Te lo mereces, maestro. Sevilla te lo debía. No hacían falta más razones para justificar el homenaje que se le tributó el día 5 de abril al bailaor José Galván, maestro y mentor en carne viva de cientos de bailaoras y bailaores de la escuela sevillana. Todo está organizado por la Tertulia Flamenca Cantes al Aire, la última peña trianera, que tiene su sede en el Centro Cultural Don Cecilio. Hasta hace poco, ambos residían en la calle Castilla, 47. Ahora, escucha, mira cómo son las cosas en Sevilla, que el Centro y sus numerosas tertulias, que eran el alma de la vida cultural de Triana, han tenido que migrar a la Macarena. Qué me dices. Como te lo estoy contando.

«Muy ilusionado –confiesa José–. A nadie le amarga un dulce, ¿verdad? Pero yo prefiero estos homenajes de las peñas, del flamenco puro, que es lo que a mí me gusta. Después, si viene algo más grande, pues bien, pero a mí lo que me emociona es que me reconozcan en las peñas, porque yo soy muy flamenco y este es el ambiente que a mí me gusta».

Un atracón de flamenco clásico, del bueno, sin necesidad de alargar demasiado la función. Y muy bien organizado, dinámico, con mucho ritmo. Guitarra, baile y baile. Y un descansito. Una sorpresa, que luego te contaré. Guitarra, baile y cante. Apoteosis. Homenaje y fin de fiesta. El hilo conductor, el cante del joven Juanelo de los Palacios, que dio una lección de cómo se debe cantar atrás sin desvirtuar los tercios, a la par que estuvo siempre pendiente del acompañamiento al baile. Y el maestro José, que no solo bailó sino que hizo también de palmero y de cantaor.

Abrió el tarro del arte Carlos Amaya por tarantos, tañendo los bordones de su guitarra con seriedad y maestría, para enlazar con una rumba de claros tintes lucianos. Ya con todo el cuadro ocupando el fondo del pequeño tablao, fue un placer para los sentidos la llegada de Alba Guerra, que bailó primorosamente por alegrías. La escuela sevillana se hizo presente en su manejo de la bata de cola y de un mantón dorado al que, previamente colocado en las tablas con mimo, agasajaron sus pies recién bañados en La Caleta gaditana.

Llegó el turno de las campanas de la muerte y del olvido. Un temple por seguiriyas te hiere el corazón desde la garganta doliente de Juanelo, que acabó rematando un macho que para mí se queda. Es Noelia del Rocío la que planta su negra figura de encaje en mitad de la escena. Solemne y majestuosa, parece mentira que ese rictus serio y esos pies tan poderosos tengan solo dieciséis años. Es mi hija, te dice orgullosa su madre, que está a tu vera.

 

 

La sorpresa. José Galván sentado para cantar. Cuando la guitarra anuncia el garrotín, el respetable estalla de gozo ante la salida de un ángel de chaquetilla blanca. Tiene seis años, casi siete, y se llama Ainara Mendiela. De nombre artístico La Reina Gitana. Ainara ya es consciente de haber nacido artista. Maneja el sombrero de ala ancha con la gracia de Pastora Imperio. Y recoge los oles del público en cada desplante. Pero mira, haz el favor, mira cómo se recoge. Para comérsela.

Tientos tangos a la guitarra de Ernesto Bravo, un tanto ensombrecidos por el fervor de la actuación anterior y lo que habría de venir. Todas las bailaoras son discípulas de José Galván. Ahora viene la sevillana María del Mar Berlanga, que en 1989 ganó en Córdoba el Premio La Mejorana del Concurso Nacional de Arte Flamenco. Alza los brazos por encima de su cabeza, se acuerdan sus hombros de la Macarrona. Bulerías por soleá y soleá por bulerías bordadas una vez más por Juanelo, que ha ido de menos a más en la velada. Llega su momento de cante alante, con unas magníficas tarantas.

Y por fin, el momento ansiado. La soleá de Cádiz llama al maestro José, padre de Pastora e Israel Galván, y maestro de ambos, no lo olvides. Su pequeña figura ocupa toda la escena. Es imposible separar los ojos de sus brazos, sus manos pequeñas que recogen puñados de aire de Sevilla. Su terno negro, la camisa negra y pañuelo blanco de flamencos lunares negros. Juanelo parece que le reza a su espalda por soleá de la Andonda:

 

Cuando usted baila, maestro,
que hasta se viste de grana el sol,
hay una fiesta en el cielo
que hasta el mismo Dios cantó.

 

Transfigurado, con la mirada perdida en el público, el sevillano impartió otra lección por bulerías romanceadas de Lebrija, para regocijo de su alumnado que ya no resistieron quedarse en sus asientos. La que se formó en un momento, niña.

 

FICHA ARTÍSTICA:

Espectáculo: Homenaje a José Galván. Fecha: 5/4/2019

Lugar: Tertulia Flamenca Cantes al Aire – Centro Cultural Don Cecilio, Sevilla.

Al baile: José Galván, Alba Guerra, Noelia de la Cruz, María del Mar Berlanga y Ainara Mendiela.

Al cante: Juanelo de Los Palacios y José Galván

A la guitarra: Carlos Amaya y Ernesto Bravo

Palmas: Carlos de Jerez y José Galván