-Abuelo, he estado en Viena y vengo maravillado de cómo cuidan a sus artistas, sus monumentos y su historia. Nos queda mucho que aprender aquí, en Andalucía, ¿verdad?
-¿Te refieres a los monumentos a sus músicos?
-Sí, entre otras cosas, abuelo.
-En Sevilla hay monumentos a Antonio Mairena, Manolo Caracol, la Niña de los Peines, Pastora Imperio, el Niño Ricardo, Naranjito de Triana y Pepe Peregil. No lo hay de Manuel Vallejo, que fue de los más grandes. Ni de Silverio, que fue el padre del cante, poco más o menos.
-¿Qué piensas de esa desidia?
-Que es muy de Sevilla. Fíjate, Sevilla es una de las cunas principales del flamenco y no hay en esta ciudad un centro de documentación sobre su historia. Es algo increíble, ¿verdad? Impensable en otras ciudades. En Viena, de donde has llegado maravillado, vas andando por sus calles y parques y te vas encontrando con monumentos perfectamente integrados en el paisaje urbano. ¿Te imaginas que no hubiera en la capital de Austria un monumento a Johann Strauss? Pues ya ves, Silverio no tiene ni una peña en Sevilla, la ciudad donde nació y formó una revolución. Y en la que murió, aunque sus restos se perdieran. Una verdadera pena, Manolillo.
-Me ha asombrado sobre todo cómo cuidan los monumentos a sus artistas, abuelo.
-Tienen mucha cultura, al ser una ciudad tan antigua y con un patrimonio artístico sin parangón. Recuerdo que cuando le pusieron el monumento a Caracol en la Alameda, a los pocos días aparecieron cosas colgadas en su brazo derecho, unas bragas y hasta una botella de cerveza en su mano. Siempre estaba lleno de cagadas de palomas y con basura en el suelo. Una vergüenza.
-También Sevilla es una ciudad muy antigua y con una historia cultural importante, ¿no?
-Sí, indudablemente. Pero si le pusieran un monumento a Silverio en la Alfalfa, donde nació, muchos sevillanos se quejarían y otros se preguntarían que qué hizo ese señor en Sevilla, porque aunque te cueste entenderlo, Sevilla es muy analfabeta en cuestiones de flamenco. Los sevillanos no conocen la historia de este arte tan viejo, y eso es imperdonable.
-¿Qué no la conocen, abuelo? Eso es muy fuerte.
-No la conocen, no. Conocen lo moderno, pero no saben nada sobre el siglo XIX, que fue cuando se fraguó todo. No saben quién fue El Burrero o Juan de Dios, La Campanera o Petra Cámara. Desconocen la labor del Maestro Otero en la danza, el baile, o la de Miguel de la Barrera. Y eso demuestra la escasa cultura flamenca que tienen los sevillanos en general.
-Te van a pelar vivo, abuelo.
-¿Por decir la verdad?
-Sí, por decir la verdad. Eres demasiado sincero, abuelo, y se puede decir lo mismo pero de otra manera.
-¿Disfrazando la verdad, Manolillo?
-Tampoco es eso, abuelo. Bueno, que hay que ir preparando las cosas de Nochevieja y te veo enfadado con todo el mundo. ¿Dónde vas a despedir el año?
-En casa, escuchando a Manuel Torres, que sabes que me chifla.
-Feliz Año Nuevo, abuelo.
-Igualmente, Manolillo. Y cuidado con las copas.