Una crítica al concurso del Cante de las Minas
Analizamos la final de los concursos del LX Festival Internacional del Cante de las Minas, en el que fue absoluta vencedora la cantaora Amparo Heredia La Repompilla.
Siete años cubriendo para diversos medios de comunicación especializados en flamenco el Festival Internacional del Cante de las Minas dan para mucho. Me van a permitir que en esta ocasión abandone el plural mayestático que siempre he utilizado en mis crónicas, para hablarles de una forma más cercana. Siete años, decía, me han servido para vivir de todo. Muchas más satisfacciones que enfados, lo puedo garantizar. Sin embargo, uno de los pocos comentarios que me pesan desde hace no sé cuántos festivales fue el que me hizo un conocidísimo crítico de flamenco que afirmó en mi muro de Facebook que nadie se atrevía a hacer una crítica del concurso. Llevaba razón, nadie lo hacía. Los corresponsales nos limitábamos a afirmar que todos los ganadores eran triunfadores, sin más valoraciones. No se refería con crítica, o eso creo, a poner a parir al jurado o a la organización por el mero gusto de hacerlo, sino a hacer un análisis juicioso y desde un punto de vista analítico del evento. Así que aquí va, desde mi prisma, una crítica al concurso.
El Festival Internacional del Cante de las Minas sigue siendo, por fortuna, el mejor del mundo. También sus concursos. La Lámpara Minera y el resto de premios son como el Nobel o el Pulitzer de literatura. Cuando un autor desconocido lo gana, pasa a ser un superventas en cuestión de horas. Y cuando el autor es famoso, es inmediatamente encumbrado a los altares de las letras, multiplicando su renombre. El día que un festival en Andalucía o en cualquier lugar del globo sea capaz de algo siquiera parecido, nos plantearemos abrir el debate de cuál es el mejor festival de flamenco del mundo. Mientras tanto, es absolutamente ocioso.
«El Festival Internacional del Cante de las Minas sigue siendo, por fortuna, el mejor del mundo. También sus concursos. La Lámpara Minera y el resto de premios son como el Nobel o el Pulitzer de literatura»
Me parece buen punto de partida empezar por la modalidad de concurso que sin duda goza de mejor salud. El concurso de instrumentistas flamencos fue al momento de su creación puesto en tela de juicio. Se equivocaban quienes lo hacían. Conozco gente que año tras año viene a La Unión por el aliciente de presenciar el concurso de los instrumentos distintos de la guitarra, que tiene su propio apartado. En la presente edición ha habido más semifinalistas que nunca y de un nivel más que aceptable. Presenciamos una bonita final entre Lara Wong y Antón Cortés. La organización tuvo el acierto de hacerlos actuar de forma consecutiva, de manera que fuera más evidente que competían entre ellos. No siempre ha sido así. En ocasiones se llevaban más de una hora de diferencia entre actuaciones, puesto que se intercalaban otras modalidades. Ganó la flautista canadiense de origen japonés, aunque el niño mallorquín de trece años puede sentirse muy orgulloso de haber conseguido ser finalista.
El concurso de guitarra tiene por costumbre dar más quebraderos de cabeza de los que debería a los jurados de las distintas ediciones. Creo que ningún premio ha quedado tantas veces desierto como el Bordón Minero. Nadie piense que la gente que se presenta no toca bien. Para nada. Pero un premio que en sus orígenes ganaron Vicente Amigo o Antonio Rey, dos de los máximos exponentes de la guitarra flamenca actual, debe tener un nivel de exigencia. Quizá por ese motivo se quedó una final de guitarra descafeinada con la sola presencia de Álvaro Martinete, justo vencedor del concurso, pero que no tuvo más presión que competir contra sí mismo.
Los concursos de baile, al igual que el de guitarra, solo contaron con un finalista en cada una de las modalidades: masculino y femenino. Esta bifurcación de lo que antes era un solo premio, y que se vendió como idea de Blanca del Rey, es un fracaso absoluto. Habríamos tenido una preciosa final entre dos buenos bailaores, como son Rafael Ramírez Vílchez y Paula Rodríguez Lázaro, y acabaron siendo dos actuaciones sin emoción. Cada uno de ellos era consciente de que cubriendo expediente ganaría el primer premio en su modalidad. Urge volver al origen, porque incluso en el caso de que un año se clasificaran cuatro bailaores para la final, dos por categoría, el tedio puede ser monumental tras tantas horas de final.
Y el cante. Ay, el cante. Origen y fuste de todo lo demás. Quién le iba a decir a Don Esteban Bernal, o a Asensio Sáez y al resto de padres de la criatura, que su festival del cante, no del toque ni del baile, llegaría a donde está ahora. Qué orgullosos pueden estar. Qué llenos de ese mismo sentimiento estamos de ellos todos sus paisanos.
«Vistos todos los semifinalistas en la modalidad de cante, que el ganador sería Francisco Escudero Perrete era un clamor. Muchos pensábamos que tendríamos una final extremeña entre él y Esther Merino»
Negar que el concurso de este año ha sido generalmente decepcionante es no estar en la onda de nada. Ni de las redes sociales, ni del público local, ni del foráneo. Vistos todos los semifinalistas, que el ganador sería Francisco Escudero Perrete era un clamor. Muchos pensábamos que tendríamos una final extremeña entre él y Esther Merino, y en cierto modo así podía suceder, pero de forma distinta a la esperada.
La noche de la última semifinal siempre ha sido especial. Los artistas tenían los nervios a flor de piel y ninguno se apartaba de la fachada principal del Mercado Público de cuya reja colgaría el acta del jurado anunciando a los finalistas. Las caras de póquer y los comentarios del tipo «ya sabemos lo que son los concursos» se transmutaban de inmediato en júbilo, tristeza o rabia al saberse el listado de clasificados. Hasta eso hemos perdido. La lista de finalistas nos llegó a primera hora de la mañana y ni siquiera pudimos saber hasta cerca del mediodía quiénes optaban a la Lámpara. En la nota remitida se nos hacía saber que en la modalidad de cante eran finalistas Perrete, La Repompilla, Manuel Cuevas y Esther Merino. Cuatro. Algo no cuadraba. Hechos los preguntaos necesarios, se me comunica que solo han clasificado la minera y, en consecuencia, la Lámpara solo pueden ganarla Esther Merino o La Repompilla. A Perrete se le debió de atragantar el desayuno. Al cabo de un rato de saberse esto anuncia que no comparecerá en la final, acompañando un parte médico con diagnóstico de gastroenteritis aguda. Espero que ya esté mejor.
Al conocerse el acta del jurado sabemos que Manuel Cuevas hijo también ha clasificado la minera, pero que no opta a la Lámpara por no haber pasado ningún cante más. Finalmente se hizo con el premio destinado a cantaores jóvenes. También supimos al momento de recibir el acta que Perrete no había clasificado sus dos tarantas, que a mí me parecieron muy meritorias, por hacerlas con un estilo muy personal. Doctores tiene el Festival. Le clasificaron los cantes bajoandaluces, mucho peores a mi juicio que los estilos mineros que interpretó.
Con estos mimbres, la final tuvo nombre de mujer. Esther Merino y La Repompilla dieron todo lo que tenían para que la final fuese un buen espectáculo. La deliberación del jurado no fue más larga que otros años, pero se hizo eterna por no poder bañarla en cerveza o cualquier otro reconstituyente al estar prohibido volver a entrar al recinto si en algún momento se salía. Protocolo Covid, mecachis.
«Esther Merino y La Repompilla dieron todo lo que tenían para que la final fuese un buen espectáculo. La deliberación del jurado no fue más larga que otros años, pero se hizo eterna por no poder bañarla en cerveza o cualquier otro reconstituyente»
No quisiera cerrar estas líneas sin tener un recuerdo para el gesto de Rosendo Fernández, uno de los guitarristas oficiales del concurso y que acompañó a la finalista Esther Merino pese a haber perdido solo horas antes a su madre, que también lo es de Encarnación Fernández. Mi recuerdo para ella y mi reconocimiento a su gesto. Con tal de no hacerle cambiar a última hora de guitarrista a una finalista con opciones a Lámpara, debió tocar con todo el dolor de su corazón. Una muestra de responsabilidad y profesionalidad. Eres grande, Rosendo.
Como ya todos saben, ganó La Repompilla, a la que deseo la mejor de las suertes en el año que tiene por delante para defender su Lámpara. Espero equivocarme al afirmar que no le dará más provecho al trofeo que el que en su momento le dieron Churumbaque hijo o María José Pérez a los suyos. Supongo que no todos los años no puede salir un Poveda.
José García 9 agosto, 2021
Incomprensible que en la final no estuviera Virginia Gamez. Algo está pasando en este festival en el cante que es mejor callarse.
Marian Gomez 9 agosto, 2021
La bailaora Paula Rodriguez es Santanderina. Creo que hay que documentarse en condiciones, y además tratar de ser justos en los comentarios, ya que las obras de arte que alli se crearon, no están carentes de emoción en ningún caso.
Joaquin Zapata 9 agosto, 2021
Virginia tuvo una digna participación, pero los concursos son así. Esperemos que vuelva algún día.
Joaquin Zapata 9 agosto, 2021
Se trata de un error que no es imputable a Expoflamenco puesto que el programa de mano del festival decía eso, que venía de Madrid. Ya está corregido. Un saludo.
JUAN JOSE ACOSTA IGLESIA 9 agosto, 2021
Esa es la crítica que tanta falta le hace al festival?, pues no. Esa es una crónica tristemente prevista.
Muy breve, porque no quiero ocupar espacios.
Tanto la bailaora, bailaor y tocaor compitieron sobre ellos mismos, cierto, pero en más de una ocasión han dejado el premio, en este caso de guitarra desierto,, aún compitiendo varios guitarristas, podrían haberlo hecho en esta ocasión también.
No entenderé jamás cómo se pueden tener méritos y calidad para estar en una semifinal y luego pasar a la Final y dejar el premio desierto aún compitiendo entre varios, sí tenían calidad para pasar a la Final, alguno ha debido ser el mejor, digo yo.
Vicente Amigo, Paco de Lucía Manolo Sanlúcar solos hay uno a pesar de lo muchos y buenos tocaores que hay en estos tiempo. Y eso pasa en las otras disciplinas.
Y hay me quedo, pero habría más…
Joaquin Zapata 9 agosto, 2021
Lamento que no le haya gustado el artículo. Un saludo..
Emilio Fornes 11 agosto, 2021
El jurado se salto las bases en la final al clasificar a mas de 2 concursantes para la minera, lo dice la base tercera apartado A del anexo II: de la seleccion de los concursantes.
Perrete si hubiese realizadon 2 tarantas estaria mal por no ajustarse a las bases, hizo taranta y levantica.
Hay que leer las bases para poder criticar porque es un concurso y no un festival.
Joaquin Zapata 12 agosto, 2021
Gracias por comentar.
Digo tarantas en sentido genérico, aunque si quisiéramos hacer más precisiones podríamos decir que hizo la minera de Chacón -subir y bajar la cuesta- y levantica del Cojo de Málaga, ambas sui generis. Se aparta bastante del patrón melódico habitual, y como no dejan de ser tarantas, así lo denomino por ese motivo.
Reitero el agradecimiento por comentar.
Flamenco 19 julio, 2023
Brevemente,En todo concurso flamenco debe haber un jurado especialista en cada modalidad.Un jurado cantaor para la modalidad de cante,otro guitarrista para la modalidad de guitarra e igualmente para el baile.Los flamencologos para dar clase de historia en colegios.Vivs el arte que nace y no se aprende.Saludos