Las puertas del Palacio Villavicencio se abrían por última vez en esta edición del Festival de Jerez para cobijar el cante y el desparpajo de un niño viejo. Manuel Monje clausuraba con su eco añejo los recitales del Palacio, revolucionando al público ante la enésima evidencia de que reasistimos al nacimiento de un gran cantaor a pesar de que solo calza once añitos en su metro y medio de hechuras flamencas.
Se rodeó de lo mejorcito, para que no le faltara el soniquete supremo de las palmas de Juan Diego Valencia y Tarote ni la guitarra sabrosa y brillante de Nono Jero. El resto, que no fue poco, lo puso el niño, dejando boquiabierto de asombro al respetable que ovacionó efusivo cada una de sus intervenciones.
Cerró los ojos buscando el trance para evocar del convento las campanas hilvanando con holgura la malagueña de Chacón y un par de abandolaos. Felicitó a todas las mujeres por su día y no faltó a su ley enjaretando al compás de soleá por bulerías variantes de La Andonda según Perrate de Utrera o La Roezna, pa repicá el remate con las campanas del olvío. Pegó bocaítos rajando los quejíos en las mecidas gustosas de los tientos tangos y entró en las alegrías hilvanando las de Córdoba con el tirititrán en una solución para paladares que saben istinguí. Aquí se regodeó en los compases recortaítos con el indispensable guiño a los aires de Pinini. Luego anunció un cante en desuso que aún tiene que preparar mejor para redondear su propuesta. Cantó por serrana con menos convicción que en el resto del repertorio. Y «como todo lo bueno llega a su fin» echó el cerrojo por bulerías con algunos tributos sentidos a El Torta. Con su pataíta graciosa y la de age de Tarote selló un recital de enjundia para un niño de tan corta edad.
«Manué cantó como le dio la gana. (…) La calidad artística, los conocimientos y las buenas formas de su jondura precoz, aprendía y mamada de los doscientos años de trescientos viejos»
Las palmas llevaron en volandas y a compás al cuadro. La guitarra pulcra de sabor jerezano de Nono trinó a la izquierda del cante salpicando delicias albarizuelas. Y Manué cantó como le dio la gana, abusando de los golpes de voz y echándole demasiadas flores a muchos de los tercios que mascaba, no por ello enturbiando la calidad artística, los conocimientos y las buenas formas de su jondura precoz, aprendía y mamada de los doscientos años de trescientos viejos.
Ficha artística
Recital de Manuel Monje
XXIX Festival de Jerez
Palacio Villavicencio
8 de marzo de 2025
Cante: Manuel Monje
Guitarra: Nono Jero
Palmas: Tarote y Juan Diego Valencia


