De Juan Carlos Muñoz –San Roque, Cádiz, 1963– he reseñado varios libros de letras flamencas, su especialidad como escritor. Esta nueva entrega es la obra número veintiocho de su trayectoria. Cuando escribió Peteneras I, en 2019, hace cinco años, tenía publicadas dieciséis obras, todas sobre diferentes estilos del flamenco: fandangos, soleares, granaínas, alegrías, tientos, etc. Tenía entonces en su archivo más de cuatro mil temas de su creación y, según manifestaba, más de ciento cuarenta cantaores o cantaoras han grabado o cantado sus letras. Cinco años después, sus creaciones no han dejado de parar, así como el eco de las mismas en los artistas del cante, hombres y mujeres que han confiado en sus letras. Setenta temas en trabajos discográficos, repartidos en trece discos, y tiene escritos cinco mil seiscientos temas flamencos, de los que se han cantado quinientos por ciento veinte artistas desde 2008. Ya toda esta cantidad habrá subido, claro, cuando se publiquen estas líneas. Mi enhorabuena por su labor y su creatividad. Es, sin duda, de los letristas más constantes y más cantados. Siempre le hemos anotado, no obstante, la necesidad –al menos a la hora de publicar, pues en el cante es otra cosa– de seleccionar un poco más. También de cuidar las ediciones: la puntuación a veces inadecuada o poner las letras como son en el cante dificultan su finalidad, en libro, de lectura. Es algo que uno, también autor de letras, intenta seguir, no sé si con éxito.
Como he dicho, a las peteneras le ha dedicado, con este, dos libros. Es un estilo un tanto enigmático, o que se ha querido ver así, al que personalmente le tengo mucho aprecio, como prueba que le dedicara, junto a otro enigma, la alboreá, un libro editado por Signatura Ediciones.
Tiene más variedad de lo que parece, pero básicamente, como hace el autor, se centra en petenera grande o larga y chica o corta. Nos ofrece un grupo de peteneras, en las que aborda temas variados propios del flamenco y de la propia imaginería del estilo. Así, las reflexiones o sentencias, el dolor, la madre enferma, la muerte, el desamor, la fuerza para vivir, la traición, etc.
Escuchemos a Pastora Pavón, la reina de la petenera, en esta grabación. La petenera grande o larga con la letra «Quisiera yo renegar…» es, para nosotros, y creo que para muchos, la mejor petenera de la historia flamenca y uno de los monumentos o joyas musicales más relevantes.
Veamos algunas de ellas y disfruten de esta obra que, desde luego, como la anterior, no es de mal fario, pues veremos incluso invitaciones al gozo de vivir mediante la atención aliviadora a los pequeños detalles:
Me fui al campo a pasear
me fui al campo a pasear,
y vi una bonita flor,
me acerqué para olerla,
mare de mi corazón,
me acerqué para olerla,
y se alivió mi dolor
al campo fui a pasear,
y vi una bonita flor.
Pero lo habitual es, como pide este palo, la recarga de aspectos negativos como el desamor, la muerte, la pena oculta, etc.:
Nuestro fuego se apagó
y no queda ni el rescoldo,
de aquellos enamorados
de aquellos enamorados,
memoria tiene la vida
y por tanta falsedad,
has perdido la partida.
Tengo una pena muy grande
pero está bien escondida,
pa que nunca sepa nadie
pa que nunca sepa nadie,
la amargura de mi vida
tengo una pena muy grande,
aunque está bien escondida.
Un cantaor que ha llevado sus peteneras, además de otros palos, al cante es Luis Guerrero el Meinato, en esta ocasión con la guitarra de Luis Chamizo en 2021:
Como en el libro primero de peteneras, no puede faltar la referencia a Dolores la Petenera y su entorno de nacimiento, Paterna de Rivera, si bien hay otras varias teorías sobre el origen de la famosa y atractiva modalidad flamenca de la petenera, un palo encantador connotado durante muchos años de superstición y mal agüero:
En Paterna de Rivera
Un rincón con mucho encanto
Típico pueblo andaluz
típico pueblo andaluz,
cuna de la Petenera
desde siempre se ha escuchado,
y este cante se venera.
En este enlace podemos ver a un cantaor que se acerca a sus letras, Antonio de Pozoblanco con las guitarras de Rafael Trenas y Rafael Trena hijo:
También recuerda en algunas letras a poetas como Lorca o Miguel Hernández, o a otros artistas flamencos como Antonio Puerto o Antonio Pérez Jiménez el Perro de Paterna y su hijo José Antonio Romero el Perrito. Qué curioso, ¿verdad? Esto de los apodos, otro campo de estudio que me atrae mucho y al que he dedicado algún artículo. Precisamente, me despido del comentario de este libro con un cante del Perro de Paterna, especialista en peteneras. Con Niño de Pura a la guitarra, programa Día a día de TVE:
Poco después, nos ofrece otro libro este autor tan prolífico, Saetas, de 2025. Prologado por Javier Villar y con el comentario final de varios artistas y cofrades, recoge saetas dedicadas a la Virgen o al Cristo. O a las vírgenes y cristos, pues aparecen los de diferentes localidades de Andalucía, como San Roque, Málaga, Sevilla, Granada, etc., y de fuera de Andalucía, el caso de Zaragoza o La Unión, pueblo murciano tan significativo en el flamenco.
Veamos la que le dedica a alguna tan conocida como la Esperanza de Triana:
Mi Esperanza de Triana,
Virgen pura y bondadosa,
se esconce tras la dulzura
una carita hermosa,
cristalina y muy pura.
Por mi cuerpo siento frío,
por mi cuerpo siento frío,
cuando veo de pasar
me entran escalofríos.
Asoman algunas por palos diversos: saetas por fandangos, por soleá o por tientos. Vemos la primera estrofa de esta por tientos:
En el Huerto los Olivos
en silencio tú rezabas
mientras Judas Iscariote
por la espalda traicionaba.
En fin, letras que ya han encontrado artistas que las lleven en su repertorio, en la calle o en disco, o las dos cosas a la vez, como es normal. Entre otros, Luis Guerrero, José Antonio Romero el Perrito, Félix Crujera, María José Flores,Triana Pérez, Consolación García, Miguel Ángel Lara el Canario, El Perrito o Eusebio Oliva. Un botón de muestra, para despedirnos de este letrista y de sus dos últimos libros, es el cante por saetas de Luis Guerrero el Meinato:
→ Juan Carlos Muñoz, Peteneras II, Bóveda y Letras Ediciones, 2024.
Saetas, 2025