El espíritu de Fernando Villalón, el excelso poeta de Morón de la Frontera y ganadero arruinado en la ilusión, poética, de encastar toros con ojos verdes, aún sigue preguntando a los quejidos de la noche –“alaridos del alma”– si son votos o son queja, si son llanto, si son canción o si son llagas que desgarran el propio corazón…
Desde el conocimiento del cante flamenco –no en vano tiene dedicados poemas a la bulería, a la malagueña, a los fandanguillos de Huelva…– y de la fiesta grande de la ciudad, Fernando nos presenta una saeta que une cielo y tierra, universalidad y Sevilla, arte y pasión, divinidad y el Dios humanizado.
El poema que les traemos de Fernando Villalón nos habla de saetas con sabor a aguardiente en la mañana del Viernes Santo. Sabor a bordados de la Esperanza Macarena por la Plaza de la Encarnación, con la voz de Manuel Torre bañada en un mar de pañuelos blancos. Saetas en blanco y negro que rebozan las horas claves. El instante del quejido de Villalón que, como buen hombre de campo, sabe descifrar y se conoce al dedillo.
Este es su poema titulado La saeta, del libro Andalucía la Baja, 1926.
Quejidos en la noche… ¡Alaridos del alma…!
Saetas que ascendéis como incienso de fe
En las noches templadas del abril sevillano…
Decidme lo que sois, porque yo no lo sé…
¿Sois votos o sois quejas…? ¿Sois llanto…? ¿Sois canción…?
¡Sois llagas que desgarran el propio corazón…!
Cuando la madrugada del Viernes Santo nace,
Las puertas de la iglesia se abren solemnemente.
Inmúmero gentío bulle en la plaza aquella…
…Y en medio de un silencio devoto e imponente
Aparece humildoso Cristo el del Gran Poder…
La talla más grandiosa que el Arte pudo hacer…
Su rostro está vivido… Sus labios han hablado…
…El que hizo aquel prodigio murió crucificado
Y revivió después para tallar a Cristo…
No es un Santo de palo, es un hombre cargado,
Con un pesado leño y puesto en un altar…
Juan de Mesa es sin duda un escultor sin par…
Ya, entre la muchedumbre va lentamente cuando.
Parece que la Fe le lleva suspendido…
… El pueblo que hace esto, es un pueblo muy grande
y bruñirá un poema con un solo alarido…