Rebosaban por las esquinas los aficionaos. En la Peña Flamenca La Buena Gente de Jerez de la Frontera (Cádiz) no cabía un alfiler. Se llenó al reclamo de los quejíos de La Fabi, que endiñó pellizquitos de locura dejándose el alma en cada tercio, como si le fuera la vida en ello. Esta mujer no entiende el cante sin despellejarse viva. Lo da todo, así le crujan las costillas y le duelan las carnes de embestir con jinque. Arrasó como torbellino indomable.
La acompañó con gusto a la guitarra Curro Carrasco, derramando con su pulgar en los bordones las fragancias jerezanas, con la frescura de un soniquete mamao en tierras albarizas, preñando de falsetas flamencas su toque. Y a las palmas Juan Mateos y Zambullo, como pa perderse al compás. La fiesta quedó servía.
«Es una cantaora salvaje, con poderío, arrebatadoramente jonda, fresca, natural, pura… Un prodigio de la naturaleza flamenca. La Fabi se rebuscó con empaque. Y a la vez con cositas dulces»
Abrió La Fabi por alegrías a salpicones de sal descorchando el gañote. Y desde aquí dejó al público enardecido ante la presencia de una faraona del arte. Se templó sin aliviarse siquiera con los aires levantinos, descollando en la taranta de el navegante que popularizó Marchena al estilo de yo la joya y tú el joyero de Vallejo. O en la levantica. Hilvanó una ristra de cantes mineros con holgura y dominio para meterse luego en faena por tientos tangos, meciendo los primeros con el caramelo de su garganta dotá, acordándose con un paladar exquisito de los ecos de Gaspar de Utrera y poniéndose canastera en los tangos donde ya le sobró el micro. Podía estar hasta las claritas bamboleándose a compás, porque conoce el paño por estos lances como poquitas. Formó un revuelo. Y después soltó un cartucho de variantes de hoy y de siempre en la bulería pa escuchá. Las cantó pa comerle la cara. Se entregó a gañafones rajaos de enjundia y flamencura. Pero si vino lastimando hasta esta parte del repertorio, en la seguiriya se partió en dos hiriendo a puñalaítas mortales. Tributó a las hechuras de la casa de los Agujetas, con Dolores allí delante en primera fila. Se retorció en la de Tío José de Paula y echó las higaíllas en el macho de Juanichí el Manijero revolcá en sangre, sentía y doliente, mascando las duquelas de los lamentos negros. Luego sentenció rizando los giros de su nuez por fandangos de El de la Calzá y Chocolate. Y terminó por bulerías armando el lío. ¡Qué bien hizo aquello de una espina clavá!
Es una cantaora salvaje, con poderío, arrebatadoramente jonda, fresca, natural, pura… Un prodigio de la naturaleza flamenca. La Fabi se rebuscó con empaque. Y a la vez con cositas dulces. No le hacía falta la megafonía. Y lo que al micro parecían gritos, al aire fueron puyazos de quilates de jondura.
Ficha artística
Recital de La Fabi
Peña Flamenca La Buena Gente, Jerez de la Frontera, Cádiz
15 de febrero de 2025
Cante: La Fabi
Guitarra: Curro Carrasco
Palmas: Juan Mateos y Zambullo