En Ángeles Toledano hay mucho cante y muy poca vergüenza. Pero no le hace falta. Tiene la mente clara. Vende sus postulados con una seguridad pasmosa. Y apuesto que le importa un pimiento lo que la gente diga. Cuando se hacen las cosas con esa convicción y conocimiento, no hay quien le discuta sus verdades, los experimentos e incluso sus extravagancias. Porque esta niña dulce se ha creado un discurso y estéticas propias que no dejan lugar a la indiferencia. Y lo hace todo desde su forma de ver el flamenco que cuanto menos es descarada, rompedora, sugerente y atrevida. No se adivina la intención provocadora, sino la de reivindicar su libertad a interpretar lo jondo como le dé la gana y no como yo quiera, por más que este crítico piense que si ofreciera un recital de esos que todos entendemos ‘por derecho’ nos revolcaba de gusto. Pero a ver quién la convence de que lo que ella hace está ‘ladeao’. Y tiene toda la razón. Para qué voy a decir lo contrario. Escuece que un rancio afirme que le gusta Toledano. Pero es que donde hay madera se jincan las astillas. Y Ángeles tiene en su cabecita inquieta y en su gañote fresco y almibarado un almacén de carpintería.
Vino a Jerez a presentar su disco Sangre sucia sin reparo alguno, con valentía y arrojo. Se plantó en uno de los epicentros del flamenco con sus tremendos ovarios para refrescar los oídos almidonaos con los quejíos de siempre. Y lo hizo con los palos siempre y las letras de siempre, pero con distinto aliño. Abusó del sintetizador, la reverb, los loops y toda esa parafernalia de la tecnología musical. Su voz empastaba camuflándose en los volúmenes pasando a veces inadvertida. El diseño de luces atendió a un simbolismo justificado pero en ocasiones molesto, ya fuera por los destellos o por la escasa iluminación, claramente intencionada. Su vestimenta se acercaba más a México que a Jerez, más a una mariachi que a una cantaora. Y los arreglos, al tecno o la música coral. Pero importó un comino porque sedujo e impresionó. Incluso arrancó oles de guasa y otros verdaderos.
«Toledano destacó por soleá, ortodoxa –Alcalá, Pinea, La Roezna…– a la vez que osada por el acompañamiento. Hizo de los cantes temas, susurró con ternura y sensualidad, pero cuando soltaba la voz o giraba quejándose me removió de la silla y me puso el vello de punta sin yo quererlo»

Chorus, pitidos, tormentas, puertas, musiquitas variadas, sonidos de pájaros, rugidos, ladridos y un sinfín de recursos sonoros convivieron con la tradición cantaora de un repertorio singular.
Belén Vega y Sara Corea la acompañaron con sabiduría y azúcar a los coros y palmas, haciéndole las voces y jugando con las tesituras. A la percusión lo bordó Manu Masaedo. Y la sonanta la puso Benito Bernal, colmao de soniquete, bordoneos gordos y un extraordinario compás, a pesar de que tocó casi todo el recital con la guitarra desafinada.
Toledano destacó por soleá, ortodoxa –Alcalá, Pinea, La Roezna…– a la vez que osada por el acompañamiento. Hizo de los cantes temas, susurró con ternura y sensualidad, pero cuando soltaba la voz o giraba quejándose me removió de la silla y me puso el vello de punta sin yo quererlo. Tributó a Sorderita en una estupenda coral a tres voces sin instrumentación. Salaíta por alegrías le guiñó a Carapiera y con aplome por Levante meció el taranto y la taranta malagueña de Fernando el de Triana. Dolió suavito por seguiriya, mostrando primero el canon y después dos cuerpos arreglaos con tecno de base, sin dejar de arremangarse en el macho de El Tuerto la Peña con fondo previo de rezos y campanas, además del temple con olor a clavito y canela. Tejió unos soberbios jaleos extremeños con otro tempo y acento en los compases de Manu Masaedo. Y dándose la espalda con la guitarra entonó un homenaje a Las Grecas y su Qué bonito aquella noche, siendo uno de los cantes más emotivos y hermosos de su actuación. Para terminar, presentación de los músicos, un ratito por bulerías con estribillo pegadizo y una ovación pa Toledano, que puede hacer lo que quiera y elige esto.
Cautiva, hipnotiza, llama la atención por su belleza y su cante, por su originalidad, sus hechuras, su indumentaria y cómo adorna los tercios con su garganta y cualquier aparatejo que le echen. Toledano tiene un rollazo. No lo nieguen. Te gusta o no te gusta, pero sabe y hace lo que quiere.
Ficha artística
Sangre sucia, de Ángeles Toledano
XXIX Festival de Jerez
Bodegas González-Byass, Jerez de la Frontera, Cádiz
27 de febrero de 2025
Cante: Ángeles Toledano
Coros y palmas: Sara Corea y Belén Vega
Guitarra: Benito Bernal
Percusión: Manu Masaedo



