Apenas he podido acabar de leer este libro, que contiene toda la discografía del gran Manuel Torres, porque escribo más que leo, aunque mi deseo sería poder hacer todo lo contrario. Me cautivó el cantaor jerezano hace cuarenta años, cuando compré un disco pequeño de vinilo con dos de sus cantes en Casa Pinto, en la calle Cuna de Sevilla. De entrada no me gustó y así se lo comenté a Antonio Mairena, quien me dijo: “Escucha ese disco muchas veces y acabarás apreciando su valor”. Y así fue. Cuando se me metió su sonido en la cabeza, mi amor por El Majareta creció tanto que comencé a buscar todo lo que tuviera que ver con él, su vida y su obra.
La Colección Carlos Martín Ballester, que comenzó con Don Antonio Chacón, edita ahora esta obra sobre Manuel Torres y lo ha hecho en una edición de lujo, con una biografía muy documentada –aunque excesivamente técnica, en mi opinión, no analizando a fondo al genio de la jerezana calle Álamos- y el análisis de su obra, algo fundamental en cualquier biografía. Hay que destacar no solo el trabajo de Carlos Martín sino el de Ramón Soler Díaz y Norberto Torres, sobre todo, sin desmerecer el de José Manuel Gamboa, quien profundiza bastante menos. Entre todos han logrado una obra que, aunque acaba de salir, es ya fundamental en la bibliografía flamenca.
Además de echar de menos en esta obra una mayor profundización en el carácter y la vida del genio, también he echado en falta un análisis más pormenorizado de la Sevilla que vivió el cantaor, de esos treinta y tantos años que residió Torres en la capital andaluza, en la que dejó su esencia, pero en la que también bebió bastante. Asimismo, algo más de información sobre la familia del cantaor, tanto la de Algeciras como la de Jerez, la paterna como la materna, porque me parece algo fundamental.
Digo esto porque esta obra cerrará prácticamente la biografía de El Niño de Jerez, por su envergadura y calidad. No solo es lo mejor que se ha hecho hasta ahora sobre este artista, lo más completo, sino de lo mejor que se ha hecho jamás sobre algún otro cantaor de flamenco, y es algo que tenemos que agradecerle a Carlos Martín, quien seguirá aportando su entusiasmo, sabiduría y pasión. Nadie como él conoce el campo de la discografía antigua, la de pizarra, y tenemos la suerte de que es un hombre generoso al que no le importa arriesgar su patrimonio personal para que todos sepamos un poco más sobre lo que dejaron aquellos héroes del cante jondo que, como en el caso de Manuel, se fueron en la miseria.
Este segundo volumen de la colección que lleva el nombre de Carlos Martín, dedicado al genial Torres, confirma que estamos haciendo mejor las cosas en este campo, el de la investigación, tan importante para que nuestros jóvenes artistas y aficionados tengan una fuente fiable en la que poder beber. El próximo volumen estará dedicado a Tomás Pavón, otro genio del cante, sevillano de la Puerta Osario y hermano de La Niña de los Peines. Chacón, Torres y Tomás, tres pilares imprescindibles para entender toda una teoría del mejor cante de la historia.