Entró a bocajarro. Embargada por la emoción se agarró a la negrura de un lamento para espetar por tonás lo de Cagancho. Ya estaba en Triana. Crujió doliente por seguiriyas y cabales de El Loco Mateo. Recordó a La Niña de La Puebla templándose dulce con la milonga de su Corral de los judíos y siguió tejiendo el terciopelo flamenco por tientos tangos. Luego piropeó a la casa:
En Sevilla hay una peña
que la llaman La Bambera
donde se respira el aire
del cante de la Alameda
Bamberas que evocaban a Pastora mecidas con las sedas de una voz flamenquísima que huye del grito. Porque sabe dolerse en los medios y aguantar por lo bajini lo que haga falta, sin más adornos que los que pide el cante. Y ella los borda, rebosante de arte. Alicia Gil canta como es.
Por eso lució zalamera y bien acompasá por cantiñas recordando las hechuras de Fernanda y Bernarda de Utrera cuando rendían honores a su abuelo Pinini.
«Su tío El Chozas también estuvo una vez en la Peña Flamenca La Bambera. Y esta noche la asistió desde la gloria pa regarla de emoción, robarle un poquito de su garganta y dejar el resto pa encandilar al respetable, al que Alicia Gil se metió en el bolsillo por soleá de Triana»
La acompañaron sus compadres a las palmas. Me disculpan, que no sé sus nombres. Y su inseparable Lito Espinosa a la guitarra, cediéndole todos los oídos al tocar desde la servidumbre y la flamencura, con falsetas jondas y frescas, conjuntando con las mieles rajás del gañote de Alicia.
Su tío El Chozas también estuvo una vez en la Peña Flamenca La Bambera. Y esta noche la asistió desde la gloria pa regarla de emoción, robarle un poquito de su garganta y dejar el resto pa encandilar al respetable, al que se metió en el bolsillo por soleá de Triana, dedicada a quien les escribe. Porque antes que crítico, uno es aficionao de los jartibles. Si no, nada tendría sentido. Y cada cual guarda sus debilidades. Ella lo sabe. Alicia se mueve por el Zurraque con un gusto exquisito. Y te pega un zamarreón al izquierdo que derrite las carnes. Se acuerda de la cava y los aires de Pinea, Chiquetete o El Arenero, domeñando los bajos, doblando tercios, echando las higaíllas en los apretaos y jugando con las candencias y silencios como le da la real gana, porque conoce los rincones alfareros como los rizos de su pelo. Su estampa y la soleá ya valían la entrada.
Echó el cerrojo con mucha gracia y compás por bulerías, con flores a Juana la del Revuelo, a Luis de La Pica, a Lole y Manuel… o endosando por cuplé el Piensa en mí que le escuchábamos a Luz Casal. Sin olvidarse de fundirse bajo el escenario con el público y hacerlo cantar Manuela de su tía Esperanza la del Maera hasta abrochar la cosa con su pataíta de age.
Alicia Gil ofreció entregada un recital emotivo y de empaque al que respondió el graderío colmándola de jaleos, oles y ovaciones. De nuevo fue la ceremonia de reivindicación de una cantaora de Sevilla de la que se olvidan las instituciones pero que siempre deja una huella imborrable entre los aficionaos. Y si tuvo alguna cosita, bien la suplió pa que ni me diera cuenta. Porque cuando uno disfruta del cante y su verdad, no hay mijitas tontas que valgan.
Ficha artística
Recital de cante de Alicia Gil
Peña Flamenca La Bambera, Sevilla
25 de enero de 2024
Cante: Alicia Gil
Guitarra: Lito Espinosa