Ahí va, sin rodeos: El Perrete ofreció un extraordinario recital que paró el tiempo. Excelso. Demostró que chanela y conoce los senderos de lo jondo a tacto de ciego. Es un ratón que escudriña en los rincones del cante y lo resucita imprimiéndole su sello. Es único y personal por cuanto viene a ocupar el sitio que nadie se atreve. Rompe con la estética cantaora homogénea y ramplona para evocar los discos de pizarra con sabor añejo. Y tiene el don para ello. Está tocado con la varita. Es un creador que cada vez que abre la boca te recuerda al cante de siempre para desmontarlo a su gusto con preciosismo exquisito. Un artesano del flamenco que dibuja con su gañote los trazos fuera de línea buscando los ecos antiguos para refrescarlos a su antojo. Me dejó levitando. Salí de la Peña Flamenca La Bambera borracho y estremecío, con el corazón hecho un nudo compungido en la garganta. Me acordé de una letra:
Le dijo a la lengua el suspiro:
échate a buscar palabras
que digan lo que yo digo
Pues eso. Me dejó ronco por oles y mudo en el verbo. Y no sé cómo contaros siquiera una mijita de aquello. No sirve un puñao de letras pa definirlo. No tengo las palabras que vistan esta emoción. Se quedan cortas por mi torpeza de escribir lo inefable, al poner negro sobre blanco la apoteosis del cante.
Mucha culpa la tuvo la sonanta de Rubén Levaniegos, que acompañó las mecidas de El Perrete acurrucándolo entre el pentagrama y un bordón, que fueron sus cuerdas. Porque tocó de categoría, con la pulsación apropiada, cuajando de alzapúas de vértigo, picados limpios y trepidantes, caricias, recortes, trémolos pulcros, tiraíllos flamencos y falsetas de dulce un acompañamiento sublime, formando un binomio indisociable chorreante de almíbar y caramelo.
«El Perrete demostró que chanela y conoce los senderos de lo jondo a tacto de ciego. Es un ratón que escudriña en los rincones del cante y lo resucita imprimiéndole su sello. Es único y personal por cuanto viene a ocupar el sitio que nadie se atreve. Y tiene el don para ello. Está tocado con la varita»
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Me dio igual esa indumentaria fosforita. Chaqueta rosa, grande el sombrero, bastón… Es payo, de Badajoz. ¿Y qué? Sus aires no son de imposturas. Su personaje es persona. Él es él. Él y su verdad. El Perrete te la dice al cante, cuando habla y cuando gesticula.
Abrió por trillas meneando el sonajero. Y comenzó a esparcir las mieles que amasa en su nuez. Hilvanó la petenera corta de la remediaora de Medina El Viejo con el quisiera yo renegá que recordaba a Pastora. Ya tenía a la peña revolucioná y dobló por soleá esquinas alcalareñas. Luego La Roezna y un paseo por Triana con sus cuatro puntalitos, Pinea o El Machango. Prosiguió por tientos tangos acordándose de Gaspar de Utrera y después con regusto de Extremadura. Y llegó a la seguiriya. Hizo un seguiriyón. Me partió en dos con arrojo. Pa callarle la boca a los que solo tienen oídos de colores morenos. A la vieja usanza: seguía y acompasá. Dos cuerpos y el macho de Curro Durse que desató una ovación tras la que El Perrete regaló la cabal de El Pena con aires marcheneros. Bordó como nadie la granaína y media granaína de Vallejo. Cantó por alegrías redescubriendo las cadencias de Cádiz, las de Pinini o las de Córdoba con unas hechuras y un compás fuera de lo común. Quiso terminar haciendo cosquillas por guajiras, pero ante el aplauso eterno concedió el bis endiñando crema en los fandangos de Porrina y Caracol.
El Perrete lo dio todo, se salió del pellejo. Conquistó desde las salías con su garganta privilegiada, pegando pellizcos blancos, cuidando cada estrofa con esmero. Estiró su voz laína de escalas altas y la recogió como le dio la real gana, regodeándose en los vericuetos de la melodía, improvisando giros inauditos que parecían rozar el falsete porque llega donde quiere, se para y vuelve. Se quejó trenzando las sedas de cada tercio, le asomó el corazón por el pescuezo, lo derramó en carne viva y grabó en los maderos de La Bambera una de las mejores actuaciones que guardaré en la talega de mis recuerdos.
Ficha artística
Recital de El Perrete
Peña Flamenca La Bambera, Sevilla
8 de febrero de 2025
Cante: El Perrete
Guitarra: Rubén Levaniegos
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