– Yo creo que sí. Los flamencos me respetan, porque he hecho una labor en este arte. Y sigo ahí en pie de guerra.

 

– Usted le tocó a todos.
– A todos, sí. A todos los que ya no están aquí: Valderrama, Morente, Camarón, Marchena… Y ahora le estoy tocando a todos los jóvenes. Eso para mí es muy bonito. Los chavales de hoy en día hacen falsetas mías. Eso es una satisfacción muy grande. Reconocen mi valía.

 

– ¿Volverá a haber una conjunción de artistas tan grandes como aquella a la que usted prestaba su guitarra?
– Es difícil que salga gente de esa categoría. Yo aprendí mucho de la gente mayor.

 

 

«Yo le toqué a todos los que ya no están aquí: Valderrama, Morente, Camarón, Marchena… Y ahora le estoy tocando a todos los jóvenes. Los chavales de hoy en día hacen falsetas mías. Eso es una satisfacción muy grande»

 

 

– Como ahora aprenden de usted.
– Claro. Los jóvenes aprenden de artistas de mi edad. De mí y de mi hermano Juan. De nuestras guitarras flamencas. Las guitarras granaínas de toda la vida.

 

– Le he leído en alguna entrevista una frase muy bonita: que los cantaores con los que usted tocaba hacían flamenco nuevo pero antiguo. ¿Ahora también hay de eso?
– Yo creo que sí. Ahora hay artistas jóvenes que están cantando muy bien, y guitarristas jóvenes que están tocando muy bien. Yo creo que estamos en un momento muy bonito del flamenco.

 

– ¿Me citaría algún nombre entre los nuevos tocaores?
– Hay mucha gente. Mi hijo Josemi Carmona es un musicazo. Están Diego del Morao, Antonio Rey… Hay una pila de jóvenes tocando la guitarra muy bien. Una ejecución bárbara.

 

– Usted tuvo a Enrique Morente treinta años ahí sentado a su derecha. Háblenos de él.
– Así fue. Desde los años 70 estuve con él caminando por España y fuera de España. Aprendí mucho de él. Fue un genio del cante flamenco.

 

 

 

 

– Genios hay pocos, ¿verdad?
– Ahora sí. Antes había muchos: Manolo Caracol, Marchena, Valderrama, Camarón, Morente… Eran genios eternos.

 

– ¿Cómo son los genios del flamenco? 
– Son grandes conocedores de todos los palos del flamenco y tienen mucha afición. Morente y Camarón iban a los pueblos a escuchar cantar a la gente mayor. Ahí es donde se aprende.

 

 

«Morente y Camarón iban a los pueblos a escuchar cantar a la gente mayor. Ahí es donde se aprende»

 

 

– El hecho de ser padre de uno de los miembros de Ketama le ha permitido mirar siempre con respeto a la fusión, ¿verdad?
– Ellos tienen su sitio en el mundo del flamenco. Han hecho veinte discos, han revolucionado la música. También son los hijos del flamenco, han aprendido del flamenco puro. Luego tiraron por su camino, el camino de Ketama, y liaron el taco. Ha sido un grupo importante en España.

 

– El musicólogo Faustino Núñez escribió recientemente en el presente portal una reflexión sobre la modernidad. En sus palabras, una cosa es la vanguardia y otra, hacer de vientre por soleá.
– ¡Olee! Es verdad, es verdad. Faustino es un fenómeno. Yo también he tocado por seguiriyas con un contrabajo de Dave Holland y una trompeta de Don Cherry. Y siempre se aprende. Los grandes músicos internacionales flipan con el flamenco. Pero sí, muchos hacen fusión por hacerla. Allá cada uno con su conciencia. Para hacer fusión hay que conocer todas las leyes del flamenco.

 

– Le cito otra declaración reciente, esta vez del maestro Paco Cepero. Nuestro director, Manuel Bohórquez, le entrevistaba semanas atrás en su casa de Jerez. En un momento dado, Cepero reconoció que Paco de Lucía había aprendido el soniquete de él.
– Ya había escuchado algo de eso. Hombre, yo no hubiera dicho esas cosas. Aquel hombre era un genio. El número uno del mundo. No le hacía falta más, lo tenía todo. Son tonterías de la gente.

 

 

«Sí, muchos hacen fusión por hacerla. Allá cada uno con su conciencia. Para hacer fusión hay que conocer todas las leyes del flamenco»

 

 

– Los guitarristas, como los cantaores, persiguen el duende. ¿Es tan difícil de encontrar?
– El duende es algo muy raro. O viene o no viene. Cuando está, te sientes a gusto y salen cosas muy bonitas sin darte ni cuenta. Y ya ni las recuerdas.

 

– ¿Le han criticado mucho por tocarle la guitarra a algún que otro artista ajeno a la ortodoxia? Esas estampas de los balcones de Pamplona…
– Yo nunca he metido la pata sobre eso. Por ejemplo, he hecho cosas con Ojos de Brujo. Vas y aprendes con esa gente. No pasa nada.

 

– ¿Qué le diría usted a los aficionados al cante jondo desde el atril al recoger su premio?
– Que escuchen flamenco antiguo. Flamenco añejo. Ahí está la base. Ahí hemos aprendido todos, en nuestros mayores. Ese es el flamenco de verdad.

 

Imágenes de Pepe Habichuela: cedidas por Edere Comunicación

 

 

 

 


Sevilla, 1969. Periodista andaluz de intereses etéreos y estrofas cabales. Tres décadas de oficio en prensa musical y cultural. Con arrimo y sin arrimo, para seres de cualesquier afecto.

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