¿Qué futuro les espera a las peñas flamencas después de la pandemia?
Con la nueva normalidad, podría ser el momento de la reinvención de las distintas peñas flamencas. Todos los que tenemos un compromiso adquirido con la dignificación del flamenco y quien lo compone deberíamos poner de nuestra parte para intentar que no se pierdan o que al menos se pierdan las menos posibles.
El tema al que nos referimos hoy aquí es muy sensible y lleno de matices que por motivos de espacio no podemos hacer referencia en todas sus vertientes. Vertientes que tras el paso del Coronavirus se verán más acentuadas en peñas flamencas que no disponen de un gran número de socios o no tienen un gran espacio para que sus propios socios puedan ir a reunirse en las tertulias de flamenco o para jugar una partida a los distintos juegos recreativos, dominó, naipes, etc. que en algunas de ellas se celebran.
Con la implantación del Estado de Alarma, todas las peñas flamencas de este país tuvieron que cerrar sus puertas de manera temporal por motivos de seguridad y de leyes, claro está, y ante la situación que se avecinaba es lo que tocaba. Pero con el cierre de estas, en estos momentos se avecina algo mucho peor, y con esto me refiero a si nuevamente podrán abrir sus puertas, para que tanto socios como asiduos a estas peñas puedan disfrutar de un recital flamenco.
La problemática de la apertura de las peñas. Con esto no me refiero a peñas que en muchos casos son instituciones ya con muchos años de antigüedad y con un potencial económico y humano que, aunque con sus problemas como todas, podrían hacer frente a la nueva normalidad que se nos avecina. Otras sin embargo se verán abocadas a un futuro incierto, y si no a cerrar definitivamente sus puertas. Todo esto se debe principalmente a la dinámica de los costes económicos que eso conlleva. Costes que en muchos casos se traducen en pagos de alquileres, luz, agua, y otros gastos que tras el nulo funcionamiento de las peñas en venta de lotería y con el único ingreso de las cuotas de los socios no podrían hacer frente a una nueva reapertura, a no ser –y como posible solución– que el dueño del local y las peñas intentaran llegar a algún acuerdo para ir pagando de forma fraccionada los meses que se deban del alquiler.
«Tras el cierre de las peñas flamencas con la pandemia, se avecina algo mucho peor. Me refiero a si nuevamente podrán abrir sus puertas para que tanto socios como asiduos a estas peñas puedan disfrutar de un recital flamenco»
Otro de los problemas a los que nos enfrentamos los peñistas es la limitación de aforo. Aforo que se traduce en una disminución de los espacios de los que disponen las diferentes peñas flamencas para poder disfrutar de ellas. Tal vez haya peñas donde incluso guardando las distancias de seguridad y las higiénicas pueden tener a todos sus socios en el local, pero otras de menores dimensiones no podrán hacerlo. Este es uno de los mayores problemas, aunque necesario, debido al estado en el que nos encontramos. Si una peña tiene por ejemplo cuarenta socios y solo pueden pasar veinte por motivos de seguridad sanitaria, ¿qué socios pueden pasar y qué socios no? He aquí uno de los mayores inconvenientes, porque todo aquel que pague sus cuotas –socios– tiene el mismo derecho a entrar, y, por tanto, no se puede discriminar a nadie en ese aspecto. De esta manera lo más sensato sería no realizar espectáculos hasta que todo pase, porque no se puede discriminar a una persona con los mismos derechos que otra. Lo anterior también conllevaría que, ante un menor ingreso en el local, a los artistas les tengan que reducir de forma drástica sus ingresos, por lo que muchos de ellos se verán en la miseria, si muchos de ellos no lo estuviesen ya. De esta manera se estaría perdiendo en parte la dignificación de los artistas que se ganan su vida principalmente en las peñas flamencas (tema que se lleva también pidiendo muchos años).
Ante la situación anterior que nos presenta la nueva normalidad, podría ser el momento de la reinvención de las distintas peñas flamencas, dando a los jóvenes un poco más de valor, dejando que se equivoquen incluso, porque nadie hemos nacido enseñados, todos nos hemos equivocado, pero también ayudándolos a que sus ideas puedan salir adelante. Y digo jóvenes porque la media de las peñas es de una avanzada edad, tema que también ha creado controversia en la pandemia, por ser la franja de edad que más afectada se ha visto, por desgracia, y será la que más notará su falta presencia por miedo al contagio, sobre todo, en las peñas flamencas.
Con esto algunas peñas lo van a tener verdaderamente complicado, más ante la falta de ayudas en el tejido asociativo que a lo largo de los años han tenido, en parte, la mayoría de estas. Aún asi todos los que tenemos un compromiso adquirido con la dignificación del flamenco y quien lo compone deberíamos poner de nuestra parte, para intentar que no se pierdan o que al menos se pierdan las menos posibles.