«Cuando aparece un cantaor como Israel Fernández, de repente se abren las ventanas a la sorpresa y las emociones». Así explicaba Universal Music su primera colaboración con el cantaor toledano, Universo Pastora. Un elepé con un gusto exquisito en el que Israel se introducía de lleno en la obra de la Niña de los Peines, de su hermano Tomás Pavón y de Pepe Pinto, es decir, el legado sonoro de la Casa de los Pavón. Ahora presenta un nuevo título, Amor, acompañado de Diego del Morao. Una obra muy personal.

Si en Universo Pastora Israel producía un emocionante diálogo musical de conclusiones lucidísimas, y en el que aportó su singular personalidad a los cantes, eEn Amor da un paso más y el artista no recrea una obra determinada. Bebe de aquí y de allá, navegando por lo que mejor define su flamenco más profundo. Teje además temas con letras de su propia autoría sin olvidar un enorme conocimiento del repertorio.

Por si esto fuese poco, a todo se le suma la presencia de Diego del Morao con su inseparable guitarra. Palabras mayores. La fusión de dos lenguajes en las cuerdas de su instrumento. La herencia del toque y el sabor contemporáneo. Una colaboración extraordinaria, la del talentoso jerezano. También participan a las palmas Juan Grande, Juan Diego Valencia y Luis de Periquín. Y en las percusiones, Piraña, de nuevo Luis de Periquín y Chaboli.

 «Amor es el paso natural de un cantaor en franca e imparable evolución, que basándose en un amplio conocimiento del repertorio ofrece al mundo su concepto actual del flamenco derrochando gusto y personalidad»

Amor arranca con unas alegrías muy personales tanto en las melodías como en las letras tituladas De Santa Ana. Le sigue La casa pequeña, una malagueña con temática renovada aunque manteniendo el respeto al cante de Enrique el Mellizo. La majestuosa introducción de Diego del Morao deja paso a distintas músicas soleareras con el canta de Israel en Soleá del cariño.

Sin pausar el ritmo, aunque de forma reposada, llegan los tientos La Amada. En Amor hay dos bulerías y La bulería del reproche es la primera de ellas, con autoría del propio Israel. El frenesí da paso a un tema emocionante, La bella murciana. Y Querencia es el título de los tangos, escritos por Israel y el añadido de una letra arrumbada de Juan Cortés, de Los Banis.

En Amor también hay hueco para una granaína sublime, El mandamiento, y una Seguiriya del desvelo, que desvelo supone una de las mayores audacias del álbum. La segunda bulería del disco lleva por título El anhelo, de autoría propia, y en la que Israel se muestra como un cantaor de fértil repertorio. Diego luce enormemente, hasta el punto de que cuando revisita algunos toques anteriores, suenan nuevos.

Finalmente, los fandangos titulados Como yo te quiero ponen el broche final al cedé. El primero firmado –muy afinado y doliente­­– por Israel y el segundo por Antonio de la Calzá, de fraseo inspiradísimo y jaleos setenteros.

 «Amor es el paso natural de un cantaor en franca e imparable evolución, que basándose en un amplio conocimiento del repertorio y con los afectos como hilo conductor, ofrece al mundo su concepto actual del flamenco derrochando gusto y personalidad», asegura la discográfica en la nota promocional.

Sobre los autores

Israel Fernández. Nacido en 1989 en Corral de Almaguer, Toledo, de casa gitana originaria de Andalucía, se ha convertido en el cantaor en boca de todos. Calificado por algunos como “el cantaor más importante de su generación”, su personalidad al cante, su valentía a la hora de transmitir la tradición de manera innovadora, la versatilidad en su tesitura vocal y su carisma de “lord gitano” no han pasado desapercibidos. Y es que de tiempo en tiempo aparecen cantaores que reúnan tanto. Su voz está llena de rasgos de los más grandes: Camarón, Porrinas de Badajoz, Manolo Caracol o Antonio Chacón. Y aun así es novedad pura. Israel se la juega en cada cante y es así como transmite esa emoción incomparable de “andar por el precipicio”.

Diego del Morao. Diego Moreno Jiménez, guitarrista jerezano perteneciente a la reconocida estirpe guitarrista de los Morao (hijo mayor de Moraito Chico), se formó en su propia casa bajo la atenta mirada de su padre, aunque también recibió formación en la escuela de Carbonero. Comenzó su andadura por los escenarios a la temprana edad de 14 años, acompañando a grandes artistas de la tierra por distintas peñas y festivales. Al poco tiempo su guitarra fue destacando progresivamente. Acompañaba a artistas de la talla de la Macanita, Fernando de la Morena o Vicente Soto. Desde entonces ha estado siempre solicitado por figuras como José Mercé, Enrique Morente, Diego el Cigala, la Niña Pastori, Miguel Poveda, Pansequito, Diego Carrasco, Montse Cortés y Marina Heredia, entre muchos otros.