Una vez más vuelvo a llamar la atención sobre le necesidad de darle una vuelta a los concursos o reñideros flamencos, que es como yo les llamo. No son ya tan necesarios como hace tres o cuatro décadas y, sin que tengan que desaparecer del todo, no estaría mal sentarse a hablar sobre la necesidad de plantearse si se deben seguir celebrando tantos, para empezar, o que pasen a la historia. Lo digo especialmente por el Festival de las Minas de este año, con el resultado, las pataletas de los perdedores y el incierto futuro que se les abre a los ganadores, sobre todo a la ganadora de la Lámpara, la sevillana de los Palacios y Villafranca María José Carrasco, y el ganador del Bordón Minero, el guitarrista madrileño Agustín Carbonel El Bola, un veterano ya del toque.
¿Tanto dinero, trabajo y esfuerzo para esto? ¿No se crea más desilusión que ilusión? El concurso de flamenco tiene algún sentido si persigue el descubrimiento de jóvenes valores y su posterior promoción. ¿Qué ha descubierto La Unión este año? No estuve presente en la final, pero he podido escuchar algo en Internet y el nivel ha sido, creo, demasiado bajo. Eso para empezar. Como no estuve no quiero entrar en la calidad o no de cada concursante, que para eso están los que fueron a analizar el certamen. He ido muchos años a este concurso, como jurado o como crítico, y tengo legitimidad para opinar en general sobre el certamen y lo he hecho muchas veces, aunque cada vez me interese menos este concurso y todos en general.
La última vez que escribí sobre los concursos tuve problemas con algunos veteranos cantaores que siguen yendo a estos certámenes a por el dinero. Sí, a por el dinero. No lo digo en inglés, sino en andaluz. A por la pasta. Cada uno es libre de ganarse la vida como pueda o sepa y si les dejan, vale. ¿Qué hacen cantaores de más de cincuenta años en los concursos? ¿Irían si en vez de dinero dieran un lote de libros o discos? Por tanto, el gran problema de los concursos es que no están dedicados por completo al descubrimiento de jóvenes valores y su posterior promoción. En la mayoría de los casos los organizan para tener seis meses de cante por seis mil euros.
El concurso más potente de todos es el de La Unión. Precisamente por este motivo, es el que debe hacer que esto cambie. Se va mucho dinero en los concursos de cante flamenco y hay muchos artistas pasando calamidades. Si se trata de descubrir nuevos valores, que es para lo que se crearon, ahora hay otros medios mejores, como por ejemplo las redes sociales, Internet. No hace mucho tiempo puse un vídeo grabado con mi propio móvil de un chaval de 12 años cantando una seguiriya y en dos días había sido visto por treinta mil personas.
Lo vuelvo a decir. Tengo una nueva idea de concurso flamenco y me gustaría llevarla a cabo. ¿Cuánto nos apostamos a que no les interesa a ninguno de los organizadores de certámenes?