Pepe Luis Carmona: «Los cantaores tenemos que intentar amoldarnos a los tiempos que vivimos»
El artista madrileño, ex Barbería del Sur, presenta su tercer álbum en solitario, 'Mil caminos y un cantaor'. «El flamenco sigue siendo una forma de vida. Y está más vivo que nunca», dice.
Se siente un cantaor a la vieja usanza. No en vano, por sus venas corre sangre de una dinastía con solera flamenca, Los Habichuela. Pasó por La Barbería del Sur, estandarte de aquel nuevo flamenco, y en la primavera de 2019 entrega su tercera colección en solitario, Mil caminos y un cantaor (Universal Music). Pepe Luis Carmona Habichuela (Madrid, 1968) quiere mostrar al mundo de lo que es capaz. «El flamenco es muy bonito y con una voz que sepas usarla, un corazón grande y un cante debidamente musicado se pueden hacer cosas muy bellas», afirma.
– ¿De verdad un cantaor tiene mil caminos por los que transitar? ¿Tantos?
– Un cantaor no lo sé, pero la voz de un cantaor sí. En cuanto tenga inquietudes y entienda que hay mil formas de expresarse.
– Tercer disco en solitario. ¿Cómo se ve en este momento de su ya dilatada carrera musical? ¿Se siente un corredor de fondo?
– Claro. Estoy en una maratón en la que en estos momentos estoy a medio camino. Y no voy a parar hasta llegar a la meta.
– Caído del cielo (1998), La vida llega (2015) y Mil caminos y un cantaor. Los títulos de sus discos lo dicen todo.
– Intento que sea así.
– Su nuevo disco incluye soleares, seguiriyas, tangos, bulerías, tarantos, cantes de ida y vuelta… ¿Le gustará a los flamencos… flamencos?
– Yo lo hago con mucho corazón para la gente que le gusta el flamenco.
– Le hemos leído decir que el cante flamenco no es solo sentarse en una silla y empezar a dar voces. Explíquese, por favor.
– Lo que quería decir con esta frase es que los cantaores tenemos que intentar amoldarnos a los tiempos que vivimos y que el flamenco se puede ejecutar de muchas maneras.
– Aquella Barbería del Sur en la que militó fue pionera del nuevo flamenco en los años 90. ¿Qué quedó de ese sello innovador? ¿Ha derivado en el flamenquito?
– Ha derivado al flamenquito. Pero lo que nosotros hacemos es flamenco con mayúsculas.
– ¿El flamenco solo se puede renovar desde el mestizaje?
– Si hablamos de renovación, tendremos que aunar cultura y otras cosas. Desde el mestizaje y desde los corazones buenos.
– Usted ha trabajado con los clásicos y lleva sangre de alta alcurnia flamenca. ¿Qué le parece la dirección que lleva actualmente el arte flamenco?
– El flamenco sigue siendo una forma de vida. De entender y aprender siempre cómo se debe actuar. Para mi forma de entender, el flamenco actual está más vivo que nunca. Hay y habrá un gran número de artistas que seguimos luchando para que así sea.
– En una añeja entrevista a La Barbería firmada por un servidor en El Correo de Andalucía, los miembros de la banda reconocíais la influencia de Enrique Morente, que un día os dijo: «Niños, cantad cosas buenas y dejaos de gilipolleces». ¿Cómo sienta que Morente te diga eso?
– Lo que nos dijo Enrique era que nos lo tomáramos en serio y que haciéndolo con el corazón siempre habrá gente que hará de nuestra forma de componer, interpretar y producir un pellizco para situar nuestra cultura en el sitio que siempre ha tenido que estar. Desde aquí, gracias, maestro. Te echamos de menos todos.