David Pino: «Respeto y admiro profundamente a Arcángel»
El nuevo director de la Cátedra de Flamencología de Córdoba afirma que tendra la oportunidad de poder cantar e impartir docencia de manera constante ante un público que, en este caso, será su propio alumnado. Y coincide con Arcángel, su antecesor al frente de esta entidad, en que «donde quiera que estemos, aquí siempre vamos de paso».
El cantaor pontanés David Pino es el nuevo director de la Cátedra de Flamencología de Córdoba. Cantaor serio, con personalidad y una cultura importante, tiene claro que se quedaría con la Cátedra si tuviera que elegir entre esa labor, sus clases en el Conservatorio de Córdoba y cantar sobre los escenarios, aunque entiende que son compatibles. Su auténtica pasión es cantar, pero le gusta la docencia y puede ejercerla porque se preparó para ello. La Cátedra y Córdoba están de enhorabuena.
– ¿Cree usted que es compatible dar clases en el Conservatorio, dirigir la Cátedra de Flamencología de Córdoba, cantar en peñas y teatros y llevar una vida familiar?
– Las clases en el Conservatorio, alternadas con la dirección de la Cátedra y la vida artística, no solo son compatibles, sino que se retroalimentan entre sí. Mi labor docente es una consecuencia del amor que profeso hacia este arte, desde mi faceta como intérprete. Además, a Tamara, mi compañera, le encanta este mundo y me acompaña siempre que puede. Un círculo perfecto.
– Si se tuviera que quedar con una sola cosa, ¿con qué?
– Sin duda alguna, con la dirección de la Cátedra. Mi auténtica pasión es cantar y después la docencia. La única directriz que se me ha marcado desde el Consejo Asesor –feliz directriz– es que debo tener una actividad docente más o menos estable en la Cátedra. Por tanto, tendré la oportunidad de poder cantar e impartir docencia de manera constante, ante un público que, en este caso, será mi propio alumnado.
– ¿Quién es David Pino? ¿Cree que es un cantaor popular, conocido?
– Odio tener que definirme, porque creo que corresponde hacerlo a los demás, si se diese el caso. Soy un cantaor a quien desde pequeño inculcaron que esto del flamenco es una carrera de fondo. Aquello se me grabó a fuego. Nunca he bajado la guardia y mi constante siempre ha sido luchar contra el desánimo e intentar superarme cada día.
«¿Verdades del cante flamenco? Que el desarrollo del flamenco como expresión artística no está reñido con lo académico. Y que Enrique Morente ha sido uno de los mejores seguirilleros que ha dado la historia»
– ¿Por qué tiene solo un disco en el mercado? ¿Piensa que no es tan importante grabar?
– Sí, está bien grabar, pero creo que es mucho más importante tener acceso a los canales que puedan hacer llegar ese trabajo al despacho de quien te pueda programar. En este sentido, es una auténtica aberración cómo se están llevando a cabo las políticas de contratación para diseñar determinadas programaciones. Aún así, cuando por fin me asiente en esta nueva etapa igual me meto de nuevo en el estudio. Ya que hemos empezado…
– ¿Qué le gustaría hacer en el cante que no haya hecho aún?
– Me gustaría seguir ampliando repertorio –estoy en ello–, conocerme más como cantaor, continuar teniendo experiencias con otras disciplinas como el teatro y otros géneros musicales…
– Dígame tres grandes mentiras de la historia del cante.
– Que el flamenco no es un arte de minorías. Que para cantar bien hay que pasar muchas fatigas. Y que la declaración de patrimonio inmaterial por parte de la Unesco iba a ser la panacea. Ah, y que es la mejor música del mundo, aunque, obviamente, es la que a mí más me gusta.
«Soy un cantaor a quien desde pequeño inculcaron que esto del flamenco es una carrera de fondo. Aquello se me grabó a fuego»
– Y ahora, tres grandes verdades.
– Que el desarrollo del flamenco como expresión artística no está reñido con lo académico. Que el mal uso de las redes sociales está contribuyendo a fomentar, en términos generales, la banalización del trabajo serio y responsable de los auténticos profesionales. Y que Enrique Morente ha sido uno de los mejores seguirilleros que ha dado la historia.
– ¿Qué opina de cómo ha salido Arcángel de la Cátedra? Es un compromiso, si quiere puede eludir la pregunta.
– Mi primera llamada, una vez que en el Rectorado se aprobabó mi candidatura, fue para comunicárselo a Arcángel. Me dio la enhorabuena, me deseó mucha suerte y me dijo que le gustaría celebrarlo conmigo. Arcángel es un cantaor a quien respeto y admiro profundamente. Nos conocemos desde hace más de 20 años y en todo este tiempo no he recibido más que gestos de cariño y respeto por su parte. Con esta conversación mantenida me demostró, una vez más, que es todo un caballero y se viste por los pies. Convenimos los dos, además, en que, donde quiera que estemos, aquí siempre vamos de paso.
– ¿Teme que le pase lo mismo?
– Estuve seis años como coordinador del Certamen de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba hasta que decidí dejar de hacerlo por propia iniciativa. Presenté mi dimisión en el momento en que, por parte de la mandataria de turno, se estaban menoscabando los derechos de los compañeros y artistas jóvenes, a quienes me correspondía proteger. Por tanto, ya sé lo que es entrar y salir de los espacios de responsabilidad. Evidentemente, pondré todo mi empeño para que mi gestión sea convincente. Intentaré que así sea, pues estoy lleno de ilusión y ganas de trabajar.