Suelo recibir la mayoría de los libros de flamenco que se escriben en España, lo que quiere decir que son muchos a lo largo de cada año. Imposible leerlos todos, aunque a todos les doy un buen repaso, depende de su contenido, de la autora o el autor y, sobre todo, de cómo esté escrito. El libro del que me ocupo hoy me lo leí entero hace ya algún tiempo, antes incluso de ser editado, porque su autor, Luis Javier Vázquez Morilla, es un gran amigo y tuvo la amabilidad de enviarme la obra en folios.
Su biografía de El Tenazas de Morón fue un aviso de por dónde había elegido caminar este investigador: por el camino del rigor y la seriedad. Si Luis asegura algo, es que lo ha investigado y contrastado hasta el agotamiento. Y no tendría que haber otros caminos, sino el del rigor y la seriedad. Lamentablemente, escasean los buenos investigadores, aunque en los últimos años han salido ocho o diez que están llevando a cabo una importante labor en este campo tan desatendido por parte de las instituciones.
Luis Vázquez es de Morón y vive en su pueblo, que es una de las localidades más flamencas del mundo. Aficionado en general, siente especial predilección por las figuras de este pueblo sevillano, de ahí su estupenda biografía de El Tenazas y ahora, esta gran obra de investigación sobre Silverio Franconetti y los Fillos. Ninguno nació en Morón, pero tuvieron mucha relación con la localidad, como fue el caso de Silverio, que se afincó allí de niño y se hizo hombre y cantaor en él. También El Fillo hijo, que llegó a ser también vecino del lugar.
Luis ha llevado a cabo un trabajo de investigación increíble, con un enorme rigor y la seriedad que el tema merecía. De Silverio se sabía ya bastante gracias a José Blas Vega y a otros investigadores, pero ahora, gracias a Luis, se sabe ya casi todo lo relacionado con su vida, una vida apasionante, aventurera y de problemas, que de todo hubo. El autor ha escarbado en todos los lugares que fueron determinantes en su vida, la Sevilla de su infancia, su estancia de años en Morón, el regreso a Sevilla en 1853 y su viaje a Sudamérica, aportando datos novedosos y analizando a fondo cada una de esas atapas de su vida.
Si aporta valiosos datos sobre Silverio, no digamos sobre El Fillo, sus hermanos, como fueron Curro Pabla y Juan Encueros, y la célebre María la Andonda. Sobre estos artistas gitanos se había escrito poco y mal, y Luis ha descubierto quiénes fueron, de dónde eran, por dónde anduvieron y hasta cuándo vivieron. Interesante, por ejemplo, el descubrimiento de la muerte en Cantillana de Curro Pabla, en 1843, cuando Silverio tenía solo 12 años, luego no pudo ser el autor de su muerte, como se ha venido diciendo desde hace un siglo. Hay una importante documentación sobre este cantaor de San Fernando, casado en Triana y muerto de manera violenta en Cantillana.
Tampoco vamos a desvelar todo lo que hay en el libro. La cuestión es que tienen que hacerse con la obra para leerla y tenerla en uno de los mejores sitios de su biblioteca, porque es una obra maestra. Prologada, por cierto, por un investigador veterano, Luis Suárez Ávila, de El Puerto de Santa María, quien ha sabido plasmar en su cuidado texto la importancia de este joven investigador moronero.