El elenco estaba compuesto por once jóvenes entre los 16 y los 21 años, legatarios de la herencia flamenca de importantes estirpes de Jerez de la Frontera, un puñao de chavales que conforman parte de la cantera de los barrios de Santiago y San Miguel. Llevan como aval los apellidos Rubichi, Agujetas, Morao, Soto, Valencia, Remendao, Montoya, Junquera, Pantoja, Jiménez o pertenecen a la familia de Los Pipa. Y están llamados al futuro de Jerez en el siglo XXI para forjar a fuego lento sus personalidades jondas.
La Sala Compañía albergó en la programación del Festival de Jerez el recital de una juventud flamenca apasionada con una ilusión. Bajo el nombre de Hijos del compás, se juntaron en las tablas los cantaores Bernardo Rubichi, Manuel Junquera y Luis Montoya Chanquita, con las guitarras de Manuel Rubichi, Antonio Morao y Curro Carrasco hijo, adornados con el baile de Antonio El Pipa Jr y Coral de La Manuela. Sonaron las palmas de Curro del Londro y Curro de Remendao y la percusión de Juan Diego Valencia.
Saco el capote con veteranos y niños sin ser embustero. Aunque no fue una actuación redonda, algunos tienen madera y sé que lo hacen mejor. No tuvieron un buen día. Eso sí: se entregaron con ahínco y pasión, dándolo todo, queriendo pisar los maderos por derecho.
Bernardo principió bajo el cenital con el romance de caballeritos y hombres buenos apretando su garganta de metales rotos. Coral de la Manuela dio con bastón su primera pincelá de baile en la luz. Luis le echó reaños a una cartagenera valiente. El del Pipa presentó unos pasos, paseos y poses clásicos. Algo verde, como es normal a estas edades. Manuel endiñó un fandangazo recordando los aires de Manuel Torre y Agujetas –la vida se le acababa a la mujer que yo más quería–. Salen las guitarras algo desafinás por alegrías y bulerías de Cádiz. Coral bailó más que decentemente, con gitanería y compás.
La siguiente transición dejó dos sillas vacías aireándose un rato en el centro del proscenio sin que nadie las ocupara ante el desconcierto del público. Los hermanos Rubichi tocaron buscando la coordinación para el cante de Bernardo mientras se quedaron dentro los micros abiertos y se escuchaban conversaciones y petardazos. Las gargantas quedaron semitonadas la mayor parte de la actuación propiciando un número cuanto menos mediano.
«A los Hijos del Compás aún les queda por demostrar. La experiencia, el estudio, las vivencias y el talante pondrán a cada cual donde corresponda sabiendo de entrada que tienen los mimbres suficientes para hacer el canasto. Con independencia de los apellidos, que no aportan nada si no hay perseverancia y talento. Ya sean de Jerez, Cádiz, Utrera, Triana o Lebrija»
Curro acompañó como pudo los tientos tangos de Luis. Junquera y Morao se envalentonaron por seguiriyas donde Manuel gastó la voz, ya trillada al llegar al macho que lleva su apellido, que remató a duras penas. Morao pudo defenderse a la sonanta. Las tres guitarras empastaron regular en la bulería pa escuchá. Bailó Antonio con mucha escuela. Se alternaron los cantaores unas letrillas por tangos, luego por bulerías y volvieron los bailaores al entarimao para echar el cerrojo a un recital que se hizo largo. Estaba previsto en 70 minutos y duró hora y media.
El sonido fue deficiente y mal ecualizado, tapando las palmas la instrumentación y las voces, además de no silenciar micrófonos en su momento ni atender los volúmenes para evitar saturaciones y petardazos. Poco ayudó esto al oído de los artistas, cuyas gargantas riñeron con la afinación.
Y a pesar de todo, se vislumbraron maneras en las hechuras cantaoras de Bernardo, al que he escuchado con muchísimo mejor acierto otras veces, derrochando empaque con un eco extraordinario. Confío en la progresión de la guitarra de Morao y el cante de Luis. Aseguraría que si Junquera cuidara sus nervios y su voz también hay carrera en su gañote. Coral necesita el pulimento de los años y la experiencia, está claro. El resto de guitarristas aún está en los primeros baches del camino. Los palmeros tienen buen futuro y la percusión de Valencia fue realmente buena, muy profesional, jugando con los tiempos y compases, la dinámica, las diferentes posturas y las cadencias rítmicas.
Les auguro tiempos mejores. No hay puntillazo ofensivo sino un toque de atención que va al grano. A los ‘Hijos del Compás’ aún les queda por demostrar. La experiencia, el estudio, las vivencias y el talante pondrán a cada cual donde corresponda sabiendo de entrada que tienen los mimbres suficientes para hacer el canasto. Con independencia de los apellidos, que no aportan nada si no hay perseverancia y talento. Ya sean de Jerez, Cádiz, Utrera, Triana o Lebrija.
Ficha artística
Hijos del Compás, Jerez siglo XXI
Jóvenes artistas de los barrios de Santiago y San Miguel
XXIX Festival de Jerez
Sala Compañía, Jerez de la Frontera, Cádiz
5 de febrero de 2025
Cante: Manuel Junquera, Bernardo Rubichi y Luis Montoya Chanquita
Guitarra: Manuel Rubichi, Antonio Morao y Curro Carrasco hijo
Baile: Antonio El Pipa Jr y Coral de La Manuela
Palmas: Curro del Londro, Curro de Remendao
Percusión: Juan Diego Valencia
Dirección musical y escénica: Pedro Garrido ‘Niño de La Fragua’